lunes, 30 de junio de 2008
Femme fatale
Y que el gallardo mancebo no crea que voy a salvarle de morir ahogado, porque no pienso...
Hace algún tiempo, puede. Ahora, rotundamente, no.
Nadie ha dicho que no pueda haber dejado la armadura (de armas bermejas, siempre) por ahí. Yo sólo digo que no espere ser salvado. Me quedaré impasible tocando mi lira. O leyendo poemas (tampoco ha dicho nadie que no tenga un libro escondido por ahí detrás). O, tal vez, me dé un baño. O le dé a él una patada en cuanto se me seque la cola del todo y vuelva a tener piernas.
La posibilidad de que no se esté ahogando y sólo sea torpe para subir ni la contemplamos.
Dixit.
Sí, soy una mujer fatal. A veces. Lo aprendí viendo cine.
Doctor Glas
Queremos ser amados
O en su defecto, admirados
O en su defecto, temidos
O en su defecto, odiados y despreciados:
Queremos despertar en los demás algún tipo de emoción.
El alma se estremece ante el vacío y quiere entrar en contacto a cualquier precio.
Hjalmar Söderberg, Doctor Glas
Lo leí hace algo más de un año (estaba entre las entradas de mi finiquitado blog anterior) y lo busqué para comprarlo el viernes. Pese a lo nada original del texto de arriba, se trata de uno de los libros que más me hayan gustado en la vida. Ni sabía de su existencia, hasta que cierta vampira que se asoma de vez en cuando por aquí, me lo puso en la mano (en la biblioteca geral, en medio de todo cátedra blanco) al grito de "es de un médico con conflictos". Es la hostia. Y en Follas Novas no lo tenían.
El texto que yo quería poner era otro, pero parece que sólo me ha llamado la atención a mí, no se encuentra buscando en internet.
Y mi libreta de citas está en casa.
Cuando tenga internet, se avecinan millones de entradas sacadas de mis libretas de citas. Encontré una del instituto el otro día.
Mientras, la última que merece ser citada. Es de segunda mano, a mí se me pasó en medio de lo dolorosamente bello de Un amor de Swan: "En cuanto a las mujeres bellas, las dejaremos para los hombres sin imaginación." Proust era mucho Proust.
Vuelvo con trovadores sufriendo por amores estúpidos.
Quiero releer El lobo estepario. Hace como un mes que me ronda. Tal vez más.
Mientras, leo la segunda novela de Phillip Roth. Y a Christina Rossetti, comprada el viernes.
Miento. Eso lo hice anoche. Ahora, transcribo trovadores.
No hay peor lujuria que la de pensar
No hay peor lujuria que pensar.
Es pura lascivia que se propaga cual hierbajo anemófilo
por los parterres reservados a las margaritas.
Nada hay sagrado para quienes piensan.
Con descaro llaman a las cosas por su nombre,
elaboran análisis disipados y síntesis concupiscentes,
se entregan a la salvaje y libertina persecución de la verdad desnuda,
al toqueteo libidinoso de temas delicados,
al roce de opiniones. Y se quedan tan anchos.
A la luz del día o al abrigo de la noche,
se juntan en parejas , triángulos y círculos.
No importan sexo ni edad de los integrantes.
Les brillan los ojos, les arden las mejillas.
El amigo pervierte al amigo.
Hijas depravadas corrompen a sus padres.
El hermano celestinea con su hermana menor.
Les apetecen otros frutos,
los del árbol prohibido de la ciencia,
y no las nalgas rosadas de las revistas en color,
ni la pornografía al uso, ingenua en el fondo.
Les divierten los libros sin estampas,
con único interés : ciertas frases
subrayadas a uña o a lápiz rojo.
¡Qué espanto!¡En qué posturas,
y con qué escabrosa simplicidad
se deja una mente fecundar por otra!
No constan ni en el mismísimo Kamasutra.
En estas citas sólo el té está caliente.
La gente se sienta, mueve los labios.
Cruza las piernas, pero cada cual las propias.
Así, un pie descansa en el suelo,
y el otro, el libre, se columpia en el aire.
Sólo de vez en cuando alguien se levanta,
se acerca a la ventana
y por una rendija de la persiana
fisga la calle.
Wislawa Szymborska
Remember
Gone far away into the silent land;
When you can no more hold me by the hand,
Nor I half turn to go yet turning stay.
Remember me when no more day by day
You tell me of our future that you planned:
Only remember me; you understand
It will be late to counsel then or pray.
Yet if you should forget me for a while
And afterwards remember, do not grieve:
For if the darkness and corruption leave
A vestige of the thoughts that once I had,
Better by far you should forget and smile
Than that you should remember and be sad.
Christina Rossetti
Give me a Leonard Cohen afterworld
PENNYROYAL TEA
I'm on my time with everyone
I have very bad posture
Sit and drink Pennyroyal Tea
Distill the life that's inside of me
Sit and drink Pennyroyal Tea
I'm anemic royalty
Give me a Leonard Cohen afterworld
So I can sigh eternally
I'm so tired I can't sleep
I'm anemic royalty
I'm a liar and a thief
I'm anemic royalty
I'm on warm milk and laxatives
Cherry-flavored antacids
Sit and drink Pennyroyal Tea
Distill the life that's inside of me
Sit and drink Pennyroyal Tea
I'm anemic royalty
Nirvana
Hace más de diez años ya... yo escuchaba a Nirvana por esas épocas y en casa sólo había dos cajas de Aspirina y una de Paracetamol. Y mis ampollas de hierro. Yo también tengo anemia, no retengo el hierro. El médico acaba de volver a darme hierro, ahora en pastillas. No amenazó con hacerme comer carne. Fue entonces también cuando empecé a hablar de volverme vegetariana.
Ayer escuché a Nirvana tras muchos meses sin hacerlo (nunca ha dejado de gustarme) y escribí sobre ello. Lo ficcionalicé. Vuelvo, como entonces, a pelear con mi incapacidad de crear un personaje. Era la primera vez.
No tenía hierbabuena, se me acabó hace cosa de un mes. Me encanta la hierbabuena.
Y me di cuenta, escuchando a Nirvana y escribiendo sobre "aquella" adolescencia, la que quería enterrar, que mi vida transcurre en ciclos de diez años. Los cuatro y los catorce fueron espantosos. Los 24, sin llegar a ello (difícilmente superables ambos) no han sido nada buenos. Los 27 y los 28, cuando lleguen, se auguran la hostia. Los 17 y los 18 estuvieron llenos de revelaciones. También los 16, pero en menor medida. Veremos los 25. Ni los 5 ni los 15 fueron especialmente memorables, pero tampoco terribles. Comparados con los 4 y los 14, los 24 han sido una bendición. "Sólo" he estado enferma la mitad del tiempo.
Sí, se acercan los 25. Y yo aún no he superado mis eternos retornos.
Supongo que, como lo de ser patosa, forma parte de mi encanto. Como la ciclotimia.
Este blog se está convirtiendo en el otro. Tanto que me he planteado repetir la cita de Doctor Glas. Pero necesito buscarla.
Mientras, los trovadores cantan sus amores imposibles.
Creo que he superado ese eterno retorno. Pero nunca se sabe.
Espero que la canción se escuche bien.
Y lo dicho. Sit and drink Pennyroyal Tea.
miércoles, 25 de junio de 2008
Efemérides II
Pero ahora, mirando nuevamente en la Wikipedia (acabé de trabajar por hoy, pero aún no es la hora), acabo de descubrir que nací el mismo día que Hawthorne y doce años después de la muerte de Derleth. Que no son ni con mucho dos de mis escritores favoritos de terror, pero sí me parece significativo y pienso citarlo a partir de ahora.
El terror, como las nínfulas, como Hannibal Lecter, como tantas cosas, está al caer...
Mientras, me planteo que el rato de antes de marchar no acaba nunca.
Efemérides
Se acercan mis 25 y no quiero trabajar. Por este orden. Así que me acabo de dar una vuelta por la wikipedia a ver qué pasaba el 25 de junio. Y de todo...
Resaltables (entre otras): nacimiento de Gaudí y Siza (a Gaudí lo llevo rumiando días y muero de ganas de volver a Barcelona), fallecimiento de Alma Tadema (y mi debilidad por los prerrafaelistas...) y publicación de El Diario de Ana Frank. Que hace muchos meses que es barajado como próximo regalo a mi ahijada. Entre otros muchos.
Podría poner fotos de todo y fragmentos del libro. Pero sólo dejo un cuadro de Alma-Tadema, el eterno pendiente en el fotolog (siempre hay un Waterhouse que se adelanta)
Y añadir que Ana Frank era, en el fondo, una nínfula más. Y se aproxima la entrada de las nínfulas, claro que sí. Cuando saca el espejo para ver como la miran sus compañeros... lástima no conviviera con ningún adulto interesante! Podría añadir también la teoría de mi hermano (el primer gran desmitificador de mi vida, al tiempo que el suministrador de los libros que más me gustaban) según la cual el libro lo habría escrito el padre.
Pero eso implicaría que se me fuese más la olla y no se trata de eso aquí ni ahora.
El poeta es un pequeño dios
ARTE POÉTICA
Que el verso sea como una llave que abra mil puertas.
Una hoja cae; algo pasa volando;
cuanto miren los ojos, creado sea,
y el alma del oyente quede temblando.
Inventa mundos nuevos y cuida tu palabra;
el adjetivo, cuando no da vida, mata.
Estamos en el cielo de los versos.
El músculo cuelga,
como recuerdo, en los museos;
mas no por eso tenemos menos fuerza;
el vigor verdadero
reside en la cabeza.
¿Por qué cantáis la rosa, oh, poetas?
¡Hacedla florecer en el poema!
Sólo para vosotros
viven todas las cosas bajo el sol.
El poeta es un pequeño Dios.
Vicente Huidobro
martes, 24 de junio de 2008
Mi cuadro favorito
Desde que el mundo es mundo y yo era una criatura rarita. Antes de la adolescencia rebelde. Muchos años antes de desesperar a psicólogos del colegio. Incluso antes de desesperar a mi padre (mi madre siempre tuvo paciencia). Desde que lo vi por primera vez.
Ayer no me compré el libro de Taschen del Expresionismo porque era uno más para cargar en la mudanza. Esto es, me lo compraré la semana que viene. Seguro.
Por lo demás, Aullido (en los dos posts anteriores) me persigue desde hace como diez días. Al margen del anuncio de coche en el que leen a Kerouak. Ayer hablábamos (durante un concierto en que nos tiraron un gorro) de lo cíclico de determinados autores. Kerouak y Ginsberg lo son casi tanto como Hermann Hesse. Yo a quien amo es a Hermann Hesse, pero Aullido me gusta mucho.
Pero esta entrada iba por el cuadro, así que ya está.
Howl
For Carl Solomon
I
I saw the best minds of my generation destroyed by
madness, starving hysterical naked,
dragging themselves through the negro streets at dawn
looking for an angry fix,
angelheaded hipsters burning for the ancient heavenly
connection to the starry dynamo in the machin-
ery of night,
who poverty and tatters and hollow-eyed and high sat
up smoking in the supernatural darkness of
cold-water flats floating across the tops of cities
contemplating jazz,
who bared their brains to Heaven under the El and
saw Mohammedan angels staggering on tene-
ment roofs illuminated,
who passed through universities with radiant cool eyes
hallucinating Arkansas and Blake-light tragedy
among the scholars of war,
who were expelled from the academies for crazy &
publishing obscene odes on the windows of the
skull,
who cowered in unshaven rooms in underwear, burn-
ing their money in wastebaskets and listening
to the Terror through the wall,
who got busted in their pubic beards returning through
Laredo with a belt of marijuana for New York,
who ate fire in paint hotels or drank turpentine in
Paradise Alley, death, or purgatoried their
torsos night after night
with dreams, with drugs, with waking nightmares, al-
cohol and cock and endless balls,
incomparable blind; streets of shuddering cloud and
lightning in the mind leaping toward poles of
Canada & Paterson, illuminating all the mo-
tionless world of Time between,
Peyote solidities of halls, backyard green tree cemetery
dawns, wine drunkenness over the rooftops,
storefront boroughs of teahead joyride neon
blinking traffic light, sun and moon and tree
vibrations in the roaring winter dusks of Brook-
lyn, ashcan rantings and kind king light of mind,
who chained themselves to subways for the endless
ride from Battery to holy Bronx on benzedrine
until the noise of wheels and children brought
them down shuddering mouth-wracked and
battered bleak of brain all drained of brilliance
in the drear light of Zoo,
who sank all night in submarine light of Bickford's
floated out and sat through the stale beer after
noon in desolate Fugazzi's, listening to the crack
of doom on the hydrogen jukebox,
who talked continuously seventy hours from park to
pad to bar to Bellevue to museum to the Brook-
lyn Bridge,
lost battalion of platonic conversationalists jumping
down the stoops off fire escapes off windowsills
off Empire State out of the moon,
yacketayakking screaming vomiting whispering facts
and memories and anecdotes and eyeball kicks
and shocks of hospitals and jails and wars,
whole intellects disgorged in total recall for seven days
and nights with brilliant eyes, meat for the
Synagogue cast on the pavement,
who vanished into nowhere Zen New Jersey leaving a
trail of ambiguous picture postcards of Atlantic
City Hall,
suffering Eastern sweats and Tangerian bone-grind-
ings and migraines of China under junk-with-
drawal in Newark's bleak furnished room,
who wandered around and around at midnight in the
railroad yard wondering where to go, and went,
leaving no broken hearts,
who lit cigarettes in boxcars boxcars boxcars racketing
through snow toward lonesome farms in grand-
father night,
who studied Plotinus Poe St. John of the Cross telep-
athy and bop kabbalah because the cosmos in-
stinctively vibrated at their feet in Kansas,
who loned it through the streets of Idaho seeking vis-
ionary indian angels who were visionary indian
angels,
who thought they were only mad when Baltimore
gleamed in supernatural ecstasy,
who jumped in limousines with the Chinaman of Okla-
homa on the impulse of winter midnight street
light smalltown rain,
who lounged hungry and lonesome through Houston
seeking jazz or sex or soup, and followed the
brilliant Spaniard to converse about America
and Eternity, a hopeless task, and so took ship
to Africa,
who disappeared into the volcanoes of Mexico leaving
behind nothing but the shadow of dungarees
and the lava and ash of poetry scattered in fire
place Chicago,
who reappeared on the West Coast investigating the
F.B.I. in beards and shorts with big pacifist
eyes sexy in their dark skin passing out incom-
prehensible leaflets,
who burned cigarette holes in their arms protesting
the narcotic tobacco haze of Capitalism,
who distributed Supercommunist pamphlets in Union
Square weeping and undressing while the sirens
of Los Alamos wailed them down, and wailed
down Wall, and the Staten Island ferry also
wailed,
who broke down crying in white gymnasiums naked
and trembling before the machinery of other
skeletons,
who bit detectives in the neck and shrieked with delight
in policecars for committing no crime but their
own wild cooking pederasty and intoxication,
who howled on their knees in the subway and were
dragged off the roof waving genitals and manu-
scripts,
who let themselves be fucked in the ass by saintly
motorcyclists, and screamed with joy,
who blew and were blown by those human seraphim,
the sailors, caresses of Atlantic and Caribbean
love,
who balled in the morning in the evenings in rose
gardens and the grass of public parks and
cemeteries scattering their semen freely to
whomever come who may,
who hiccuped endlessly trying to giggle but wound up
with a sob behind a partition in a Turkish Bath
when the blond & naked angel came to pierce
them with a sword,
who lost their loveboys to the three old shrews of fate
the one eyed shrew of the heterosexual dollar
the one eyed shrew that winks out of the womb
and the one eyed shrew that does nothing but
sit on her ass and snip the intellectual golden
threads of the craftsman's loom,
who copulated ecstatic and insatiate with a bottle of
beer a sweetheart a package of cigarettes a can-
dle and fell off the bed, and continued along
the floor and down the hall and ended fainting
on the wall with a vision of ultimate cunt and
come eluding the last gyzym of consciousness,
who sweetened the snatches of a million girls trembling
in the sunset, and were red eyed in the morning
but prepared to sweeten the snatch of the sun
rise, flashing buttocks under barns and naked
in the lake,
who went out whoring through Colorado in myriad
stolen night-cars, N.C., secret hero of these
poems, cocksman and Adonis of Denver-joy
to the memory of his innumerable lays of girls
in empty lots & diner backyards, moviehouses'
rickety rows, on mountaintops in caves or with
gaunt waitresses in familiar roadside lonely pet-
ticoat upliftings & especially secret gas-station
solipsisms of johns, & hometown alleys too,
who faded out in vast sordid movies, were shifted in
dreams, woke on a sudden Manhattan, and
picked themselves up out of basements hung
over with heartless Tokay and horrors of Third
Avenue iron dreams & stumbled to unemploy-
ment offices,
who walked all night with their shoes full of blood on
the snowbank docks waiting for a door in the
East River to open to a room full of steamheat
and opium,
who created great suicidal dramas on the apartment
cliff-banks of the Hudson under the wartime
blue floodlight of the moon & their heads shall
be crowned with laurel in oblivion,
who ate the lamb stew of the imagination or digested
the crab at the muddy bottom of the rivers of
Bowery,
who wept at the romance of the streets with their
pushcarts full of onions and bad music,
who sat in boxes breathing in the darkness under the
bridge, and rose up to build harpsichords in
their lofts,
who coughed on the sixth floor of Harlem crowned
with flame under the tubercular sky surrounded
by orange crates of theology,
who scribbled all night rocking and rolling over lofty
incantations which in the yellow morning were
stanzas of gibberish,
who cooked rotten animals lung heart feet tail borsht
& tortillas dreaming of the pure vegetable
kingdom,
who plunged themselves under meat trucks looking for
an egg,
who threw their watches off the roof to cast their ballot
for Eternity outside of Time, & alarm clocks
fell on their heads every day for the next decade,
who cut their wrists three times successively unsuccess-
fully, gave up and were forced to open antique
stores where they thought they were growing
old and cried,
who were burned alive in their innocent flannel suits
on Madison Avenue amid blasts of leaden verse
& the tanked-up clatter of the iron regiments
of fashion & the nitroglycerine shrieks of the
fairies of advertising & the mustard gas of sinis-
ter intelligent editors, or were run down by the
drunken taxicabs of Absolute Reality,
who jumped off the Brooklyn Bridge this actually hap-
pened and walked away unknown and forgotten
into the ghostly daze of Chinatown soup alley
ways & firetrucks, not even one free beer,
who sang out of their windows in despair, fell out of
the subway window, jumped in the filthy Pas-
saic, leaped on negroes, cried all over the street,
danced on broken wineglasses barefoot smashed
phonograph records of nostalgic European
1930s German jazz finished the whiskey and
threw up groaning into the bloody toilet, moans
in their ears and the blast of colossal steam
whistles,
who barreled down the highways of the past journeying
to each other's hotrod-Golgotha jail-solitude
watch or Birmingham jazz incarnation,
who drove crosscountry seventytwo hours to find out
if I had a vision or you had a vision or he had
a vision to find out Eternity,
who journeyed to Denver, who died in Denver, who
came back to Denver & waited in vain, who
watched over Denver & brooded & loned in
Denver and finally went away to find out the
Time, & now Denver is lonesome for her heroes,
who fell on their knees in hopeless cathedrals praying
for each other's salvation and light and breasts,
until the soul illuminated its hair for a second,
who crashed through their minds in jail waiting for
impossible criminals with golden heads and the
charm of reality in their hearts who sang sweet
blues to Alcatraz,
who retired to Mexico to cultivate a habit, or Rocky
Mount to tender Buddha or Tangiers to boys
or Southern Pacific to the black locomotive or
Harvard to Narcissus to Woodlawn to the
daisychain or grave,
who demanded sanity trials accusing the radio of hyp
notism & were left with their insanity & their
hands & a hung jury,
who threw potato salad at CCNY lecturers on Dadaism
and subsequently presented themselves on the
granite steps of the madhouse with shaven heads
and harlequin speech of suicide, demanding in-
stantaneous lobotomy,
and who were given instead the concrete void of insulin
Metrazol electricity hydrotherapy psycho-
therapy occupational therapy pingpong &
amnesia,
who in humorless protest overturned only one symbolic
pingpong table, resting briefly in catatonia,
returning years later truly bald except for a wig of
blood, and tears and fingers, to the visible mad
man doom of the wards of the madtowns of the
East,
Pilgrim State's Rockland's and Greystone's foetid
halls, bickering with the echoes of the soul, rock-
ing and rolling in the midnight solitude-bench
dolmen-realms of love, dream of life a night-
mare, bodies turned to stone as heavy as the
moon,
with mother finally ******, and the last fantastic book
flung out of the tenement window, and the last
door closed at 4. A.M. and the last telephone
slammed at the wall in reply and the last fur-
nished room emptied down to the last piece of
mental furniture, a yellow paper rose twisted
on a wire hanger in the closet, and even that
imaginary, nothing but a hopeful little bit of
hallucination
ah, Carl, while you are not safe I am not safe, and
now you're really in the total animal soup of
time
and who therefore ran through the icy streets obsessed
with a sudden flash of the alchemy of the use
of the ellipse the catalog the meter & the vibrat-
ing plane,
who dreamt and made incarnate gaps in Time & Space
through images juxtaposed, and trapped the
archangel of the soul between 2 visual images
and joined the elemental verbs and set the noun
and dash of consciousness together jumping
with sensation of Pater Omnipotens Aeterna
Deus
to recreate the syntax and measure of poor human
prose and stand before you speechless and intel-
ligent and shaking with shame, rejected yet con-
fessing out the soul to conform to the rhythm
of thought in his naked and endless head,
the madman bum and angel beat in Time, unknown,
yet putting down here what might be left to say
in time come after death,
and rose reincarnate in the ghostly clothes of jazz in
the goldhorn shadow of the band and blew the
suffering of America's naked mind for love into
an eli eli lamma lamma sabacthani saxophone
cry that shivered the cities down to the last radio
with the absolute heart of the poem of life butchered
out of their own bodies good to eat a thousand
years.
II
What sphinx of cement and aluminum bashed open
their skulls and ate up their brains and imagi-
nation?
Moloch! Solitude! Filth! Ugliness! Ashcans and unob
tainable dollars! Children screaming under the
stairways! Boys sobbing in armies! Old men
weeping in the parks!
Moloch! Moloch! Nightmare of Moloch! Moloch the
loveless! Mental Moloch! Moloch the heavy
judger of men!
Moloch the incomprehensible prison! Moloch the
crossbone soulless jailhouse and Congress of
sorrows! Moloch whose buildings are judgment!
Moloch the vast stone of war! Moloch the stun-
ned governments!
Moloch whose mind is pure machinery! Moloch whose
blood is running money! Moloch whose fingers
are ten armies! Moloch whose breast is a canni-
bal dynamo! Moloch whose ear is a smoking
tomb!
Moloch whose eyes are a thousand blind windows!
Moloch whose skyscrapers stand in the long
streets like endless Jehovahs! Moloch whose fac-
tories dream and croak in the fog! Moloch whose
smokestacks and antennae crown the cities!
Moloch whose love is endless oil and stone! Moloch
whose soul is electricity and banks! Moloch
whose poverty is the specter of genius! Moloch
whose fate is a cloud of sexless hydrogen!
Moloch whose name is the Mind!
Moloch in whom I sit lonely! Moloch in whom I dream
Angels! Crazy in Moloch! Cocksucker in
Moloch! Lacklove and manless in Moloch!
Moloch who entered my soul early! Moloch in whom
I am a consciousness without a body! Moloch
who frightened me out of my natural ecstasy!
Moloch whom I abandon! Wake up in Moloch!
Light streaming out of the sky!
Moloch! Moloch! Robot apartments! invisible suburbs!
skeleton treasuries! blind capitals! demonic
industries! spectral nations! invincible mad
houses! granite cocks! monstrous bombs!
They broke their backs lifting Moloch to Heaven! Pave-
ments, trees, radios, tons! lifting the city to
Heaven which exists and is everywhere about
us!
Visions! omens! hallucinations! miracles! ecstasies!
gone down the American river!
Dreams! adorations! illuminations! religions! the whole
boatload of sensitive bullshit!
Breakthroughs! over the river! flips and crucifixions!
gone down the flood! Highs! Epiphanies! De-
spairs! Ten years' animal screams and suicides!
Minds! New loves! Mad generation! down on
the rocks of Time!
Real holy laughter in the river! They saw it all! the
wild eyes! the holy yells! They bade farewell!
They jumped off the roof! to solitude! waving!
carrying flowers! Down to the river! into the
street!
III
Carl Solomon! I'm with you in Rockland
where you're madder than I am
I'm with you in Rockland
where you must feel very strange
I'm with you in Rockland
where you imitate the shade of my mother
I'm with you in Rockland
where you've murdered your twelve secretaries
I'm with you in Rockland
where you laugh at this invisible humor
I'm with you in Rockland
where we are great writers on the same dreadful
typewriter
I'm with you in Rockland
where your condition has become serious and
is reported on the radio
I'm with you in Rockland
where the faculties of the skull no longer admit
the worms of the senses
I'm with you in Rockland
where you drink the tea of the breasts of the
spinsters of Utica
I'm with you in Rockland
where you pun on the bodies of your nurses the
harpies of the Bronx
I'm with you in Rockland
where you scream in a straightjacket that you're
losing the game of the actual pingpong of the
abyss
I'm with you in Rockland
where you bang on the catatonic piano the soul
is innocent and immortal it should never die
ungodly in an armed madhouse
I'm with you in Rockland
where fifty more shocks will never return your
soul to its body again from its pilgrimage to a
cross in the void
I'm with you in Rockland
where you accuse your doctors of insanity and
plot the Hebrew socialist revolution against the
fascist national Golgotha
I'm with you in Rockland
where you will split the heavens of Long Island
and resurrect your living human Jesus from the
superhuman tomb
I'm with you in Rockland
where there are twenty-five-thousand mad com-
rades all together singing the final stanzas of the Internationale
I'm with you in Rockland
where we hug and kiss the United States under
our bedsheets the United States that coughs all
night and won't let us sleep
I'm with you in Rockland
where we wake up electrified out of the coma
by our own souls' airplanes roaring over the
roof they've come to drop angelic bombs the
hospital illuminates itself imaginary walls col-
lapse O skinny legions run outside O starry
spangled shock of mercy the eternal war is
here O victory forget your underwear we're
free
I'm with you in Rockland
in my dreams you walk dripping from a sea-
journey on the highway across America in tears
to the door of my cottage in the Western night
FOOTNOTE TO HOWL
Holy! Holy! Holy! Holy! Holy! Holy! Holy! Holy! Holy!
Holy! Holy! Holy! Holy! Holy! Holy!
The world is holy! The soul is holy! The skin is holy!
The nose is holy! The tongue and cock and hand
and asshole holy!
Everything is holy! everybody's holy! everywhere is
holy! everyday is in eternity! Everyman's an
angel!
The bum's as holy as the seraphim! the madman is
holy as you my soul are holy!
The typewriter is holy the poem is holy the voice is
holy the hearers are holy the ecstasy is holy!
Holy Peter holy Allen holy Solomon holy Lucien holy
Kerouac holy Huncke holy Burroughs holy Cas-
sady holy the unknown buggered and suffering
beggars holy the hideous human angels!
Holy my mother in the insane asylum! Holy the cocks
of the grandfathers of Kansas!
Holy the groaning saxophone! Holy the bop
apocalypse! Holy the jazzbands marijuana
hipsters peace & junk & drums!
Holy the solitudes of skyscrapers and pavements! Holy
the cafeterias filled with the millions! Holy the
mysterious rivers of tears under the streets!
Holy the lone juggernaut! Holy the vast lamb of the
middle class! Holy the crazy shepherds of rebell-
ion! Who digs Los Angeles IS Los Angeles!
Holy New York Holy San Francisco Holy Peoria &
Seattle Holy Paris Holy Tangiers Holy Moscow
Holy Istanbul!
Holy time in eternity holy eternity in time holy the
clocks in space holy the fourth dimension holy
the fifth International holy the Angel in Moloch!
Holy the sea holy the desert holy the railroad holy the
locomotive holy the visions holy the hallucina-
tions holy the miracles holy the eyeball holy the
abyss!
Holy forgiveness! mercy! charity! faith! Holy! Ours!
bodies! suffering! magnanimity!
Holy the supernatural extra brilliant intelligent
kindness of the soul!
Berkeley 1955
Aullido
Para Carl Salomón
Vi las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura, hambrientas histéricas desnudas,
arrastrándose por las calles de los negros al amanecer en busca de un colérico pinchazo,
hipsters con cabezas de ángel ardiendo por la antigua conexión celestial con el estrellado dínamo de la maquinaria nocturna,
que pobres y harapientos y ojerosos y drogados pasaron la noche fumando en la oscuridad sobrenatural de apartamentos de agua fría, flotando sobre las cimas de las ciudades contemplando jazz,
que desnudaron sus cerebros ante el cielo bajo el El y vieron ángeles mahometanos tambaleándose sobre techos iluminados,
que pasaron por las universidades con radiantes ojos imperturbables alucinando Arkansas y tragedia en la luz de Blake entre los maestros de la guerra,
que fueron expulsados de las academias por locos y por publicar odas obscenas en las ventanas de la calavera,
que se acurrucaron en ropa interior en habitaciones sin afeitar, quemando su dinero en papeleras y escuchando al Terror a través del muro,
que fueron arrestados por sus barbas púbicas regresando por Laredo con un cinturón de marihuana hacia Nueva York,
que comieron fuego en hoteles de pintura o bebieron trementina en Paradise Alley, muerte, o sometieron sus torsos a un purgatorio noche tras noche,
con sueños, con drogas, con pesadillas que despiertan, alcohol y verga y bailes sin fin,
incomparables callejones de temblorosa nube y relámpago en la mente saltando hacia los polos de Canadá y Paterson, iluminando todo el inmóvil mundo del intertiempo,
realidades de salones de Peyote, amaneceres de cementerio de árbol verde en el patio trasero, borrachera de vino sobre los tejados, barrios de escaparate de paseos drogados luz de tráfico de neón parpadeante, vibraciones de sol, luna y árbol en los rugientes atardeceres invernales de Brooklyn, desvaríos de cenicero y bondadosa luz reina de la mente,
que se encadenaron a los subterráneos para el interminable viaje desde Battery al santo Bronx en benzedrina hasta que el ruido de ruedas y niños los hizo caer temblando con la boca desvencijada y golpeados yermos de cerebro completamente drenados de brillo bajo la lúgubre luz del Zoológico,
que se hundieron toda la noche en la submarina luz de Bickford salían flotando y se sentaban a lo largo de tardes de cerveza desvanecida en el desolado Fugazzi’s, escuchando el crujir del Apocalipsis en el jukebox de hidrógeno,
que hablaron sin parar por setenta horas del parque al departamento al bar a Bellevue al museo al puente de Brooklyn,
un batallón perdido de conversadores platónicos saltando desde las barandas de salidas de incendio desde ventanas desde el Empire State desde la luna,
parloteando gritando vomitando susurrando hechos y memorias y anécdotas y excitaciones del globo ocular y shocks de hospitales y cárceles y guerras,
intelectos enteros expulsados en recuerdo de todo por siete días y noches con ojos brillantes, carne para la sinagoga arrojada en el pavimento,
que se desvanecieron en la nada Zen Nueva Jersey dejando un rastro de ambiguas postales del Atlantic City Hall,
sufriendo sudores orientales y crujidos de huesos tangerinos y migrañas de la china con síndrome de abstinencia en un pobremente amoblado cuarto de Newark,
que vagaron por ahí y por ahí a medianoche en los patios de ferrocarriles preguntándose dónde ir, y se iban, sin dejar corazones rotos,
que encendieron cigarrillos en furgones furgones furgones haciendo ruido a través de la nieve hacia granjas solitarias en la abuela noche,
que estudiaron a Plotino Poe San Juan de la Cruz telepatía bop kabbalah porque el cosmos instintivamente vibraba a sus pies en Kansas,
que vagaron solos por las calles de Idaho buscando ángeles indios visionarios que fueran ángeles indios visionarios,
que pensaron que tan sólo estaban locos cuando Baltimore refulgió en un éxtasis sobrenatural,
que subieron en limosinas con el chino de Oklahoma impulsados por la lluvia de pueblo luz de calle en la medianoche invernal,
que vagaron hambrientos y solitarios en Houston en busca de jazz o sexo o sopa, y siguieron al brillante Español para conversar sobre América y la Eternidad, una tarea inútil y así se embarcaron hacia África,
que desaparecieron en los volcanes de México dejando atrás nada sino la sombra de jeans y la lava y la ceniza de la poesía esparcida en la chimenea Chicago,
que reaparecieron en la costa oeste investigando al F.B.I. con barba y pantalones cortos con grandes ojos pacifistas sensuales en su oscura piel repartiendo incomprensibles panfletos,
que se quemaron los brazos con cigarrillos protestando por la neblina narcótica del tabaco del Capitalismo,
que distribuyeron panfletos supercomunistas en Union Square sollozando y desnudándose mientras las sirenas de Los Álamos aullaban por ellos y aullaban por la calle Wall, y el ferry de Staten Island también aullaba,
que se derrumbaron llorando en gimnasios blancos desnudos y temblando ante la maquinaria de otros esqueletos,
que mordieron detectives en el cuello y chillaron con deleite en autos de policías por no cometer más crimen que su propia salvaje pederastia e intoxicación,
que aullaron de rodillas en el subterráneo y eran arrastrados por los tejados blandiendo genitales y manuscritos,
que se dejaron follar por el culo por santos motociclistas, y gritaban de gozo,
que mamaron y fueron mamados por esos serafines humanos, los marinos, caricias de amor Atlántico y Caribeño,
que follaron en la mañana en las tardes en rosales y en el pasto de parques públicos y cementerios repartiendo su semen libremente a quien quisiera venir,
que hiparon interminablemente tratando de reír pero terminaron con un llanto tras la partición de un baño turco cuando el blanco y desnudo ángel vino para atravesarlos con una espada,
que perdieron sus efebos por las tres viejas arpías del destino la arpía tuerta del dólar heterosexual la arpía tuerta que guiña el ojo fuera del vientre y la arpía tuerta que no hace más que sentarse en su culo y cortar las hebras intelectuales doradas del telar del artesano,
que copularon extáticos e insaciables con una botella de cerveza un amorcito un paquete de cigarrillos una vela y se cayeron de la cama, y continuaron por el suelo y por el pasillo y terminaron desmayándose en el muro con una visión del coño supremo y eyacularon eludiendo el último hálito de conciencia,
que endulzaron los coños de un millón de muchachas estremeciéndose en el crepúsculo, y tenían los ojos rojos en las mañanas pero estaban preparados para endulzar el coño del amanecer, resplandecientes nalgas bajo graneros y desnudos en el lago,
que salieron de putas por Colorado en miríadas de autos robados por una noche, N.C. héroe secreto de estos poemas, follador y Adonis de Denver -regocijémonos con el recuerdo de sus innumerables jodiendas de muchachas en solares vacíos y patios traseros de restaurantes, en desvencijados asientos de cines, en cimas de montañas, en cuevas o con demacradas camareras en familiares solitarios levantamientos de enaguas y especialmente secretos solipsismos en baños de gasolineras y también en callejones de la ciudad natal,
que se desvanecieron en vastas y sórdidas películas, eran cambiados en sueños, despertaban en un súbito Manhattan y se levantaron en sótanos con resacas de despiadado Tokai y horrores de sueños de hierro de la tercera avenida y se tambalearon hacia las oficinas de desempleo,
que caminaron toda la noche con los zapatos llenos de sangre sobre los bancos de nieve en los muelles esperando que una puerta se abriera en el East River hacia una habitación llena de vapor caliente y opio,
que crearon grandes dramas suicidas en los farellones de los departamentos del Hudson bajo el foco azul de la luna durante la guerra y sus cabezas serán coronadas de laurel y olvido,
que comieron estofado de cordero de la imaginación o digirieron el cangrejo en el lodoso fondo de los ríos de Bowery,
que lloraron ante el romance de las calles con sus carritos llenos de cebollas y mala música,
que se sentaron sobre cajas respirando en la oscuridad bajo el puente y se levantaron para construir clavicordios en sus áticos,
que tosieron en el sexto piso de Harlem coronados de fuego bajo el cielo tubercular rodeados por cajas naranjas de Teología,
que escribieron frenéticos toda la noche balanceándose y rodando sobre sublimes encantamientos que en el amarillo amanecer eran estrofas incoherentes,
que cocinaron animales podridos pulmón corazón pié cola borsht & tortillas soñando con el puro reino vegetal,
que se arrojaron bajo camiones de carne en busca de un huevo,
que tiraron sus relojes desde el techo para emitir su voto por una eternidad fuera del tiempo, & cayeron despertadores en sus cabezas cada día por toda la década siguiente,
que cortaron sus muñecas tres veces sucesivamente sin éxito, desistieron y fueron forzados a abrir tiendas de antigüedades donde pensaron que estaban envejeciendo y lloraron,
que fueron quemados vivos en sus inocentes trajes de franela en Madison Avenue entre explosiones de versos plúmbeos & el enlatado martilleo de los férreos regimientos de la moda & los gritos de nitroglicerina de maricas de la publicidad & el gas mostaza de inteligentes editores siniestros, o fueron atropellados por los taxis ebrios de la realidad absoluta,
que saltaron del puente de Brooklyn esto realmente ocurrió y se alejaron desconocidos y olvidados dentro de la fantasmal niebla de los callejones de sopa y carros de bomba del barrio Chino, ni siquiera una cerveza gratis,
que cantaron desesperados desde sus ventanas, se cayeron por la ventana del metro, saltaron en el sucio Passaic, se abalanzaron sobre negros, lloraron por toda la calle, bailaron descalzos sobre vasos de vino rotos y discos de fonógrafo destrozados de nostálgico Europeo jazz Alemán de los años 30 se acabaron el whisky y vomitaron gimiendo en el baño sangriento, con lamentos en sus oídos y la explosión de colosales silbatos de vapor,
que se lanzaron por las autopistas del pasado viajando hacia la cárcel del gólgota -solitario mirar- autos preparados de cada uno de ellos o Encarnación de Jazz de Birmingham,
que condujeron campo traviesa por 72 horas para averiguar si yo había tenido una visión o tú habías tenido una visión o él había tenido una visión para conocer la eternidad,
que viajaron a Denver, murieron en Denver, que volvían a Denver; que velaron por Denver y meditaron y andaban solos en Denver y finalmente se fueron lejos para averiguar el tiempo, y ahora Denver extraña a sus héroes,
que cayeron de rodillas en desesperanzadas catedrales rezando por la salvación de cada uno y la luz y los pechos, hasta que al alma se le iluminó el cabello por un segundo,
que chocaron a través de su mente en la cárcel esperando por imposibles criminales de cabeza dorada y el encanto de la realidad en sus corazones que cantaba dulces blues a Alcatraz,
que se retiraron a México a cultivar un hábito o a Rocky Mount hacia el tierno Buda o a Tánger en busca de muchachos o a la Southern Pacific hacia la negra locomotora o de Harvard a Narciso a Woodland hacia la guirnalda de margaritas o a la tumba,
que exigieron juicios de cordura acusando a la radio de hipnotismo y fueron abandonados con su locura y sus manos y un jurado indeciso,
que tiraron ensalada de papas a los lectores de la CCNY sobre dadaísmo y subsiguientemente se presentan en los escalones de granito del manicomio con las cabezas afeitadas y un arlequinesco discurso de suicidio, exigiendo una lobotomía al instante,
y recibieron a cambio el concreto vacío de la insulina Metrazol electricidad hidroterapia psicoterapia terapia ocupacional ping pong y amnesia,
que en una protesta sin humor volcaron sólo una simbólica mesa de ping pong, descansando brevemente en catatonia,
volviendo años después realmente calvos excepto por una peluca de sangre, y de lágrimas y dedos, a la visible condenación del loco de los barrios de las locas ciudades del Este,
los fétidos salones del Pilgrim State Rockland y Greystones, discutiendo con los ecos del alma, balanceándose y rodando en la banca de la soledad de medianoche reinos dolmen del amor, sueño de la vida una pesadilla, cuerpos convertidos en piedra tan pesada como la luna,
con la madre finalmente ****** [i] , y el último fantástico libro arrojado por la ventana de la habitación, y a la última puerta cerrada a las 4 AM y el último teléfono golpeado contra el muro en protesta y el último cuarto amoblado vaciado hasta la última pieza de mueblería mental, un papel amarillo se irguió torcido en un colgador de alambre en el closet, e incluso eso imaginario, nada sino un esperanzado poco de alucinación-
ah, Carl, mientras no estés a salvo yo no voy a estar a salvo, y ahora estás realmente en la total sopa animal del tiempo-
y que por lo tanto corrió a través de las heladas calles obsesionado con una súbita inspiración sobre la alquimia del uso de la elipse el catálogo del medidor y el plano vibratorio,
que soñaron e hicieron aberturas encarnadas en el tiempo y el espacio a través de imágenes yuxtapuestas y atraparon al Arcángel del alma entre 2 imágenes visuales y unieron los verbos elementales y pusieron el nombre y una pieza de conciencia saltando juntos con una sensación de Pater Omnipotens Aeterna Deus
para recrear la sintaxis y medida de la pobre prosa humana y pararse frente a ti mudos e inteligentes y temblorosos de vergüenza, rechazados y no obstante confesando el alma para conformarse al ritmo del pensamiento en su desnuda cabeza sin fin,
el vagabundo demente y el ángel beat en el tiempo, desconocido, y no obstante escribiendo aquí lo que podría quedar por decir en el tiempo después de la muerte,
y se alzaron reencarnando en las fantasmales ropas del jazz en la sombra de cuerno dorado de la banda y soplaron el sufrimiento de la mente desnuda de América por el amor en un llanto de saxofón eli eli lamma lamma sabacthani que estremeció las ciudades hasta la última radio
con el absoluto corazón del poema sanguinariamente arrancado de sus cuerpos bueno para alimentarse mil años.
¿Qué esfinge de cemento y aluminio abrió sus cráneos y devoró sus cerebros y su imaginación?
¡Moloch! ¡Soledad! ¡Inmundicia! ¡Ceniceros y dólares inalcanzables! ¡Niños gritando bajo las escaleras! ¡Muchachos sollozando en ejércitos! ¡Ancianos llorando en los parques!
¡Moloch! ¡Moloch! ¡Pesadilla de Moloch! ¡Moloch el sin amor! ¡Moloch mental! ¡Moloch el pesado juez de los hombres!
¡Moloch la prisión incomprensible! ¡Moloch la desalmada cárcel de tibias cruzadas y congreso de tristezas! ¡Moloch cuyos edificios son juicio! ¡Moloch la vasta piedra de la guerra! ¡Moloch los pasmados gobiernos!
¡Moloch cuya mente es maquinaria pura! ¡Moloch cuya sangre es un torrente de dinero! ¡Moloch cuyos dedos son diez ejércitos! ¡Moloch cuyo pecho es un dínamo caníbal! ¡Moloch cuya oreja es una tumba humeante!
¡Moloch cuyos ojos son mil ventanas ciegas! ¡Moloch cuyos rascacielos se yerguen en las largas calles como inacabables Jehovás! ¡Moloch cuyas fábricas sueñan y croan en la niebla! ¡Moloch cuyas chimeneas y antenas coronan las ciudades!
¡Moloch cuyo amor es aceite y piedra sin fin! ¡Moloch cuya alma es electricidad y bancos! ¡Moloch cuya pobreza es el espectro del genio! ¡Moloch cuyo destino es una nube de hidrógeno asexuado! ¡Moloch cuyo nombre es la mente!
¡Moloch en quien me asiento solitario! ¡Moloch en quien sueño ángeles! ¡Demente en Moloch! ¡Chupa vergas en Moloch! ¡Sin amor ni hombre en Moloch!
¡Moloch quien entró tempranamente en mi alma! ¡Moloch en quien soy una conciencia sin un cuerpo! ¡Moloch quien me ahuyentó de mi éxtasis natural! ¡Moloch a quien yo abandono! ¡Despierten en Moloch! ¡Luz chorreando del cielo!
¡Moloch! ¡Moloch! ¡Departamentos robots! ¡Suburbios invisibles! ¡Tesorerías esqueléticas!
¡Capitales ciegas! ¡Industrias demoníacas! ¡Naciones espectrales! ¡Invencibles manicomios! ¡Vergas de granito! ¡Bombas monstruosas!
¡Rompieron sus espaldas levantando a Moloch hasta el cielo! ¡Pavimentos, árboles, radios, toneladas! ¡Levantando la ciudad al cielo que existe y está alrededor nuestro!
¡Visiones! ¡Presagios! ¡Alucinaciones! ¡Milagros! ¡Éxtasis! ¡Arrastrados por el río americano!
¡Sueños! ¡Adoraciones! ¡Iluminaciones! ¡Religiones! ¡Todo el cargamento de mierda sensible!
¡Progresos! ¡Sobre el río! ¡Giros y crucifixiones! ¡Arrastrados por la corriente! ¡Epifanías! ¡Desesperaciones! ¡Diez años de gritos animales y suicidios! ¡Mentes! ¡Nuevos amores! ¡Generación demente! ¡Abajo sobre las rocas del tiempo!
¡Auténtica risa santa en el río! ¡Ellos lo vieron todo! ¡Los ojos salvajes! ¡Los santos gritos! ¡Dijeron hasta luego! ¡Saltaron del techo! ¡Hacia la soledad! ¡Despidiéndose! ¡Llevando flores! ¡Hacia el río! ¡Por la calle!
¡Carl Solomon! Estoy contigo en Rockland
Donde estás más loco de lo que yo estoy
Estoy contigo en Rockland
Donde te debes sentir muy extraño
Estoy contigo en Rockland
Donde imitas la sombra de mi madre
Estoy contigo en Rockland
Donde has asesinado a tus doce secretarias
Estoy contigo en Rockland
Donde te ríes de este humor invisible
Estoy contigo en Rockland
Donde somos grandes escritores en la misma horrorosa máquina de escribir
Estoy contigo en Rockland
Donde tu condición se ha vuelto seria y es reportada por la radio
Estoy contigo en Rockland
Donde las facultades de la calavera no admiten más los gusanos de los sentidos
Estoy contigo en Rockland
Donde bebes el té de los pechos de las solteras de Utica
Estoy contigo en Rockland
Donde te burlas de los cuerpos de tus enfermeras las arpías del Bronx
Estoy contigo en Rockland
Donde gritas en una camisa de fuerza que estás perdiendo el juego del verdadero
ping pong del abismo
Estoy contigo en Rockland
Donde golpeas el piano catatónico el alma es inocente e inmortal jamás debería
morir sin dios en una casa de locos armada
Estoy contigo en Rockland
Donde cincuenta shocks más no te devolverán nunca tu alma a su cuerpo de su
peregrinaje a una cruz en el vacío
Estoy contigo en Rockland
Donde acusas a tus doctores de locura y planeas la revolución socialista hebrea
contra el Gólgota nacional fascista
Estoy contigo en Rockland
Donde abres los cielos de Long Island y resucitas a tu Jesús humano y viviente de la
tumba sobrehumana
Estoy contigo en Rockland
Donde hay veinticinco mil camaradas locos juntos cantando las estrofas finales de
La Internacional
Estoy contigo en Rockland
Donde abrazamos y besamos a los Estados Unidos bajo nuestras sábanas los
Estados Unidos que tosen toda la noche y no nos dejan dormir
Estoy contigo en Rockland
Donde despertamos electrificados del coma por el rugir de los aeroplanos de
nuestras propias almas sobre el tejado ellos han venido para lanzar bombas
angelicales el hospital se ilumina a sí mismo colapsan muros imaginarios Oh
escuálidas legiones corren afuera Oh estrellado shock de compasión la guerra
eterna está aquí Oh victoria olvida tu ropa interior somos libres
Estoy contigo en Rockland
En mis sueños caminas goteando por un viaje a través del mar sobre las carreteras a
través de América llorando hasta la puerta de mi cabaña en la noche del oeste
San Francisco, 1955-1956
¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo!
¡El mundo es santo! ¡El alma es santa! ¡La piel es santa! ¡La nariz es santa! ¡La lengua y la verga y la mano y el agujero del culo son santos!
¡Todo es santo! ¡todos son santos! ¡todos los lugares son santos! ¡todo día está en la eternidad! ¡Todo hombre es un ángel!
¡El vago es tan santo como el serafín! ¡el demente es tan santo como tú mi alma eres santa!
¡La máquina de escribir es santa el poema es santo la voz es santa los oyentes son santos el éxtasis es santo!
¡Santo Peter santo Allen santo Solomon santo Lucien santo Kerouac santo Huncke santo Burroughs santo Cassady santos los desconocidos locos y sufrientes mendigos santos los horribles ángeles humanos!
¡Santa mi madre en la casa de locos! ¡Santas las vergas de los abuelos de Kansas!
¡Santo el gimiente saxofón! ¡Santo el apocalipsis del bop! ¡Santas las bandas de jazz marihuana hipsters paz peyote pipas y baterías!
¡Santa las soledades de los rascacielos y pavimentos! ¡Santas las cafeterías llenas con los millones! ¡Santos los misteriosos ríos de lágrimas bajo las calles!
¡Santo el argonauta solitario! ¡Santo el vasto cordero de la clase media! ¡Santos los pastores locos de la rebelión! ¡Quien goza Los Ángeles es Los Ángeles!
¡Santa New York santa San Francisco santa Peoria & Seattle santa París santa Tánger santa Moscú santa Estambul!
¡Santo el tiempo en la eternidad santa eternidad en el tiempo santos los relojes en el espacio la cuarta dimensión santa la quinta Internacional santo el ángel en Moloch!
¡Santo el mar santo el desierto santa la vía férrea santa la locomotora santas las visiones santas las alucinaciones santos los milagros santo el globo ocular santo el abismo!
¡Santo perdón! ¡compasión! ¡caridad! ¡fe! ¡Santos! ¡Nosotros! ¡cuerpos! ¡sufriendo! ¡magnanimidad!
¡Santa la sobrenatural extra brillante inteligente bondad del alma!
Berkeley, 1955
lunes, 23 de junio de 2008
Metafísica
O que penso eu do mundo?
Sei lá o que penso do mundo!
Se eu adoecesse pensaria nisso.
Que idéia tenho eu das cousas?
Que opinião tenho sobre as causas e os efeitos?
Que tenho eu meditado sobre Deus e a alma
E sobre a criação do Mundo?
Não sei. Para mim pensar nisso é fechar os olhos
E não pensar.
É correr as cortinas
Da minha janela (mas ela não tem cortinas).
O mistério das cousas?
Sei lá o que é mistério!
O único mistério é haver quem pense no mistério.
Quem está ao sol e fecha os olhos,
Começa a não saber o que é o sol
E a pensar muitas cousas cheias de calor.
Mas abre os olhos e vê o sol,
E já não pode pensar em nada,
Porque a luz do sol vale mais que os pensamentos
De todos os filósofos e de todos os poetas.
A luz do sol não sabe o que faz
E por isso não erra e é comum e boa.
Metafísica? Que metafísica têm aquelas árvores?
A de serem verdes e copadas e de terem ramos
E a de dar fruto na sua hora, o que não nos faz pensar,
A nós, que não sabemos dar por elas.
Mas que melhor metafísica que a delas,
Que é a de não saber para que vivem
Nem saber que o não sabem?
"Constituição íntima das cousas"...
"Sentido íntimo do Universo"...
Tudo isto é falso, tudo isto não quer dizer nada.
É incrível que se possa pensar em cousas dessas.
É como pensar em razões e fins
Quando o começo da manhã está raiando, e pelos lados das árvores
Um vago ouro lustroso vai perdendo a escuridão.
Pensar no sentido íntimo das cousas
É acrescentado, como pensar na saúde
Ou levar um copo à água das fontes.
O único sentido íntimo das cousas
É elas não terem sentido íntimo nenhum.
Não acredito em Deus porque nunca o vi.
Se ele quisesse que eu acreditasse nele,
Sem dúvida que viria falar comigo
E entraria pela minha porta dentro
Dizendo-me, Aqui estou!
(Isto é talvez ridículo aos ouvidos
De quem, por não saber o que é olhar para as cousas,
Não compreende quem fala delas
Com o modo de falar que reparar para elas ensina.)
Mas se Deus é as flores e as árvores
E os montes e sol e o luar,
Então acredito nele,
Então acredito nele a toda a hora,
E a minha vida é toda uma oração e uma missa,
E uma comunhão com os olhos e pelos ouvidos.
Mas se Deus é as árvores e as flores
E os montes e o luar e o sol,
Para que lhe chamo eu Deus?
Chamo-lhe flores e árvores e montes e sol e luar;
Porque, se ele se fez, para eu o ver,
Sol e luar e flores e árvores e montes,
Se ele me aparece como sendo árvores e montes
E luar e sol e flores,
É que ele quer que eu o conheça
Como árvores e montes e flores e luar e sol.
E por isso eu obedeço-lhe,
(Que mais sei eu de Deus que Deus de si próprio?).
Obedeço-lhe a viver, espontaneamente,
Como quem abre os olhos e vê,
E chamo-lhe luar e sol e flores e árvores e montes,
E amo-o sem pensar nele,
E penso-o vendo e ouvindo,
E ando com ele a toda a hora.
A. Caeiro, heterónimo de Pessoa
Mas eu sempre serei de Álvaro de Campos e loitarei para evitar a metafísica e ela chegará em forma de papel de prata que é de folha de estanho...
BLANCANIEVES SE DESPIDE DE LOS SIETE ENANOS
Prometo escribiros, pañuelos que se pierden en el horizonte, risas que palidecen, rostros que caen sin peso sobre la hierba húmeda, donde las arañas tejen ahora sus azules telas. En la casa del bosque crujen, de noche, las viejas maderas, el viento agita raídos cortinajes, entra sólo la luna a través de las grietas. Los espejos silenciosos, ahora, qué grotescos, envenenados peines, manzanas, maleficios, qué olor a cerrado, ahora, qué grotescos. Os echaré de menos, nunca os olvidaré. Pañuelos que se pierden en el horizonte. A lo lejos se oyen golpes secos, uno tras otro los árboles se derrumban. Está en venta el jardín de los cerezos.
Leopoldo María Panero
Insomnio
Siempre soy insomne. Hoy dormí una hora y aquí estoy. Y la mitad de la veces, tengo ganas de vivir mi propio club de la lucha. No para hostiar a nadie (pese a, salió ayer en una conversación, me guste Pressing Catch) sino para ver si, a base de no dormir, invento otro proyecto Mayhen y cambio el mundo.
No se va a dar, claro que no.
jueves, 19 de junio de 2008
Isso, que marchei
Neotrovadorismo IV
Ondas do mar de Vigo
se vistes meu amigo:
que marchei.
Colectivo Ronseltz, Unicornio de cenorias que cabalgas os sábados (1994).
miércoles, 18 de junio de 2008
Um desejo absurdo de sofrer
Nas nossas ruas, ao anoitecer,
Há tal soturnidade, há tal melancolia,
Que as sombras, o bulício, o Tejo, a maresia
Despertam-me um desejo absurdo de sofrer
Cesário Verde
LEJANÍA
Mi ser henchido de barcos blancos.
Mi ser reventando sentires.
Toda yo bajo las reminiscencias de tus ojos.
Quiero destruir la picazón de tus pestañas.
Quiero rehuir la inquietud de tus labios.
Por qué tu visión fantasmagórica redondea los cálices de estas horas?
Alejandra Pizarnik
Eso digo yo. ¿Por qué?
Aunque yo todavía le doy vueltas...
todo lo que supe de tí
lo aprendí en los libros
y a lo que faltaba,
yo le puse palabras
Cristina Peri Rossi
Espero no darle la razón a Sabina y su "aunque quiera olvidar, no se me olvida que no puedo olvidarte"
Creo que tengo fiebre.
Hace más de mes y medio, ya...
Y ahora se inicia
la pequeña vida
del sobreviviente de la catástrofe del amor:
Hola, perros pequeños,
hola, vagabundos,
hola, autobuses y transeúntes.
Soy una niña de pecho
acabo de nacer
del terrible parto del amor.
Ya no amo.
Ahora puedo ejercer en el mundo
inscribirme en él
soy una pieza más del engranaje.
Ya no estoy loca.
Cristina Peri Rossi
martes, 17 de junio de 2008
Dolce far niente
lunes, 16 de junio de 2008
Me imagino que yo debo comprender todo
El descubrimiento de América
América era hija de un matrimonio de inmigrantes italianos. Una de las muchachas más hermosas de Lima. ¡Qué bien le queda su uniforme de colegiala! Su uniforme azul marino de colegiala. De colegiala que ya se cansó de serlo. De colegiala con mentalidad pre-automovilística, pre-lujosa, y prematrimonial. De colegiala que se aburre en las clases de literatura, que jamás comprendió las matemáticas, y que piensa sinceramente que Larra se suicidó por cojudo, y no por romántico. Era su último año de colegio, y no sabía como ingeniárselas para que su uniforme pareciera traje de secretaria. Usaba las faldas bastante más cortas que sus compañeras de clase, y se ponía las blusas de cuando estaba en tercero de media. ¡América! ¡América! Si no hubieras estado en colegio de monjas, tus profesores te hubieran comprendido. Pero, ¿para qué?, ¿para quién?, esas piernas tan hermosas debajo de la carpeta. Refregaba sus manos sobre sus muslos, y se llenaba de esperanzas. Las refregaba una y otra vez hasta que sonaba el timbre de salida. Tomaba el ómnibus en la avenida Arequipa, y se bajaba al llegar a la Plaza San Martín. Cruzaba la Plaza San Martín y sentía un poco de vergüenza de caminar con el uniforme azul. Pero a los hombres no les importaba: "Así vestida de azul, la haría bailar", dijo un bongosero que salía de un night club. América sintió un escalofrío. Pero los músicos no eran su género, ni tampoco ese flaco con cara de estudiante de letras, que la veía pasar diariamente, rumbo a la bodega de sus padres, en el jirón Huancavelica. Pero ese flaco no estaba esperándola hoy día, y a América le fastidió un poco no verlo.(sigue)
Declaración de principios y de intenciones. Uno de los cuentos que más me han gustado del que fue mi escritor favorito, allá por la adolescencia con biblioteca municipal en Ferrol (poco duró aquella biblioteca!). Un comienzo como otro cualquiera para mi vuelta al blog.
Sigo superando el lastre emocional. Poco a poco.
Dos entradas, ya.
Besos a todo el mundo.
domingo, 15 de junio de 2008
Vuelta
Éste queda inaugurado. Mismo nombre más un dos. Como siempre mis cuentas en todas partes.
De momento, nada más.
Seguiremos informando. Y, por supuesto, éste lo tunearé, ahora que tengo internet de verdad.
Y, como en el otro, Hannibal Lecter está al caer.
Besos para todos los que no me leen porque no tienen mi dirección.
Meryone