Hace días que no actualizo esto. En parte por mi ya eterna crisis, en parte por la Navidad (¿quién fue el imbécil que permitió la Navidad en el calendario?), en parte por la ciudad que lleva aplastándome desde que tengo uso de razón y de la que uno parece que no logra huir del todo nunca, pese a los versos famosos de la canción de Los Limones.
Podría contar innúmeras cosas, todas poco interesantes. Podría hacer la famosa entrada de Hannibal Lecter siempre prometida y que nunca llega*. Estar en Ferrol tiene ese tipo de (¡mierda!: ¿cómo se dice eiva en castellano?) ese tipo de problemas, vaya.
Podría, incluso, hablar de la influencia negativa de la capital del país donde algunos dicen que vivo en mis sobrinos. Sobre todo en mi sobrina mayor, que anda con gomas del pelo en formato banderita en la muñeca y va a misa todos los domingos. Y que yo tocara la guitarra en misa a esa edad, no tiene nada que ver con esto. Ni que haga una semana que cogí una guitarra por primera vez en cinco años, aunque ya no me acuerde de nada. Ni que, citando otra vez a Los Limones (salieron ayer en una conversación y no me los quito de la cabeza), me dé por la alegría de la infelicidad. Incluso hubo un tiempo en que sabía tocar canciones de Los Limones. Que todavía tengo cintas, pero mi casette está en Santiago (y las cintas aquí). Que no dejé de tocar la guitarra como dejé de escribir, porque otros lo hicieran mejor (¡era algo tan innegable, en el caso de la guitarra!), sino porque no tenía ganas de hacer nada y nada incluía tocar la guitarra.
Podría, incluso, comentar que acabo de comer arroz a la cubana y que me pareció entrañabilísimo que mi sobrina Lucía, a sus ocho años haya tenido que ir al comedor de su colegio para descubrir que, salvo en Cuba y en casa (tanto la mía como la suya), el mundo llama arroz a la cubana al arroz blanco con huevo frito y tomate. Sin plátano. La primera vez que tomé conciencia de ello pensé que el mundo se desmoronaba y era la única que se daba cuenta de ello. Igual que cuando descubrí que lo que era raro era no echarle azúcar al yogur (esto es: la rara era yo)
Es decir, podría hacer una entrada muy estúpida a costa de estupideces que van desde la supuesta gloria del grupo local, hasta comentarios gastronómicos de perogrullo. Pasando, es obvio, por mi eterna crisis y las putas Navidades. Nada interesante. Además, ni siquiera redacto bien. Y es culpa de Ferrol, como todo.
Así que, dado que las únicas actualizaciones que sé hacer desde esta habitación van, bien sobre Hannibal Lecter, bien sobre mi incapacidad congénita para enfrentarme al mundo en cuanto empiezo a acercarme al pueblo donde perder es lo normal, me callo ya y dejo la canción**. Porque es cierto que describe totalmente al lugar donde me tocó crecer. Y no, yo no nací aquí y no pienso quedarme.
Podría contar innúmeras cosas, todas poco interesantes. Podría hacer la famosa entrada de Hannibal Lecter siempre prometida y que nunca llega*. Estar en Ferrol tiene ese tipo de (¡mierda!: ¿cómo se dice eiva en castellano?) ese tipo de problemas, vaya.
Podría, incluso, hablar de la influencia negativa de la capital del país donde algunos dicen que vivo en mis sobrinos. Sobre todo en mi sobrina mayor, que anda con gomas del pelo en formato banderita en la muñeca y va a misa todos los domingos. Y que yo tocara la guitarra en misa a esa edad, no tiene nada que ver con esto. Ni que haga una semana que cogí una guitarra por primera vez en cinco años, aunque ya no me acuerde de nada. Ni que, citando otra vez a Los Limones (salieron ayer en una conversación y no me los quito de la cabeza), me dé por la alegría de la infelicidad. Incluso hubo un tiempo en que sabía tocar canciones de Los Limones. Que todavía tengo cintas, pero mi casette está en Santiago (y las cintas aquí). Que no dejé de tocar la guitarra como dejé de escribir, porque otros lo hicieran mejor (¡era algo tan innegable, en el caso de la guitarra!), sino porque no tenía ganas de hacer nada y nada incluía tocar la guitarra.
Podría, incluso, comentar que acabo de comer arroz a la cubana y que me pareció entrañabilísimo que mi sobrina Lucía, a sus ocho años haya tenido que ir al comedor de su colegio para descubrir que, salvo en Cuba y en casa (tanto la mía como la suya), el mundo llama arroz a la cubana al arroz blanco con huevo frito y tomate. Sin plátano. La primera vez que tomé conciencia de ello pensé que el mundo se desmoronaba y era la única que se daba cuenta de ello. Igual que cuando descubrí que lo que era raro era no echarle azúcar al yogur (esto es: la rara era yo)
Es decir, podría hacer una entrada muy estúpida a costa de estupideces que van desde la supuesta gloria del grupo local, hasta comentarios gastronómicos de perogrullo. Pasando, es obvio, por mi eterna crisis y las putas Navidades. Nada interesante. Además, ni siquiera redacto bien. Y es culpa de Ferrol, como todo.
Así que, dado que las únicas actualizaciones que sé hacer desde esta habitación van, bien sobre Hannibal Lecter, bien sobre mi incapacidad congénita para enfrentarme al mundo en cuanto empiezo a acercarme al pueblo donde perder es lo normal, me callo ya y dejo la canción**. Porque es cierto que describe totalmente al lugar donde me tocó crecer. Y no, yo no nací aquí y no pienso quedarme.
Vivo al lado del mar,
en un pueblo donde
perder es lo normal,
los que pudieron escapar
juraron no volver jamas.
Hoy empezó a llover,
y todo a seguir igual,
igual de mal, igual de bien
y para que, no tengo prisa,
no nací para perder mi tren.
Las rias altas llevaran
los sueños y la realidad,
sera otro dia mas,
simplemente un dia mas.
La fabrica cerró,
las maquinas pararon
se secó el sudor.
La cabeza bien alta
cuando se tiene valor,
para andar por la vida
como el mejor perdedor.
Que importan hoy,
los bolsillos del pantalón
lo que esta dentro se lleva,
se tiene o no.
La costa oeste mirara
toda la vida cara el mar,
aqui me encontraras,
aqui tengo mi hogar.
Se que aqui naci
y aqui quiero quedar
aqui esta mi hogar,
donde se acaba el mar.
Sigo una tradicion,
costumbres que esta vez
mi tierra me enseño
vivir con el misterio
de saber si vengo o voy
y aunque lo tengo claro
solo muestro indecision.
La confusion no es mi defecto
y hasta hoy me entrego como
y cuando quiero solo yo.
Ahora ya sabes como soy,
donde dejé mi corazon
donde mi corazon, donde mi corazon.
Se que aqui naci
y aqui quiero quedar
aqui esta mi hogar,
donde se acaba el mar.
* En mi primer y vilmente asesinado (por mí) Once upon a midnight dreary, blog que empezó porque por la ventana de esta habitación entraba un wifi ajeno, de las cuatro ó cinco entradas que llegó a haber, dos ó tres iban sobre Hannibal Lecter. Días antes de que salieran casi simultáneamente el último libro y la última película.
** Sí, las canciones de Los Limones también me recuerdan a cuando era pequeña y, de vez en cuando, hasta me gustan.
** Sí, las canciones de Los Limones también me recuerdan a cuando era pequeña y, de vez en cuando, hasta me gustan.
14 never more:
Meryone!
Aqui foi um natal Maravilhoso!
Você como não gosta ...Já passou a data chata, né??
E o Ano novo cheio de esperanças!?
Eu também adoro o reveillion na praia!Com fogos ...:)
è lindo!
E Folerpa melhorou!??
Spok ta bem!
Depois comento o post!Vou agora uma livraria !??Comprar uns livros!!
Saudades
Beijos
Elaine
Oi meu anjo, tudo bem?? pois é, o fotolog fechou os meus dois fotolog alegando gore, imagens com direito autorais, palavras obscenas, etc... eu fiz outro:
http://www.fotolog.com/pigarts
Nao estou de ferias ainda, tenho provas a aplicar na segunda e reuniao de professores na terça... ai sim férias!!!
bjos!!
Definitivamente, Ferrol no ayuda. Ay. Regresa mientras puedas.
Besos. Y miau, cucú y esas cosas.
ya queda menos, ánimo linda .*
no, my dear girl. its not a movie
es una serie americana de la tele
jeje
un besooooo
;-)
sé feliz
leerte mientras escuchaba a cecilia bartoli cantando ave maria de caccini fue como alcanzar un orgasmo
Pues para no saber redactar, escribes de maravilla. No dejes de hacerlo, por favor....
Amor-odio con el lugar de donde venimos... ufff, sé que aquí nací, pero aquí no me quiero quedar...
¡Eh! en mi casa el arroz blanco con huevo y tomate se llama "arroz blanco con huevo y tomate", lo raro es que el arroz a la cubana lleva también jamón york... ¬¬ Los yogures están mucho mejor sin azúcar, no hay cosa que más grima me dé que un yogur con azúcar, brrr... Se me revuelve el estómego de pensarlo (creo que tiene que ver con traumas infantiles). De todos modos, no hace falta irse a la capital para lo de las pulseritas, te lo digo yo que en Nochebuena casí me enveneno con mi propia lengua en varias ocasiones (pero prefería eso a tener una bronca como la del año pasado cuando afirmé que varios de mis amig@s son gays/lesbianas) La familia no la elige uno, son así. Yo estoy contenta siendo el bicho raro (y aguantando que me digan toooooodos los años que voy a acaber mal de cabeza de tanto estudiar -que es como llaman ellos a leer muchos libros-)
Vaya post largo, pero tu entrada también lo era. :D
Pues menos mal que no redactas bien porque si redactases sólo un milímetro mejor a lo mejor hasta pasabas del blog y eras una escritora famosa, atareada y antipática. En fín, que me ha gustado mucho esta entrada. Las que redactas tú suelen gustarme entre mucho y muchísimo.
Y curiosamente yo paso estas navidades por una incapacidad actualizadora bastante importante. No me preocupa. De momento. Saludos.
Odio el coche. Lo odio a muerte, muerte, muerte...
Esa canción me está poniendo triste. No se porqué... Nunca he vivido en un pueblo. Y mi ciudad está de espaldas al mar. Pero me está poniendo triste. Y si me invade la tristeza en Navidades, marca estado de sitio hasta Marzo o así.
Uh...
Muas!
Meryone, sigue siendo dichosa tambien en este año 2009, que deseo te reciba con los brazos abiertos.
Me convesciste!!! O te covenceré???
No hay otra piel, pero hay otro dios,
otro SER Y ES-CENCIA respirando
como otra conciencia, como otro
ente errante y errático que no dejará de ser...
P.D.: Dejo un gran beso para tus labios...
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