viernes, 7 de mayo de 2010

Mamá

Lloverás en el tiempo de lluvia,
harás calor en el verano,
harás frío en el atardecer.
Volverás a morir otras mil veces.

Florecerás cuando todo florezca.
No eres nada, nadie, madre.

De nosotros quedará la misma huella,
la semilla del viento en el agua,
el esqueleto de las hojas en la tierra.
Sobre las rocas, el tatuaje de las sombras,
en el corazón de los árboles la palabra amor.

No somos nada, nadie, madre.
Es inútil vivir
pero es más inútil morir.


Jaime Sabines




Mamá tenía los ojos verdes, mis rizos (o yo los suyos) y el pelo negro. De cuarenta para arriba en mis recuerdos y aire de niña buena en las fotos de cuando era jovencita. El pelo corto desde que hizo la comunión. Una foto disfrazada de ángel en el colegio en los 50 en casa de mi abuela. Un montón de collares que Jose siempre recuerda como "apabullantes" y que siempre pregunta por qué no uso. Barra de labios rojo coral. La piel mucho más oscura que la mía. Los ojos más grandes. La cara más ovalada. Los labios menos gruesos.

La primera vez que me dijeron que me parecía a mi madre, hacía menos de una semana que había cumplido veinte años y menos de veinticuatro horas que ella se había muerto. Ahora a veces nos veo cierto aire en las fotos. Ella era muchísimo más guapa.

Le debo el terror, a Víctor Jara, a Lorca, a Oscar Wilde (me contó tantas versiones distintas de "El fantasma de Canterville" que sospecho que tuvo algo que ver con todas las películas que hay), a Miguel Hernández y la falta total y absoluta de oído musical. Ella sabía dibujar, yo no. De pequeña me hacía mariquitas que parecían estrellas de cine de su época y, si las busco un poco, las encuentro. Las mías y las que fueron suyas. Intentó sin éxito hacer de mí una señorita y un día confesó que tenía miedo de que fuera lesbiana "por los problemas en los que me iba a meter".

Salió con mi padre toda la puta vida (desde los catorce años) y creía que tenía gripe cuando lo que pasaba era yo. Yo, 42 años, diez meses y medio de embarazo y Mallorca en verano.

Nunca jamás se emborrachó porque primero no bebía, luego mis hermanos eran pequeños, luego llegué yo y después le diagnosticaron un par de hepatitis y una cirrosis. Así, de buen rollo. Todas juntas. Antes del diagnóstico siempre decía que un día tenía ganas de emborracharse de verdad.

La llamaron para un transplante cinco minutos antes de morir.

¿He dicho que tenía los ojos verdes y bonitos? ¿Que cuando era pequeña se creían que era mi abuela? ¿Que tenía las mismas confusiones con las palabras que yo? ¿Que las películas que más le gustaban eran las de terror? ¿Que me enseñó a leer antes de que tocara en el colegio? ¿Que la echo infinitamente de menos?

Me he acostumbrado a llegar a casa y que no esté pero no a que no me coja el teléfono.

A que poco a poco haya ido desapareciendo mucho de lo que identificaba con ella pero haya ido aumentando el número de fotos.

A decir con naturalidad "voy a casa de mi padre". A que en donde la agenda del móvil ponía "mamá" ahora ponga "papá2" (y eso fue lo primero que hice cuando se murió).

A no contestar "mi madre murió" cuando alguien dice "tus padres".

A ir a la playa donde ya no pueden quedar cenizas sin pensar "hola, mamá".

A que nada de lo que intento cocinar (y lo de intentarlo es lo más parecido que hago) sepa remotamente a lo que cocinaba ella.

Ah, ella también odiaba el azúcar en el café y el tomate en la pasta.

Y al primero que diga "sigue viva mientras te acuerdes de ella", le muerdo un ojo. Eso o cualquier cosa por el estilo. Es mi blog y si quiero ponerme emo y premenstrual, me pongo.


19 never more:

CAT dijo...

Malvada, malvada, malvada... tres veces y al infinito como siempre, me has hecho llorar támbien U__U. Pero no importa, yo lloro por todo.

Estrujos monumentales y besos.

Lalo dijo...

Yo no sabía que alguien pudiese enfermar de cirrosis sin siquiera consumir alcohol...

el texto se me hizo como una mezcla de extraños sucesos que ocurren casi al mismo tiempo, digo, esto de que te dicen que te pareces a ella horas después de que muere (por primera vez, como si tu fueras su sucesora en aspecto físico o algo así), o lo del transplante cinco minutos antes de morir...

chales, de hecho hasta dudo que se trate de hecho reales... suenan demasiado fantásticos...

tu madre era especial... es que esa combinación de gustos de Terror-Víctor Jara-O. Wilde-G. Lorca es como medio extraña de encontrar en una persona...

oh si, Víctor Jara...

saludos

Anónimo dijo...

Tienes razón en lo de "al primero que diga...".

Besos

Unknown dijo...

Yo tampoco voy a ser el primero que diga nada, pero cuando te vea te va a caer una paliza de película por hacerme ir a clase con los ojos hinchados.

El resto ya la sabes.

Un beso enorme

Unknown dijo...

Qué pasada, Señora. Bellísimo.
Un beso.

Francisco Vila Fuentes dijo...

Ya han pasado diez años desde que se fue el que me dejó una serie de parecidos, sobre todo cuando me estoy afeitando y hablamos los dos desde mi interior. A veces nos partimos de risa los dos solos.
De la que dejó su sonrisa para encantar y enamorar, ya han pasado dos años de su partida. Me quedan mi mujer y mis hijos y me llenan y completan, pero siempre habrá un vacío dentro del recuerdo de mi vida que siempre me parecerá imposible y nada podrá rellenar.
Me han gustado tus intensas palabras.
Un beso.

Juan A. dijo...

María...

YoSabina dijo...

Emo y premenstrual me has gustado. Exclente post.

YoSabina

Carol Bret dijo...

¡Las estrellitas!
Meryone, te abrazo como una osa, aunque sea primavera :)

NeverMore dijo...

Es curioso que pueda apreciar toda la belleza de lo que escribes mientras me sumerjo lentamente en un rutinario bajón.
También que todavía puedo apreciar con una leve sonrisa eso de que le mueredes un ojo al que diga que sigue viva mientras... En fín. Hay tragedias que no admiten la pereza de los lugares comunes y se merecen moriscos en el ojo y otras variantes de la furia justificada. Yo no digo nada más. Sólo que en el poema que incluyes me aplastan los versos "No somos nada, nadie, madre.
Es inútil vivir
pero es más inútil morir." Me aplastan tanto que hasta me como el último y lo dejo así, en "no somos nana, nadie, madre. Es inútil vivir" Es que considero que hay estados del ánimo que le dan un cierto sentido a la muerte.

Juan A. dijo...

Llorar de miedo?

Tara dijo...

en mi caso, también se lo creían, que era mi abuela cuando estaba clarísimo que yo era su niña

el verde me lo quedé yo, sólo yo, y eso siempre le hizo muy feliz

Gabrielle dijo...

También te pego! Se me pegaron los ojos de tanta lágrima. Un abrazo reconfortante.

Sabandija dijo...

No, este es un tema negado para mí, así que no puedo opinar. Pero sí puedo mandarte un gran abrazo por escribir así y hacer lo que quieras en tu blog.

ANDREA dijo...

Ante tus palabras, sólo puedo decir.
TU ERES LAS QUE DECIDES EN CADA MOMENTO LO QUE TU QUIERES Y DESEAS NADIE MAS
Un saludo y hasta la próxima

Juan A. dijo...

Meryone, qué carallo decíamos de abril? Porque mayo se las trae joder.

Juan A. dijo...

Mas haberlas haylas. Yo las he visto hoy mismo en un hermoso árbol cerca de casa.

Snif.

Ms Dan Flowers dijo...

Me encantó :´)

Excelente forma de presentar a tu madre. Y me la imagino bellísima.
No diré esa frase, está muerta y ya! Pero que buenos momentos te dejo para perfeccionarlos ahora.

PD: Tampoco me gusta el tomate en la pasta.
BESOS!!!

BEA DE SAA dijo...

Ainsssssssssssssssssssssss, todito te lo consiento, yo siento la ausencia como madre de una hija que se fue y voló como corresponde, pero otra usencia más inútil que es la de una madre que no me quiere. Así que soy una hija de oferta para quien quiera adoptarme aunque mi edad sea de abuela. Pues este duro abandono no es inútil como la muerte, sino incomprensible. Yo sí acepto palabras de abrigo...hasta que mi madre me quiera soy pequeñita. Y torpe.