jueves, 24 de julio de 2008

Déjame que me calle con el silencio tuyo

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Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.
.
Como todas las cosas están llenas de mi alma
emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía.
.
Me gustas cuando callas y estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
Déjame que me calle con el silencio tuyo.
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Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.
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Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.

Pablo Neruda








Veinte poemas de amor y una canción desesperada
fue mi primer libro de poesía. El primero que era mío. Me encantaba Neruda y costaba prácticamente nada entre un montón de libros más. Todavía tengo esa edición. Quiero decir que no me he comprado otra. Si tengo un tomo descomunal, edición de kiosko, con la poesía de Neruda. Y la edición de El mundo de Confieso que he vivido. Neruda es uno de mis autores favoritos. Y de Víctor Jara he contado muchas veces que cantaba en el coche de mis padres cuando era pequeña. Y ahora. Las cintas eran de mi madre. Los CDs son míos. Creo que me gusta todavía más ahora que entonces. Y ya entonces era el que más me gustaba de las cosas que sonaban en el coche.

El día que reabrieron el caso, lloré. Lloré de verdad. No como cuando era pequeña y me contaron que lo habían matado "por rojo" el mismo motivo para mí incomprensible por el que habían matado a Lorca, Machado se había exiliado y mi tío favorito había estado en la cárcel, allá por los 70 ya. El mismo motivo por el que habían fusilado a los de Al alba, aquella canción que me gustaba tanto y de la que me habían tenido que explicar que hablaba la gente a la que iban a fusilar. Fue de los pocos llantos de emoción que he tenido. Lloro mucho, pero siempre es un llanto terrible, nada reparador. O motivado por los libros, que no cuenta. Con que reabrieran el caso de Víctor Jara me habían curado una herida de infancia.

A Neruda lo descubrí más crecidita. Conocía (también del coche) las versiones de Olga Manzano y Manuel Picón, pero no tenía ni puta idea de quien era el tal Neruda. Y me entusiasma. De mis poetas favoritos, repito. Siempre me contaron que murió del disgusto con la subida al poder del tipo que mató a Víctor Jara. Como era mayorcita, entendía la broma. Y me dolía, también. Aunque nadie me ha dolido como Víctor Jara.

Así que van los dos. Un pedazo importante de mi infancia y mi adolescencia. La primera, la que tiene poco de memorable y lo poco que tiene son libros y películas. Y llorar mucho.

La canción acaba de sonar en mi mp3 espontáneamente entre trovador y trovador. Ahora suena Jimi Hendrix, está con la reproducción aleatoria. Tenía que compartirlo.

7 never more:

Anónimo dijo...

Siento una terrible añoranza de ese coche vuestro. Me habría encantado viajar con vosotros, compartir la música que escuchabais.

Neruda es un poeta prodigioso, tan fuerte, tan sincero, tan delicado, tan auténtico. Valores que encuentro en otro poeta que, creo, también admiras: Miguel Hernández. Su poesía es como la tierra, como los ojos llenos de asombro de un niño asomado al océano.

Eres como la noche, callada y constelada...

Qué hermoso elogio del silencio.

Anónimo dijo...

Mis queridos Vagalume y Juan Antonio. En realidad no existís y sois fruto de mi imaginación. Porque si no no lo entiendo.

Por partes:

Neruda. Hace días (muchos) que le estoy dando vueltas a una hebra con Neruda y un día que un amigo mío, Ossip, se descolgó en una parada de autobús con la declamación de la Canción Desesperada, de pe a pa y sin preámbulos. Si no la he colgado todavía es porque hablo demasiado de él y se me hincha y se pone estupendo y tampoco es plan.

Miguel Hernández. Quizás el poeta que me es más íntimo. No porque conozca profundamente su obra desde un punto de vista estudioso, que no, sino porque cuando lo leo es como si leyera a un amigo. Me es absolutamente cercano. Y emocionante. Y bello.

¿De dónde habéis salido?

Anónimo dijo...

Respondo por mí. Seguramente me has inventado tú, sólo que yo no me he percatado. O no lo había hecho hasta ahora. Vaya, me has puesto a dudar. Ergo, si dudo, existes.

Meryone dijo...

Primera parte de respuestas. Se auguran más largas en los respectivos lugares, pero tengo un inexplicable (pese a llegar a casa a las seis y media de la mañana sólo me tomé una cerveza) y terrorífico dolor de cabeza.

Atroz, incluso.

Y en mi crisis de identidad actual, no descarto ser un producto de tu imaginación (imagíname un poco "más mejor", porfa!)

Luego me paso por vuestros lugares. De verdad. O mañana. Pero lo haré. Ahora no tengo fuerzas.

Besos a los dos

Anónimo dijo...

Lo siento, no creo que te pueda imaginar mejor. A mí me gustas así. (Lo del dolor de cabeza no es cosa mía. Hazme un favor y mejórate)

Besos.

Meryone dijo...

el ibuprofeno sigue siendo mágico, así que ya estoy mejor

ah! y miguel hernández es mi poeta favorito

desde siempre

besos

Anónimo dijo...

(Continuación de un diálogo iniciado en otro lugar)

Uno es de Van Gogh, en efecto; el otro, de Monet ("Impression, soleil levant").

Doy fe de que el ibuprofeno obra prodigios.

Besos.