Siempre digo que tenía que haber estudiado historia del arte. De haberlo hecho, estaría lloriqueando por la literatura, seguro.
Hoy fui al Trasgo antes de coger el bus. A por libros baratitos con láminas. Me emocioné. Me enajené. Creo que se asustó un poco y todo. Y eso que voy bastante. No hay como cobrar para poder comprar libros. Mi biblioteca se va a duplicar pronto, a este paso. Y es un problema, porque en casa de mi padre no cabe un milímetro más de estanterías desde que estaba en primero. Ni uno. Y aquí el espacio es reducido, también. Más, de hecho.
Hoy fui al Trasgo antes de coger el bus. A por libros baratitos con láminas. Me emocioné. Me enajené. Creo que se asustó un poco y todo. Y eso que voy bastante. No hay como cobrar para poder comprar libros. Mi biblioteca se va a duplicar pronto, a este paso. Y es un problema, porque en casa de mi padre no cabe un milímetro más de estanterías desde que estaba en primero. Ni uno. Y aquí el espacio es reducido, también. Más, de hecho.
El resultado:
(El Greco)
(Botticelli)
(Renoir)
(Vermeer)
(Rafael)
(Rossetti)
(Manet)
Es mi forma consumista de compensar la vuelta al trabajo.
Por lo demás, literariamente hablando, 2666 es acojonante. Y la Pizarnik, pero eso ya se sabía.
Los artículos sobre trovadores, en cambio, no son especialmente emocionantes.
En cinco horas y media me voy al concierto de Caetano Veloso.
Y nada más.
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