miércoles, 24 de marzo de 2010

PJ Harvey y una colchoneta en medio del bosque...

Estos días escucho a la señorita PJ Harvey como si no conociera a nadie más que cante o como si ninguno de los otros que conozco terminara de gustarme. Que soy compulsiva lo sabemos y que me gusta ella también.

Además, en el video de Black hearted love pega saltos en una colchoneta en medio del bosque. Y... bueno, es Piyei y una colchoneta y un bosque y... aaaaaaaaaaaaaaaay.








I think I saw you in the shadows
I move in closer beneath your windows
Who would suspect me of this rapture?

And who but my black hearted love
And who but my black hearted love

When you call out my name in rapture
I volunteer my soul for murder
I wish this moment here forever

And you are my black hearted love
And you are my black hearted love
In the rain, in the evening
I will come again

I'd like to take you;
I'd like to take you to a place I know
My black hearted
I'd like to take you;
I'd like to take you to a place I know
My black hearted
I'd like to take you;
I'd like to take you to a place I know
My black hearted
I'd like to take you;
I'd like to take you to a place I know
My black hearted

martes, 16 de marzo de 2010

La culpa la tienen Poe y Bradbury

Ya se lo he explicado muchas veces: tengo debilidad por las chicas guapas ahogadas. O ahogándose. Me gusta pensar que el viento helado de Annabel Lee llegó después de un baño en el mar que había junto al reino. No es exactamente lo mismo, pero nada es perfecto.





Este cuadro lo saqué del tumblr de Juan Antonio y es sencillamente maravilloso. Es la princesa Tarakanova y el señor se llama Konstantin Flavitsky.

sábado, 13 de marzo de 2010

Tengo activado el shuffle cerebral

La exageración melodramática (cuando tiende al melo y no al dramática) hace tomar distancia y perspectiva. El problema es que no siempre es fácil distinguir entre melo y dramática y así nos va a los esclavos de la vehemencia.

Una ley de Murphy que Murphy olvidó enunciar es que, cuanto menos te guste la música que suena en un blog al abrirlo (y cuanto más se solape con la que tengas puesta tú en el ordenador), más abajo estará el reproductor.

No me gusta en absoluto cuando callas y estás como distante. Es más, me toca inmensamente los cojones.

viernes, 12 de marzo de 2010

No ignoro que el recurso de beber para huir es un viejo truco pero ¿conoces tú alguno más eficaz para escapar de ti mismo? Una copa acartona el recuerdo, pero , al propio tiempo, convierte la onerosa gravedad de tu cuerpo en una suerte de porosidad flotante. Algo parecido a la fiebre. Pasado el trance, sobreviene el decaimiento, pero hay un medio para evitarlo: mantener en sangre una dosis de alcohol que te imbuya la impresión de que participas en la vida, de que la vida no pasa sobre el hoyo en que te pudres sin advertir que existes. Esta forma de energía suele identificarse con la alegría, aunque, por supuesto, no es alegría. A lo sumo, una energía inferior, improductiva; en caso contrario, yo trabajaría. Pero mi ingenio, si alguna vez existió, se ha agotado; ya lo estás viendo: no soy capaz de embadurnar un lienzo, ni siquiera de sostener un pincel en la mano.

El principio de Señora de rojo sobre fondo gris

¿Quién se viene este fin de semana a beber para olvidar la muerte de Delibes?

Enero Rohmer, febrero Salinger, marzo Delibes. 2010, empiezas a caerme auténticamente mal.