A un amigo
Vendré un atardecer, doblando por el recodo que me coge;
Vendré para encontrarte a solas con tu viejo sueño.
El anochecer arrastrará sus nubes leves pesadamente
pasando frente a tu ventana solitaria.
Me recibirás en tu aposento silencioso y habrá
libros en torno, abandonados en un hondo silencio.
Nos sentaremos uno junto al otro. Hablaremos de las cosas que se van,
de las que han muerto antes de que las perdamos,
de la amargura de la vida sin sentido, del tedio,
del no esperar que nada se realice,
del desaparecer… Y poco a poco en la oscura quietud,
se apagarán también nuestras palabras y el postrer pensamiento.
Más la noche acudirá a detenerse en la ventana;
mezclará brisas y aromas y claridad de estrellas
con el gran llamado que Naturaleza exhale,
con tu pecho que el silencio no habrá de proteger.
Soy la flor
Soy la flor que apacienta al sigiloso y oculto gusano.
No me somete el rigor del estío, como a las otras,
ni de mi cara mustia, de uno en uno, han de caer los pétalos.
Aunque los buenos hados y los malos me tiendan su celada,
como si fueran mariposas en torno, lo que siento es un vaivén.
Soy la flor que apacienta al sigiloso y oculto gusano.
Ya engendrada y nacida, en medio de mi alma el mal hace su nido.
Y soy la vida, y soy el caos, y nada espero de la suerte bufa.
Alzo mi cuerpo esbelto y bello y no habrá quien pueda emularme.
Mas cuando enseñe a las estrellas mis heridas, estaré muerta.
Sólo porque me amaste
No canto sino porque me amaste
en los años pasados.
Y ya con el sol, con presentimientos de verano,
ya con lluvia y con nieves,
no canto sino porque me amaste.
Sólo porque me tuviste entre tus brazos
una noche y en los labios me besaste,
sólo por eso soy hermosa como un lirio siempre abierto
y aún conservo un temblor en mi alma
sólo porque me tuviste entre tus brazos.
Sólo porque tus ojos me miraron
con el alma en la mirada,
orgullosa me adorné con la corona
más excelsa de mi existencia;
sólo porque tus ojos me miraron.
Sólo porque me amaste he nacido,
por esto se dio mi vida;
en el triste vivir no realizado
mi vida se cumplió.
Sólo porque me amaste he nacido.
Sólo porque tan bellamente me amaste
viví para multiplicar
mis sueños, amado mío, que cual astro te pusiste.
Y así en tal dulzura muero
sólo porque tan bellamente me amaste.
Sotiría
Que pase ya el día con la luz.
¿Por qué tarda tanto la noche?
En la sombra de los pinos
un sillón me espera.
Se apagarán las luces de las salas
y el sueño vendrá cual un desmayo.
Aquí una cama vacía
no produce ninguna impresión.
Se ahondará la noche en el miedo
cuando el viento llegue repentino.
El eucalipto sacudirá su cabellera
junto con los secretos de los sueños.
Realmente el tercero no me gusta, pero supongo que se referirá a Kostas Karyotakis y... bueno... la entrada iba a ser suya.
Y, ya que estamos, el dedicado a Karyotakis tras su muerte. Hay quien dice que es sólo una suposición. Yo sólo sé sobre ella lo que he puesto arriba así que supongo que estoy condicionada para suponerlo.
To a young man who committed suicide
A spirit kept pursuing him
in the dark expanses of his life.
His occupations, his joys at a nod
became pretexts of his vital drive.
His lovely books, thought, a momentary haunt.
His love a violent sight.
Later his face filled with mystery
and nothing around him was right.
A curious stranger, he wandered among us
in altered mien and grim.
He did not gainsay our suspicion
that something frightful awaited him.
He was strangely handsome, like those
whom death had singled out.
He yielded to the direst dangers
as if something guarded him throughout.
One morning, in a walnut casket we
found him dead with a mark on the temple.
All of him was like a victory,
like light casting around him in the dark.
He had such simplicity and serenity,
a smiling form living again!
As if all of him had become a Eucharist
and the cause had marked him in vain.