Al día siguiente de ver El desencanto, vi Después de tantos años. Claro que tenía intención de verla, lo de la fuerza de voluntad se refería a ser capaz de esperar al día siguiente. En Después de tantos años, habla Michi. Hablan los tres, vaya, pero habla más Michi. Y tiene mucha más razón. Es lógico: Leopoldo María ya anda por el manicomio de Mondragón y Juan Luis es tremendamente inquietante. Más (si eso es posible) que en El desencanto. Sólo le quito la razón en lo de que Leopoldo escriba cada vez peor, porque a Leopoldo no me lo toca ni su hermano pequeño. Felicidad Blanch había muerto unos años antes (aunque la película ya tiene unos quince y ahora Michi también está muerto) y me gusta particularmente como Michi cuenta el show que habían montado sus dos hermanos mayores. Claro que, para fastidiar, no está en youtube.
Además, ya había puesto un video sacado de la película, hace unos meses. Sin saberlo, claro. De cualquier modo, dejo a Michi justo al principio, hablando de la nostalgia, de como reinventamos tiempos pasados y los hacemos mejores. Y culminando con un "qué profundo me pongo".
Pero tampoco puedo no poner poema de Leopoldo María, que ya sabemos que me gusta mucho y soy muy feliz desde que vuelvo a tener edición de Visor, aunque el señor de Follas Novas me diga que no publicó nada más en los últimos diez años. Hace casi ocho (los que llevo en Santiago) que me cansé de discutirle al señor de Follas Novas que que él no lo tenga no significa que no exista.
Hoy soy típica, tópica y semi-resacosa, así que es "La canción del croupier del Mississipi" que, además, no estaba.
LA CANCIÓN DEL CROUPIER DEL MISSISSIPI
«Fifteen men on the Dead Man's Chest.
Yahoo! And a bottle of rum!»
Canción pirata
Fumo mucho. Demasiado.
Fumo para frotar el tiempo y a veces oigo la radio,
y oigo pasar la vida como quien pone la radio.
Fumo mucho. En el cenicero hay
ideas y poemas y voces
de amigos que no tengo. Y tengo
la boca llena de sangre,
y sangre que sale de las grietas de mi cráneo
y toda mi alma sabe a sangre,
sangre fresca no sé si de cerdo o de hombre que soy,
en toda mi alma acuchillada por mujeres y niños
que se mueven ingenuos, torpes, en
esta vida que ya sé.
Me palpo el pecho de pronto, nervioso,
y no siento un corazón. No hay,
no existe en nadie esa cosa que llaman corazón
sino quizá en el alcohol, en esa
sangre que yo bebo y que es la sangre de Cristo,
la única sangre en este mundo que no existe
que es como el mal programado, o
como fábrica de vida o un sastre
que ha olvidado quién es y sigue viviendo, o
quizá el reloj y las horas pasan.
Me palpo, nervioso, los ojos y los pies y el dedo gordo
de la mano lo meto en el ojo, y estoy sucio
y mi vida oliendo.
Y sueño que he vivido y que me llamo de algún modo
y que este cuento es cierto, este
absurdo que delatan mis ojos,
este delirio en Veracruz, y que este
país es cierto este lugar parecido al Infierno,
que llaman España, he oído
a los muertos que el Infierno
es mejor que esto y se parece más.
Me digo que soy Pessoa, como Pessoa era Álvaro de Campos,
me digo que estar borracho es no estarlo
toda la vida, es
estar borracho de vida y no de muerte,
es una sangre distinta de esa otra
espesa que se cuela por los tejados y por las paredes
y los agujeros de la vida.
Y es que no hay otra comunión
ni otro espasmo que este del vino
y ningún otro sexo ni mujer
que el vaso de alcohol besándome los labios
que este vaso de alcohol que llevo en el
cerebro, en los pies, en la sangre.
Que este vaso de vino oscuro o blanco,
de ginebra o de ron o lo que sea
?ginebra y cerveza, por ejemplo?
que es como la infancia, y no es
huida, ni evasión, ni sueño
sino la única vida real y todo lo posible
y agarro de nuevo la copa como el cuello de la vida y cuento
a algún ser que es probable que esté
ahí la vida de los dioses
y unos días soy Caín, y otros
un jugador de poker que bebe whisky perfectamente y otros
un cazador de dotes que por otra parte he sido
pero lo mío es como en «Dulce pájaro de juventud»
un cazador de dotes hermoso y alcohólico, y otros días,
un asesino tímido y psicótico, y otros
alguien que ha muerto quién sabe hace cuánto,
en qué ciudad, entre marineros ebrios. Algunos me
recuerdan, dicen
con la copa en la mano, hablando mucho,
hablando para poder existir de que
no hay nada mejor que decirse
a sí mismo una proposición de Wittgenstein mientras sube
la marea del vino en la sangre y el alma.
O bien alguien perdido en las galerías del espejo
buscando a su Novia. Y otras veces
soy Abel que tiene un plan perfecto
para rescatar la vida y restaurar a los hombres
y también a veces lloro por no ser un esclavo
negro en el sur, llorando
entre las plantaciones!
Es tan bella la ruina, tan profunda
sé todos sus colores y es
como una sinfonía la música del acabamiento,
como música que tocan en el más allá,
y ya no tengo sangre en las venas, sino alcohol,
tengo sangre en los ojos de borracho
y el alma invadida de sangre como de una vomitona,
y vomito el alma por las mañanas,
después de pasar toda la noche jurando
frente a una muñeca de goma que existe Dios.
Escribir en España no es llorar, es beber,
es beber la rabia del que no se resigna
a morir en las esquinas, es beber y mal
decir, blasfemar contra España
contra este país sin dioses pero con
estatuas de dioses, es
beber en la iglesia con música de órgano
es caerse borracho en los recitales y manchas de vino
tinto y sangre «Le livre des masques» de Rémy de Gourmont
caerse húmedo babeante y tonto y
derrumbarse como un árbol ante los farolillos
de esta verbena cultural. Escribir en España es tener
hasta el borde en la sangre este alcohol de locura que ya
no justifica nada ni nadie, ninguna sombra
de las que allí había al principio.
Y decir al morir, cuando tenga
ya en la boca y cabeza la baba del suicidio
gritarle a las sombras, a las tantas que hay y fantasmas
en este paraíso para espectros
y también a los ciervos que he visto en el bosque,
y a los pájaros y a los lobos en la calle y
acechando en las esquinas
«Fifteen men on the Dead Man's Chest
Fifteen men on the Dead Man's Chest
Yahoo! And a bottle of rum!»
Leopoldo María Panero
Además, ya había puesto un video sacado de la película, hace unos meses. Sin saberlo, claro. De cualquier modo, dejo a Michi justo al principio, hablando de la nostalgia, de como reinventamos tiempos pasados y los hacemos mejores. Y culminando con un "qué profundo me pongo".
Pero tampoco puedo no poner poema de Leopoldo María, que ya sabemos que me gusta mucho y soy muy feliz desde que vuelvo a tener edición de Visor, aunque el señor de Follas Novas me diga que no publicó nada más en los últimos diez años. Hace casi ocho (los que llevo en Santiago) que me cansé de discutirle al señor de Follas Novas que que él no lo tenga no significa que no exista.
Hoy soy típica, tópica y semi-resacosa, así que es "La canción del croupier del Mississipi" que, además, no estaba.
LA CANCIÓN DEL CROUPIER DEL MISSISSIPI
«Fifteen men on the Dead Man's Chest.
Yahoo! And a bottle of rum!»
Canción pirata
Fumo mucho. Demasiado.
Fumo para frotar el tiempo y a veces oigo la radio,
y oigo pasar la vida como quien pone la radio.
Fumo mucho. En el cenicero hay
ideas y poemas y voces
de amigos que no tengo. Y tengo
la boca llena de sangre,
y sangre que sale de las grietas de mi cráneo
y toda mi alma sabe a sangre,
sangre fresca no sé si de cerdo o de hombre que soy,
en toda mi alma acuchillada por mujeres y niños
que se mueven ingenuos, torpes, en
esta vida que ya sé.
Me palpo el pecho de pronto, nervioso,
y no siento un corazón. No hay,
no existe en nadie esa cosa que llaman corazón
sino quizá en el alcohol, en esa
sangre que yo bebo y que es la sangre de Cristo,
la única sangre en este mundo que no existe
que es como el mal programado, o
como fábrica de vida o un sastre
que ha olvidado quién es y sigue viviendo, o
quizá el reloj y las horas pasan.
Me palpo, nervioso, los ojos y los pies y el dedo gordo
de la mano lo meto en el ojo, y estoy sucio
y mi vida oliendo.
Y sueño que he vivido y que me llamo de algún modo
y que este cuento es cierto, este
absurdo que delatan mis ojos,
este delirio en Veracruz, y que este
país es cierto este lugar parecido al Infierno,
que llaman España, he oído
a los muertos que el Infierno
es mejor que esto y se parece más.
Me digo que soy Pessoa, como Pessoa era Álvaro de Campos,
me digo que estar borracho es no estarlo
toda la vida, es
estar borracho de vida y no de muerte,
es una sangre distinta de esa otra
espesa que se cuela por los tejados y por las paredes
y los agujeros de la vida.
Y es que no hay otra comunión
ni otro espasmo que este del vino
y ningún otro sexo ni mujer
que el vaso de alcohol besándome los labios
que este vaso de alcohol que llevo en el
cerebro, en los pies, en la sangre.
Que este vaso de vino oscuro o blanco,
de ginebra o de ron o lo que sea
?ginebra y cerveza, por ejemplo?
que es como la infancia, y no es
huida, ni evasión, ni sueño
sino la única vida real y todo lo posible
y agarro de nuevo la copa como el cuello de la vida y cuento
a algún ser que es probable que esté
ahí la vida de los dioses
y unos días soy Caín, y otros
un jugador de poker que bebe whisky perfectamente y otros
un cazador de dotes que por otra parte he sido
pero lo mío es como en «Dulce pájaro de juventud»
un cazador de dotes hermoso y alcohólico, y otros días,
un asesino tímido y psicótico, y otros
alguien que ha muerto quién sabe hace cuánto,
en qué ciudad, entre marineros ebrios. Algunos me
recuerdan, dicen
con la copa en la mano, hablando mucho,
hablando para poder existir de que
no hay nada mejor que decirse
a sí mismo una proposición de Wittgenstein mientras sube
la marea del vino en la sangre y el alma.
O bien alguien perdido en las galerías del espejo
buscando a su Novia. Y otras veces
soy Abel que tiene un plan perfecto
para rescatar la vida y restaurar a los hombres
y también a veces lloro por no ser un esclavo
negro en el sur, llorando
entre las plantaciones!
Es tan bella la ruina, tan profunda
sé todos sus colores y es
como una sinfonía la música del acabamiento,
como música que tocan en el más allá,
y ya no tengo sangre en las venas, sino alcohol,
tengo sangre en los ojos de borracho
y el alma invadida de sangre como de una vomitona,
y vomito el alma por las mañanas,
después de pasar toda la noche jurando
frente a una muñeca de goma que existe Dios.
Escribir en España no es llorar, es beber,
es beber la rabia del que no se resigna
a morir en las esquinas, es beber y mal
decir, blasfemar contra España
contra este país sin dioses pero con
estatuas de dioses, es
beber en la iglesia con música de órgano
es caerse borracho en los recitales y manchas de vino
tinto y sangre «Le livre des masques» de Rémy de Gourmont
caerse húmedo babeante y tonto y
derrumbarse como un árbol ante los farolillos
de esta verbena cultural. Escribir en España es tener
hasta el borde en la sangre este alcohol de locura que ya
no justifica nada ni nadie, ninguna sombra
de las que allí había al principio.
Y decir al morir, cuando tenga
ya en la boca y cabeza la baba del suicidio
gritarle a las sombras, a las tantas que hay y fantasmas
en este paraíso para espectros
y también a los ciervos que he visto en el bosque,
y a los pájaros y a los lobos en la calle y
acechando en las esquinas
«Fifteen men on the Dead Man's Chest
Fifteen men on the Dead Man's Chest
Yahoo! And a bottle of rum!»
17 never more:
Me empezaba a preocupar que no actualizaras. Sigo pensando que lo que te conmueve de Michi es la caída de párpados, esas pestañas negras...
También he reflexionado sobre la madre de todos (la madre del cordero, vamos) y creo que la razón de que se nos haga tan odiosa la ofrece el propio Panero en "Buena nueva del desastre":
"Los labios temblorosos de una vieja
hablan de la vida
como si vida fuera
y no
el rencor del leopardo
a la vida venciendo"
Y no digas esas cosas del señor de Follas Novas que, malo o bueno, viene siendo el último librero auténtico que nos queda en esta ciudad de lápidas inacabadas. Aunque tenga delante en Editorial Scio, del 2002 y prologada por Gimferrer la prueba irrefutable de que se equivoca.
Duérmete, niña resacosa.
En el desencanto me conmueven las pestañas negras y la caída de párpados, claro. Ya sabes que es una de mis principales debilidades en lo que al terreno masculino se refiere.
Pero al Michi de Después de tantos años lo hubiera sentado bajo la bombilla roja (de no ser porque murió antes de la fundación del Rock-a-Hula y la tradición de la bombilla roja) y le hubiera invitado a cuántos whiskys hospitalarios quisiera. Si él quisiera, claro.
Bueno, vale, tiene un punto de demacración que probablemente me emocionara al tercer whisky hospitalario, claro que sí. Sobre todo si deja caer los párpados. Ya me conoces.
¿Dormir? ¿Qué es eso?
Besos, nena. ¿Mañana estarías dispuesta a tomar café?
Es tan bella la ruina, tan profunda
sé todos sus colores (...)
Bueno, Meryone, te deseo muchos estados semi-resacosos, si van a depararnos experiencias como esta.
En dos palabras: la hostia.
Dormir consiste en cerrar los ojitos en una camita rica y perder la conciencia. Te lo recomiendo. Si hay cerca doncel/doncella (en función de gustos), suele ser más gratificante. Si además tiene largas pestañas y etorna los párpados según de qué modo... cielos.
Saludos para Mery-Adrahel-que-no-tiene-blog. (Empieza a ser una tragedia.)
Besos a ambas.
A mí me entra una cosa como que me duele todo cuando Michi dice ÉRAMOS TAN FELICES, que lo dice de una manera que lo único que puede hacer es dolerte muchísimo
Juan Antonio: si tienen pestañas negras, sí... jo.
Comtessa: me gusta particularmente cuando habla de los círculos literarios horteras madrileños, pero cuando dice lo de éramos tan felices, claro que duele. O cuando habla de lo coñazo que son sus hermanos. Jo...
para variar no conocía este poema, y me ha gustado tanto que me replanteo seriamente dejar de escribir :O
Las largas pestañas negras son un valor en alza.
Nebulilla, no digas eso ni de broma. Porfa.
Besos a ambas (hoy va de besos en parejas).
hey, no conocía este poema. muy bueno. lo tuve que leer 3 veces y me llego.
saludor meryone, que buen post.
También ojos negros... El círculo se cierra.
olá
Ouvi muito falar no seu blog por minha irmã! O Blog dela é Day by Day e então resolvi adicionar o seu a minha lista!
Bjsss
Mirtes
eres estupenda
y todos ellos tambien
Pues te voy siguiendo los pasos y antes de llegar a esta película tendré que ver "El desencanto". Descubrí que la tenían el otro día en la biblioteca y esta noche me la pasaré tranquilamente. Bueno, y ala hemirado por encima pero me pasa como con ciertas pleículas de terror dónde espero desesperadamente al monstruo, que no sale Leopoldo María y me impaciento... Besos
Meryone, me gusta la sinceridad que expresa Leopoldo, aun, así, verlo delante de Sanchez Drago, he podido ver el aurea que le envuelve a L.Panero, haciendo al presentador de ese programa un pequeño ratoncito.
Besos.
Hola, como puedes ver ya he llegado a casa. Mañana me pondré a leer tu blog y dejaré un comentario digno como lo merece. Agrégame al facebook =). Un besote
¡Me lo has pegado! Ayer volví a ver El Desencanto y sigo sin poder creer que tenga las pestañas tan largas y tan oscuras... Ay mísera de mí, ay infelice!
No he dormido (nada) Yo hoy sí he venido sin dormir al currelo (no como tú, insomne del carajo, que ni has venido, ¡maldito turno de tarde!), como recomienda el maestro Sabina, pero me siento morir. No te extrañe si te mando un correo en el que sólo aparezca la letra F cienes y cienes de veces, me habré quedado dormida encima del teclado...
Bicos, M.
Nebulilla: ni se te ocurra.
Juan Antonio: y que lo digas!
Rotter: Panero es altamente recomendable. Y gracias.
Juan Antonio: claro. Las pestañas negras sin ojos negros no sirven para nada.
Mirtes: bem-vinda.
u minúscula: gracias, gracias. Aunque ya sabes que siempre opinaré que tú más.
Houellebecq: buena comparación. Aunque yo me haya vuelto fan de Michi.
terry: ese video es buenísimo. Casi lo pongo hace tiempo, pero al final apareció otro: el que resultó ser un fragmento de esta película.
Albus Severus: bienvenido. Espero ese comentario y en el facebook ya andas. Por cierto, tengo hambre.
Adrahel: es que es uno de esos misterios irresolubles de la naturaleza. Lo de venir sin dormir, lo pensé, no creas.
Besos a todo el mundo. Debo visitas, lo sé.
¿Por que pones cosas tan bonitas?
¿Que no ves que me quedo sin nada que decir?
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