lunes, 20 de julio de 2009
De la buena costumbre de copiar poemas
Acusam-me de mágoa e desalento,
como se toda a pena dos meus versos
não fosse carne vossa, homens dispersos,
e a minha dor a tua, pensamento.
Hei-de cantar-vos a beleza um dia,
quando a luz que não nego abrir o escuro
da noite que nos cerca como um muro,
e chegares a teus reinos, alegria.
Entretanto, deixai que me não cale:
até que o muro fenda, a treva estale,
seja a tristeza o vinho da vingança.
A minha voz de morte é a voz da luta:
se quem confia a própria dor perscruta,
maior glória tem em ter esperança.
Carlos de Oliveira
Supongo que será de aquellas fotocopias de las clases de portugués porque no soy consciente de haber tenido un libro de Carlos de Oliveira en las manos jamás. De cualquier modo, me gusta. Todo vuestro. Supongo que cuando lo copié no pensaba posible llegar nunca al grado de beatitud existencial en el que me encuentro y que empieza a durar demasiado como para ser bueno. La bipolaridad asomará en cualquier momento y eso también será divertido. Mientras, supongo que debería terminar el TIT. Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaayyyyyyyyyyyyyyyyyyyy (a Portnoy le salía mejor y era por motivos más nobles)
viernes, 17 de julio de 2009
Sigo sin hacer el monográfico de tentaciones de San Antonio
También me doy cuenta de que Dalí es de los pintores favoritos y, teniendo en cuenta que, cuando sólo conocía a media docena de pintores y docena y media de cuadros, el Cristo de Dalí era mi segundo favorito (El grito siempre fue el primero), es un poquito vergonzoso que no tenga post, sobre todo porque tiene uno Wesselmann, joder.
¿A que no adivináis quién tiene que irse corriendo si no quiere perder también este bus?
viernes, 10 de julio de 2009
Me he enamorado (otra vez)
jueves, 9 de julio de 2009
Sophia de Mello Breyner Andresen
Sophia de Mello Breyner Andresen murió el 2 de julio de 2004 y yo, antes de soltar mi discurso digno de los mejores mítines de algunas de mis asignaturas de portugués (con la salvedad de que esto es mi blog y aquello era una clase), ya había seleccionado estos dos textos. Lo juro. Debo tener el día así porque, ahora que lo pienso, ni siquiera son de los mejores. El primero es el que venía en un taco de fotocopias.
RETRATO DE UMA PRINCESA DESCONHECIDA
Para que ela tivesse um pescoço tão fino
Para que os seus pulsos tivessem um quebrar de caule
Para que os seus olhos fossem tão frontais e limpos
Para que a sua espinha fosse tão direita
E ela usasse a cabeça tão erguida
Com uma tão simples claridade sobre a testa
Foram necessárias sucessivas gerações de escravos
De corpo dobrado e grossas mãos pacientes
Servindo sucessivas gerações de príncipes
Ainda um pouco toscos e grosseiros
Ávidos cruéis e fraudulentos
Foi um imenso desperdiçar de gente
Para que ela fosse aquela perfeição
Solitária exilada sem destino
Sophia de Mello Breyner Andresen
AS PESSOAS SENSÍVEIS
As pessoas sensíveis não são capazes
De matar galinhas
Porém são capazes
De comer galinhas
O dinheiro cheira a pobre e cheira
À roupa do seu corpo
Aquela roupa
Que depois da chuva secou sobre o corpo
Porque não tinham outra
O dinheiro cheira a pobre e cheira
A roupa
Que depois do suor não foi lavada
Porque não tinham outra
"Ganharás o pão com o suor do teu rosto"
Assim nos foi imposto
E não:
"Com o suor dos outros ganharás o pão."
Ó vendilhões do templo
Ó constructores
Das grandes estátuas balofas e pesadas
Ó cheios de devoção e de proveito
Perdoai-lhes Senhor
Porque eles sabem o que fazem.
Sophia de Mello Breyner Andresen
¿Dije algo de estar adolescente hoy? ¿No? Pues lo digo ahora...
viernes, 3 de julio de 2009
Doctor Zhivago y otros demonios
Ahora sí. Justo en la primera palabra del párrafo siguiente empezaba este post.
Circuló durante un tiempo el falso mito de que Doctor Zhivago es mi película favorita. No lo es. Es de mis absolutas favoritas, pero ni siquiera es mi favorita de David Lean. La culpa la tiene La hija de Ryan que probablemente sea un poco menos buena, pero a mí me gusta mucho más. No sólo por identificaciones múltiples (me identifico con lo hostiable de Rose Ryan y lo "adolescente con inquietudes" de Yuri Zhivago a partes iguales) ni porque, aunque Omar Shariff sea más guapo, a mí me ponga infinitamente más Robert Mitchum (de eso tienen la culpa La noche del cazador y El cabo del terror); se trata de algo irracional e indefinible, como lo son siempre filias y fobias.
Mi película favorita hace (ahora ya casi sí) diez años que es La naranja mecánica y Doctor Zhivago (por qué Doctor Zhivago pasaba la censura paterna es de los mayores misterios de la Humanidad) la recuerdo como la mayor tortura de infancia. Me la soplaba profundamente que hubiera sido rodada por aquí, la fotografía maravillosa, que a Omar Shariff le retiraran los pómulos hacia atrás y tantas otras cosas. Creo que todo menos la banda sonora. Es probable que las doscientas primeras veces que intenté verla, me haya dormido. Claro que Geraldine Chaplin bajando del tren con un pompón rosa por sombrero es algo que una niña pequeña no sabrá nunca apreciar. Y eso que la escena, pese a lo terrible del pompón, del abrigo, del manguito (me da igual que viniera de París, lo hortera lo es siempre) es de mis favoritas. No sólo de la película, de la historia del cine. No he dicho de las mejores, he dicho de mis favoritas.
Podría ir contando cómo y por qué pasó de resultarme un coñazo a ser una película que me encanta pero no se trata de eso. La cuestión es que buscaba una cita que recordaba memorable y que, o no existe o no lo es tanto. Y no porque la película no las tenga, sino porque yo la había inventado. Como había inventado que él dice "¡Lara, Lara!" en el tren cuando (además de no ser ella) no es capaz de decir nada. ¡Con la de años que llevo yo gritando "¡Lara, Lara!" cada vez que veo a Julie Christie!
Mi famoso TIT va (lo he contado más veces) de la figura del caballero entre dos damas en la narrativa cortés. Mayormente artúrica, claro. No me sale un caballero entre dos damas mejor retratado que el bueno de Yuri Zhivago. En la película. La novela es de esas que justifican que algunos (independientemente de que prefiramos cine o literatura) queramos morder cada vez que alguien dice que "una película está siempre peor que un libro." Una mala película está siempre peor que un buen libro, claro. Pero todas las demás combinaciones son imprevisibles. Véase La naranja mecánica (el libro es maravilloso, pero no tanto), El exorcista (la novela más aburrida de la Historia) o el género negro. Doctor Zhivago justifica esa otra frase contra la que llevo también media vida luchando: "una imagen vale más que mil palabras." Coged cualquier escena de la película (cualquiera). ¿Es evocadora? Perfecto: en la novela no lo es. En absoluto. Seguro que la traducción tiene mucho que ver, pero no puede ser sólo eso. Es insoportable. Hiriente. Como si hubieran escrito (mal) la novela después. La empecé hace un tiempo y no la terminé. Porque tengo más cosas que leer y porque era una tortura: dolía identificar escenas y ver que lo maravilloso de la historia es todo por obra y gracia de David Lean. El entierro, la rama que golpea en la ventana, la manifestación, Lara disparando a Komarowski, Tonya llegando, la vela en la ventana de Lara... todo tan inocuo como si en una conversación de peluquería dos imitaciones autóctonas de Paris Hilton se comentaran una a la otra "jo, tía, ¡qué fuerte!, ¿sabes la chiquita esa rubia? sí, tía, sí... esa que desvirgó el amante de su madre, el tío este que ni está bueno ni es tan rico, ¿cómo se llama? Victor algo... Victor, Victor, Victor Hipolitovich, ¿sabes? bueno, pues resulta que el otro día ella entró en una fiesta y le pegó un tiro. Sí, como lo oyes. Y estaba el médico este tan guapo con un nombre tan raro. Sí, ese que sale con la que tiene un abrigo rosa terrible que se trajo de París y los dientes tan grandes. Que ni que no hubiera ortodoncistas hoy en día. Sí, tía, ¡superfuerte! Pues resulta que el médico ya la conocía porque atendió a la madre de ella cuando se quiso suicidar porque se enteró de que el Victor lo que sea se la tiraba. Si es que ¿a quién se le ocurre, con lo mona que es ella, dejarla ir solacon él? que la madre no está mal, pero es ya tan mayor..." Lo que dice Sabato de la historia de un joven que mata a una vieja para robarle, que puede ser una mera anécdota en la crónica policial o Crimen y castigo. Al señor le dieron el Nobel, pero leí alguna vez en alguna parte que lo que era es buen poeta. La historia del médico que tiene mujer e hijo en Varikino y una amante en Yuriatin es la hostia, pero sólo la historia. Y llegó David Lean y la convirtió en una maravilla.
Y, sin embargo, a Meryone, que es así, siempre le ha parecido que hay algo que no termina de ser amor en la relación de Yuri, de Lara, de Tonya. Aquello que sabíamos de otra forma antes de que Sabina escribiera "que al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver". Lo sabíamos (algunos) entre otras cosas por Doctor Zhivago. Doctor Zhivago es una lucha por la felicidad, por la individualidad (no lo he declarado antes, pero me salto el análisis anticomunista, que está demasiado trillado) y una búsqueda errada. Hay retornos a lugares y a personas. Los retornos a los lugares son siempre desastrosos. La vuelta a Tonya aburre, la vuelta a Lara culpabiliza. Lara parece, a veces, una solución a todo. Una Lara que (ella misma lo dice al leer los poemas que él le dedica) no es ella sino él. No como él la ve: él. Y siempre está Tonya. No vuelve a Tonya y delira recordando a Lara, eso sería lo esperable de un amor adúltero ficcional al uso, pero no es lo que sucede. No es cuando "abandona" a Tonya que es "castigado" y se queda sin nada*; es cuando abandona a Lara. Abandona a Lara al sentirse un monstruo porque sabe más de la vida de Katia que de la de su hijo, porque Tonya está embarazada, porque sí tiene cierto sentido del deber. Y lo cogen los partisanos. Al desertar es a Tonya a quien cree ver entre la nieve. Al delirar, en casa de Lara, es en Tonya en quién piensa. Está arrepentido pero ha habido algo más fuerte que él que le ha impedido "cumplir con su deber". Ha sido otro retorno a lo que él no esperaba. Siempre retorna y siempre hay algo que no es como esperaba. A veces es contra su voluntad, pero casi siempre quiere hacerlo. Y su error está en ir a Varikino con Lara. Porque en Varikino descubre que tampoco con Lara va a ser feliz. Y renuncia a huir con ella, no por no ir con Komarowski, sino porque salir del país sería tener una oportunidad para encontrarse con Tonya. Con su familia. Por segunda vez tiene que elegir entre las dos; por segunda vez no se queda con ninguna. Hubo un amago anterior. Un momento en que preguntó a Komarowski qué pasa con una muchacha como esa cuando un hombre como él ha terminado con ella y él dice algo así como que "si la quiere". Ese es uno de los fragmentos que no vi hoy buscando la maldita cita inexistente.
Pero, además, hay otro motivo por el que Meryone (que no en vano creció leyendo cosas como 1984 y viendo películas de Serie B -y pienso en las vainas ahora mismo-) sabe que realmente no es amor. No sólo por los abandonos (a las dos), no sólo porque no intente (nunca) buscar a Tonya, pese a aquellos delirios, no. Por algo mucho más importante. Cuando no grita "¡Lara, Lara!" y se muere, cree haber visto a Larissa Antipova. Sólo lo cree. No la ha visto. Y todos sabemos (gracias a los trovadores y todos los que vinieron después) que, si realmente fuera amor, no podría equivocarse. ¿He dicho si realmente fuera amor? Perdón. Pretendía decir si realmente existiera ese amor del que hablan los trovadores, del que pretenden hablar tantas películas del Hollywood clásico. Es simplemente una historia de relaciones humanas. Erradas, como suelen serlo siempre. O no del todo idílicas, como pretenden serlo en tantas películas en Technicolor. Como en situaciones particulares, como 1984, como todas las variantes de la película de las vainas. Cuando no hay más que otra persona que pueda entenderte (qué sospechoso: siempre son heterosexuales, siempre es del sexo opuesto) y el autor utiliza el más simple de los recursos para hacerte ver que lo que nos hace humanos nos hace individuales. Creo que, en cierta medida, aparte de todo lo demás, la grandeza de Doctor Zhivago (o lo que hace que yo la ame sobre tantas otras películas pretendidamente de amor) está en que no sólo no hay happy end sino que nunca hubiera sido posible por la naturaleza misma del personaje que da título a la historia. Independientemente de la historia que se cuente.
Además está la música, la fotografía, Julie Christie, Omar Shariff, Geraldine Chaplin, Alec Guinness...
Youtube tiene sus ventajas pero no siempre encontramos lo que queremos como queremos. Y el principio ya lo había puesto en otro lado.
*Dije que no iba a hablar de los aspectos anticomunistas, pero esto tiene que ver con otro tipo de moral que también planea inquietantemente sobre la historia.