lunes, 29 de diciembre de 2008

Folerpa (y George)

















Las fotos no las saqué yo, las sacó Rodrigo, que es quien hace ese tipo de cosas en casa.

Sí: ¿cómo pueden ser tan guapos?

sábado, 27 de diciembre de 2008

Ferrol (y esto no es sólo la canción de Los Limones)

Hace días que no actualizo esto. En parte por mi ya eterna crisis, en parte por la Navidad (¿quién fue el imbécil que permitió la Navidad en el calendario?), en parte por la ciudad que lleva aplastándome desde que tengo uso de razón y de la que uno parece que no logra huir del todo nunca, pese a los versos famosos de la canción de Los Limones.

Podría contar innúmeras cosas, todas poco interesantes. Podría hacer la famosa entrada de Hannibal Lecter siempre prometida y que nunca llega*. Estar en Ferrol tiene ese tipo de (¡mierda!: ¿cómo se dice eiva en castellano?) ese tipo de problemas, vaya.

Podría, incluso, hablar de la influencia negativa de la capital del país donde algunos dicen que vivo en mis sobrinos. Sobre todo en mi sobrina mayor, que anda con gomas del pelo en formato banderita en la muñeca y va a misa todos los domingos. Y que yo tocara la guitarra en misa a esa edad, no tiene nada que ver con esto. Ni que haga una semana que cogí una guitarra por primera vez en cinco años, aunque ya no me acuerde de nada. Ni que, citando otra vez a Los Limones (salieron ayer en una conversación y no me los quito de la cabeza), me dé por la alegría de la infelicidad. Incluso hubo un tiempo en que sabía tocar canciones de Los Limones. Que todavía tengo cintas, pero mi casette está en Santiago (y las cintas aquí). Que no dejé de tocar la guitarra como dejé de escribir, porque otros lo hicieran mejor (¡era algo tan innegable, en el caso de la guitarra!), sino porque no tenía ganas de hacer nada y nada incluía tocar la guitarra.

Podría, incluso, comentar que acabo de comer arroz a la cubana y que me pareció entrañabilísimo que mi sobrina Lucía, a sus ocho años haya tenido que ir al comedor de su colegio para descubrir que, salvo en Cuba y en casa (tanto la mía como la suya), el mundo llama arroz a la cubana al arroz blanco con huevo frito y tomate. Sin plátano. La primera vez que tomé conciencia de ello pensé que el mundo se desmoronaba y era la única que se daba cuenta de ello. Igual que cuando descubrí que lo que era raro era no echarle azúcar al yogur (esto es: la rara era yo)

Es decir, podría hacer una entrada muy estúpida a costa de estupideces que van desde la supuesta gloria del grupo local, hasta comentarios gastronómicos de perogrullo. Pasando, es obvio, por mi eterna crisis y las putas Navidades. Nada interesante. Además, ni siquiera redacto bien. Y es culpa de Ferrol, como todo.

Así que, dado que las únicas actualizaciones que sé hacer desde esta habitación van, bien sobre Hannibal Lecter, bien sobre mi incapacidad congénita para enfrentarme al mundo en cuanto empiezo a acercarme al pueblo donde perder es lo normal, me callo ya y dejo la canción**. Porque es cierto que describe totalmente al lugar donde me tocó crecer. Y no, yo no nací aquí y no pienso quedarme.



Vivo al lado del mar,
en un pueblo donde
perder es lo normal,
los que pudieron escapar
juraron no volver jamas.
Hoy empezó a llover,
y todo a seguir igual,
igual de mal, igual de bien
y para que, no tengo prisa,
no nací para perder mi tren.
Las rias altas llevaran
los sueños y la realidad,
sera otro dia mas,
simplemente un dia mas.

La fabrica cerró,
las maquinas pararon
se secó el sudor.
La cabeza bien alta
cuando se tiene valor,
para andar por la vida
como el mejor perdedor.
Que importan hoy,
los bolsillos del pantalón
lo que esta dentro se lleva,
se tiene o no.
La costa oeste mirara
toda la vida cara el mar,
aqui me encontraras,
aqui tengo mi hogar.

Se que aqui naci
y aqui quiero quedar
aqui esta mi hogar,
donde se acaba el mar.

Sigo una tradicion,
costumbres que esta vez
mi tierra me enseño
vivir con el misterio
de saber si vengo o voy
y aunque lo tengo claro
solo muestro indecision.
La confusion no es mi defecto
y hasta hoy me entrego como
y cuando quiero solo yo.
Ahora ya sabes como soy,
donde dejé mi corazon
donde mi corazon, donde mi corazon.

Se que aqui naci
y aqui quiero quedar
aqui esta mi hogar,
donde se acaba el mar.



* En mi primer y vilmente asesinado (por mí) Once upon a midnight dreary, blog que empezó porque por la ventana de esta habitación entraba un wifi ajeno, de las cuatro ó cinco entradas que llegó a haber, dos ó tres iban sobre Hannibal Lecter. Días antes de que salieran casi simultáneamente el último libro y la última película.

** Sí, las canciones de Los Limones también me recuerdan a cuando era pequeña y, de vez en cuando, hasta me gustan.

martes, 23 de diciembre de 2008

Para empezar, Marley estaba muerto


Para empezar, Marley estaba muerto. No había ninguna duda sobre ello. El certificado de su entierro fue firmado por el clérigo, por el escribano, por el empresario de pompas fúnebres y por el que preside el duelo. Scrooge lo firmó también, y cualquier cosa que en la bolsa tuviese su nombre debajo, era buena. Marley había muerto. Esto debe quedar claro, porque de lo contrario no puede resultar nada extraordinario de la historia que voy a contar.
Scrooge nunca borró el nombre del viejo Marley. La firma era conocida como "Scrooge y Marley", unas veces le llamaban Scrooge y otras Marley, pero él contestaba a ambos nombres. Le daba igual.
Era tacaño el viejo Scrooge, duro y cortante como un pedernal; gruñón, reservado y solitario como una ostra. El frío que llevaba dentro helaba sus viejas facciones, mordía su nariz afilada, arrugaba sus mejillas, endurecía su forma de
andar, enrojecía sus ojos, ponía azules sus labios delgados y salía al exterior en su voz ronca.
Una vez, el mejor día del año, es decir la víspera de Navidad, el viejo Scrooge estaba sentado, muy atareado en su despacho. El tiempo era crudo, frío y nevaba. Los relojes acababan de dar las tres, pero ya había oscurecido. La puerta del despacho de Scrooge estaba abierta para poder echar el ojo a su escribiente, que copiaba cartas más allá. Scrooge tenía un fuego raquítico, pero el del escribiente era un solo carbón.
¡Felices Navidades, tío! ¡Dios te guarde! -gritó una voz animada.
Era el sobrino de Scrooge.
- ¡Bah! -dijo Scrooge-. ¡Paparruchas!

El sobrino estaba resplandeciente, la cara rubicunda y hermosa.
-¿La Navidad una paparrucha, tío? No quieres decir eso, ¿verdad?
- ¡Sí! -dijo Scrooge- ¡Felices Navidades! ¿Qué razones tienes tú para ser feliz? Eres tremendamente pobre.
-Entonces -replicó el sobrino-, ¿qué derecho tienes tú de estar triste? Eres tremendamente rico.
Al no tener respuesta apropiada, Scrooge dijo de nuevo:
- ¡Bah! ¡Paparruchas!
-No seas arisco, tío -dijo el sobrino.
-¿Qué otra cosa puedo ser cuando vivo en semejante mundo de idiotas? -contestó-. ¡Fuera con las felices Navidades! ¿Qué es para ti el tiempo de Navidad sino el de pagar facturas sin tener el dinero, de encontrarse un año más viejo y ni una sola hora más rico? Si pudiera hacer mi voluntad -continuó indignado- habría de cocer en su propia salsa a todos los necios que van por ahí con el "Felices
Navidades". ¡Vaya que sí!
- ¡Tío! -suplicó el sobrino.
- ¡Sobrino! ¡Festeja las Navidades a tu modo y déjame a mí el mío! ¡Mucho bien
pueden hacerte y mucho te han hecho! -dijo con ironía.
-Considero a las Navidades una buena época -contestó el sobrino-, amable, llena de perdón y caridad; el único momento, que yo sepa, en que los hombres parecen abrir de par en par sus corazones cerrados. Y por eso, tío, aunque las Navidades nunca me han metido ni una raspadura de oro en el bolsillo, creo que me han
hecho bien y que me lo harán en el futuro, así que digo: ¡Que Dios las bendiga!
El escribiente aplaudió sin querer.
-Si le vuelvo a escuchar -dijo Scrooge-, celebrará las Navidades perdiendo su empleo.
No te enfades tío. Vamos, ven a comer con nosotros mañana. Scrooge dijo que prefería verlo en el infierno.
-Pero, ¿por qué?
-¿Por qué te casaste?
- ¡Porque estaba enamorado!
- ¡Porque estabas enamorado! -gruñó Scrooge, como si eso fuese la única cosa en el mundo más ridícula que unas felices Navidades-. "Buenas tardes".
-Nunca fuiste a visitarme antes de que me casara. ¿Por qué ahora lo das como razón para no venir?
_" Buenastardes".
-Siento, de corazón, verte tan obstinado, pero en homenaje a la Navidad conservaré mi espíritu navideño, así que: ¡Felices Navidades!
-"Buenas tardes".
El sobrino dejó el despacho sin una palabra de enfado. Felicitó al dependiente y salió, dejando entrar a dos caballeros que llevaban libros y papeles.
-¿Tengo el placer de dirigirme al señor Scrooge o al señor Marley?
-El señor Marley lleva siete años de muerto -replicó Scrooge.
-No dudamos que su generosidad estará representada por el socio superviviente.
Al oír la palabra "generosidad´ Scrooge frunció el ceño.
-En esta época de fiestas, señor Scrooge, es de desear que hagamos alguna provisión para los pobres y desvalidos. Muchos niños carecen de lo elemental.
-¿No hay cárceles? -preguntó Scrooge-. ¿Funcionan los asilos?
-Sí, todavía. Me gustaría poder decir que no.
- ¡Vaya! Me satisface escuchar esto.
-Nos estamos esforzando en recabar fondos para los pobres y elegimos esta época porque es cuando se siente más la necesidad.
¿Por qué cantidad quiere que lo anote?
-Por nada.
-¿Desea ser anónimo?
-Deseo que me dejen solo -dijo Scrooge-. Yo no me divierto en la Navidad y no puedo permitirme el lujo de que lo haga la gente ociosa.
Contribuyo a sufragar los establecimientos mencionados. Cuestan bastante, y los que se encuentran en mala situación allí deben de ir.
-Muchos no pueden y otros preferirían morir antes.
-Si prefieren morir, es mejor que lo hagan y así aliviarán el exceso de población. ¡Buenas tardes, caballeros! Viendo que era inútil persistir, los caballeros se retiraron.
Por fin llegó la hora de cerrar el despacho. Scrooge se marchó y tomó su melancólica cena de costumbre y después de haber pasado agradablemente la velada con su libro de balances, se fue a dormir. Vivía en unas habitaciones que en otros tiempos pertenecieron a su difunto socio. Era un conjunto tenebroso y de aspecto amenazador, al fondo de un edificio de oficinas.
Scrooge tenía tanta fantasía como cualquier otra persona del barrio comercial de Londres, y hay que tener presente que no había concedido a Marley otro pensamiento desde que lo mencionó por la tarde. Así quisiera que alguien me explicase cómo Scrooge, que ya tenía la llave en la cerradura, sin que nada hubiese cambiado, contempló la cara de Marley en lugar del aldabón. Su cara, ni furiosa ni enfadada, sólo miraba a Scrooge como Marley solía hacerlo, con una expresión de horror que parecía existir a pesar de la cara y más allá de su voluntad.
Cuando Scrooge volvió a mirar fijamente sólo se encontró con el aldabón.
Sería mentir decir que no se sorprendió o que su sangre no experimentó una terrible sensación, olvidada desde la infancia. Sin embargo abrió y entró.
Encendió una vela y miró con cautela. Pero en el interior de la puerta no había nada.
- ¡Bah! ¡Bah! -dijo y cerró la puerta de un golpe.
Sala de estar, dormitorio, cuarto de trastos, todo estaba como tenía que estar. Nadie debajo de la cama, nadie debajo del sofá. Satisfecho por completo, se sentó a fin de tomar una sopa de avena. Después, dio varias vueltas por la habitación y se volvió a sentar. Al reclinar la cabeza hacia atrás, su mirada descansó por casualidad en una campana que no se usaba, y fue entonces cuando, con terror extraño e inexplicable, contempló cómo la campana empezaba a oscilar. No duró más de medio minuto, pero pareció una hora. Siguió un ruido metálico en las profundidades, como si alguien arrastrase una cadena. El ruido fue subiendo las escaleras yendo directamente hacia la puerta.
- ¡Paparruchas! -dijo Scrooge-. No creo en nada de esto.

Pero cambió de color cuando el ruido atravesó la puerta y se introdujo en la habitación.
Era Marley. En la cintura llevaba una cadena que se enroscaba como un rabo. Scrooge observó detenidamente que estaba hecha de libros de caja, llaves, candados, escrituras y pesadas bolsas. El cuerpo era transparente y aunque Scrooge examinaba al fantasma de pié ante él, continuaba incrédulo y luchaba contra sus sentidos.
-¿Qué pasa? ¿Qué quieres de mí? -preguntó Scrooge, cáustico y frío.
-Mucho.
Era la voz de Marley realmente.
-¿Quién eres?
-En vida fui tu socio Jacobo Marley.
-¿Puedes, puedes sentarte? -preguntó Scrooge con aire dudoso.
El espectro se sentó al otro lado de la chimenea.
-No crees en mí -observó el espectro.
-No -contestó Scrooge.
-¿Por qué dudas de tus sentidos?
-Porque cualquier cosa pequeña los afecta. Un ligero desarreglo del estómago los engaña. Puede que seas un trozo de carne sin digerir o un poco de mostaza.
Scrooge trataba de ser agudo, como medio de distraer su propia atención y dominar así su terror, porque la voz del espectro le llegaba hasta la médula.


Charles Dickens, Canción de Navidad

Ya es Navidad no sólo en El Corte Inglés, sino en todas partes. Pese a mi odio cerval hacia la Navidad, me gusta la historia del viejo Scrooge con sus fantasmas y su arrepentimiento. Igual que sigue gustándome Qué bello es vivir (sólo en Navidad) y los Gremlins, mi película para todos los públicos favorita de todos los tiempos. Mi historia cruel antinavideña favorita de todos los tiempos, claro. ¿Por qué la chica de Gremlins odia la Navidad? Para quienes no lo recuerden, supongo será mi felicitación oficial. Ya que Bettie Page me chafó el plan A muriendo, va el plan B. ¡Qué demonios!, puede que ponga a Bettie también. Las chicas desnudas son (se supone) una constante en mi blog. Ya veremos.

De momento, queda el principio de la historia navideña más versionada de todos los tiempos. Otro motivo para odiar la Navidad: cuando alguien consigue hacer una historia buena pese a lo ñoña al respecto, va el resto de la humanidad y la versiona hasta el paroxismo.

Odio la Navidad.

Pese a ello, soy una buena persona. Nada que ver con Mr. Scrooge.

Pero es que me resulta tan rematadamente estúpido celebrar el nacimiento del hijo de un dios en el que no creo. Tanto.

sábado, 20 de diciembre de 2008

No he querido saber, pero he sabido...




No he querido saber, pero he sabido que una de las niñas, cuando ya no era niña y no hacía mucho que había regresado de su viaje de bodas, entró en el cuarto de baño, se puso frente al espejo, se abrió la blusa, se quitó el sostén y se buscó el corazón con la punta de la pistola de su propio padre, que estaba en el comedor con parte de la familia y tres invitados. Cuando se oyó la detonación, unos cinco minutos después de que la niña hubiera abandonado la mesa, el padre no se levantó en seguida, sino que se quedó durante algunos segundos paralizado con la boca llena, sin atreverse a masticar ni a tragar ni menos aún a devolver el bocado al plato; y cuando por fin se alzó y corrió hacia el cuarto de baño, los que lo siguieron vieron cómo mientras descubría el cuerpo ensangrentado de su hija y se echaba las manos a la cabeza iba pasando el bocado de carne de un lado a otro de la boca, sin saber todavía qué hacer con él. Llevaba la servilleta en la mano, y no la soltó hasta que al cabo de un rato reparó en el sostén tirado sobre el bidet, y entonces lo cubrió con el paño que tenía a mano o tenía en la mano y sus labios habían manchado, como si le diera más vergüenza la visión de la prenda íntima que la del cuerpo derribado y semidesnudo con el que la prenda había estado en contacto hasta hacía muy poco: el cuerpo sentado a la mesa o alejándose por el pasillo o también de pie. Antes, con gesto automático, el padre había cerrado el grifo del lavabo, el del agua fría, que estaba abierto con mucha presión. La hija había estado llorando mientras se ponía ante el espejo, se abría la blusa, se quitaba el sostén y se buscaba el corazón, porque, tendida en el suelo frío del cuarto de baño enorme, tenía los ojos llenos de lágrimas, que no se habían visto durante el almuerzo ni podían haber brotado después de caer sin vida. En contra de su costumbre y de la costumbre general, no había echado el pestillo, lo que hizo pensar al padre (pero brevemente y sin pensarlo apenas, en cuanto tragó) que quizá su hija, mientras lloraba, había estado esperando o deseando que alguien abriera la puerta y le impidiera hacer lo que había hecho, no por la fuerza sino con su mera presencia, por la contemplación de su desnudez en vida o con una mano en el hombro. Pero nadie (excepto ella ahora, y porque ya no era una niña) iba al cuarto de baño durante el almuerzo. El pecho que no había sufrido el impacto resultaba bien visible, maternal y blanco y aún firme, y fue hacia él hacia donde se dirigieron instintivamente las primeras miradas, más que nada para evitar dirigirse al otro, que ya no existía o era sólo sangre. Hacía muchos años que el padre no había visto ese pecho, dejó de verlo cuando se transformó o empezó a ser maternal, y por eso no sólo se sintió espantado, sino también turbado. La otra niña, la hermana, que sí lo había visto cambiado en su adolescencia y quizá después, fue la primera en tocarla, y con una toalla (su propia toalla azul pálido, que era la que tenía tendencia a coger) se puso a secarle las lágrimas del rostro mezcladas con sudor y con agua, ya que antes de que se cerrara el grifo, el chorro había estado rebotando contra la loza y habían caído gotas sobre las mejillas, el pecho blanco y la falda arrugada de su hermana en el suelo. También quiso, apresuradamente, secarle la sangre como si eso pudiera curarla, pero la toalla se empapó al instante y quedó inservible para su tarea, también se tiñó. En vez de dejarla empaparse y cubrir el tórax con ella, la retiró en seguida al verla tan roja (era su propia toalla) y la dejó colgada sobre el borde de la bañera, desde donde goteó. Hablaba, pero lo único que acertaba a decir era el nombre de su hermana, y a repetirlo. Uno de los invitados no pudo evitar mirarse en el espejo a distancia y atusarse el pelo un segundo, el tiempo suficiente para notar que la sangre y el agua (pero no el sudor) habían salpicado la superficie y por tanto cualquier reflejo que diera, incluido el suyo mientras se miró. Estaba en el umbral, sin entrar, al igual que los otros dos invitados, como si pese al olvido de las reglas sociales en aquel momento, consideraran que sólo los miembros de la familia tenían derecho a cruzarlo. Los tres asomaban la cabeza tan sólo, el tronco inclinado como adultos escuchando a niños, sin dar el paso adelante por asco o respeto, quizá por asco, aunque uno de ellos era médico (el que se vio en el espejo) y lo normal habría sido que se hubiera abierto paso con seguridad y hubiera examinado el cuerpo de la hija, o al menos, rodilla en tierra, le hubiera puesto en el cuello dos dedos. No lo hizo, ni siquiera cuando el padre, cada vez más pálido e inestable, se volvió hacia él y, señalando el cuerpo de su hija, le dijo “Doctor”, en tono de imploración pero sin ningún énfasis, para darle la espalda a continuación, sin esperar a ver si el médico respondía a su llamamiento. No sólo a él y a los otros les dio la espalda, sino también a sus hijas, a la viva y a la que no se atrevía a dar aún por muerta, y, con los codos sobre el lavabo y las manos sosteniendo la frente, empezó a vomitar cuanto había comido, incluido el pedazo de carne que acababa de tragarse sin masticar. Su hijo, el hermano, que era bastante más joven que las dos niñas, se acercó a él, pero a modo de ayuda sólo logró asirle los faldones de la chaqueta, como para sujetarlo y que no se tambaleara con las arcadas, pero para quienes lo vieron fue más bien un gesto que buscaba amparo en el momento en que el padre no se lo podía dar. Se oyó silbar un poco. El chico de la tienda, que a veces se retrasaba con el pedido hasta la hora de comer y estaba descargando sus cajas cuando sonó la detonación, asomó también la cabeza silbando, como suelen hacer los chicos al caminar, pero en seguida se interrumpió (era de la misma edad que aquel hijo menor), en cuanto vio unos zapatos de tacón medio descalzados o que sólo se habían desprendido de los talones y una falda algo subida y manchada – unos muslos manchados –, pues desde su posición era cuanto de la hija caída se alcanzaba a ver. Como no podía preguntar ni pasar, y nadie le hacía caso y no sabía si tenía que llevarse cascos de botellas vacíos, regresó a la cocina silbando otra vez (pero ahora para disipar el miedo o aliviar la impresión), suponiendo que antes o después volvería a aparecer por allí la doncella, quien normalmente le daba las instrucciones y no se hallaba ahora en su zona ni con los del pasillo, a diferencia de la cocinera, que, como miembro adherido de la familia, tenía un pie dentro del cuarto de baño y otro fuera y se limpiaba las manos con el delantal, o quizá se santiguaba con él. La doncella, que en el momento del disparo había soltado sobre la mesa de mármol del office las fuentes vacías que acababa de traer, y por eso lo había confundido con su propio y simultáneo estrépito, había estado colocando luego en una bandeja, con mucho tiento y poca mano – mientras el chico vaciaba sus cajas con ruido también –, la tarta helada que le habían mandado comprar aquella mañana por haber invitados; y una vez lista y montada la tarta, y cuando hubo calculado que en el comedor habrían terminado el segundo plato, la había llevado hasta allí y la había depositado sobre una mesa en la que, para su desconcierto, aún había restos de carne y cubiertos y servilletas soltados de cualquier manera sobre el mantel y ningún comensal (sólo había un plato totalmente limpio, como si uno de ellos, la hija mayor, hubiera comido más rápido y lo hubiera rebañado además, o bien ni siquiera se hubiera servido carne). Se dio cuenta entonces de que, corno solía, había cometido el error de llevar el postre antes de retirar los platos y poner otros nuevos, pero no se atrevió a recoger aquéllos y amontonarlos por si los comensales ausentes no los daban por finalizados y querían reanudar (quizá debía haber traído fruta también). Como tenía ordenado que no anduviera por la casa durante las comidas y se limitara a hacer sus recorridos entre la cocina y el comedor para no importunar ni distraer la atención, tampoco se atrevió a unirse al murmullo del grupo agrupado a la puerta del cuarto de baño por no sabía aún qué motivo, sino que se quedó esperando, las manos a la espalda y la espalda contra el aparador, mirando con aprensión la tarta que acababa de dejar en el centro de la mesa desierta y preguntándose si no debería devolverla a la nevera al instante, dado el calor. Canturreó un poco, levantó un salero caído, sirvió vino a una copa vacía, la de la mujer del médico, que bebía rápido. Al cabo de unos minutos de contemplar cómo esa tarta empezaba a perder consistencia, y sin verse capaz de tomar una decisión, oyó el timbre de la puerta de entrada, y como una de sus funciones era atenderla, se ajustó la cofia, se puso el delantal más recto, comprobó que sus medias no estaban torcidas y salió al pasillo. Echó un vistazo fugaz a su izquierda, hacia donde estaba el grupo cuyos murmullos y exclamaciones había oído intrigada, pero no se entretuvo ni se acercó y fue hacia la derecha, como era su obligación. Al abrir se encontró con risas que terminaban y con un fuerte olor a colonia (el descansillo a oscuras) procedente del hijo mayor de la familia o del reciente cuñado que había regresado de su viaje de bodas no hacía mucho, pues llegaban los dos a la vez, posiblemente porque habían coincidido en la calle o en el portal (sin duda venían a tomar café, pero nadie había hecho aún el café). La doncella casi rió por contagio, se hizo a un lado y los dejó pasar, y aún tuvo tiempo de ver cómo cambiaba en seguida la expresión de sus rostros y se apresuraban por el pasillo hacia el cuarto de baño de la multitud. El marido, el cuñado, corría detrás muy pálido, con una mano sobre el hombro del hermano, como si quisiera frenarlo para que no viera lo que podía ver, o bien agarrarse a él. La doncella no regresó ya al comedor, sino que los siguió, apretando también el paso por asimilación, y cuando llegó a la puerta del cuarto de baño volvió a notar, aún más fuerte, el olor a colonia buena de uno de los caballeros o de los dos, como si se hubiera derramado un frasco o lo hubiera acentuado un repentino sudor. Se quedó allí sin entrar, con la cocinera y con los invitados, y vio, de reojo, que el chico de la tienda pasaba ahora silbando de la cocina al comedor, buscándola seguramente; pero estaba demasiado asustada para llamarle o reñirle o hacerle caso. El chico, que había visto bastante con anterioridad, sin duda permaneció un buen rato en el comedor y luego se fue sin decir adiós ni llevarse los cascos de botellas vacíos, ya que cuando horas después la tarta derretida fue por fin retirada y arrojada a la basura envuelta en papel, le faltaba una considerable porción que ninguno de los comensales se había comido y la copa de la mujer del médico volvía a estar sin vino.

Javier Marías, Corazón tan blanco



Me lo he comprado hoy. Le tenía ganas, después de este principio. Lógicamente.

Falta una frase para completar el párrafo inicial. Una frase que conecta el principio con el momento actual, con la historia que (creo) comienza. Por eso, la pongo aparte: "Todo el mundo dijo que Ranz, el cuñado, el marido, mi padre, había tenido muy mala suerte, ya que enviudaba por segunda vez."

Alterno con la crisis positiva de Martín Romaña. ¿Quién coño quiere una crisis positiva? Aprovechemos la crisis y hundámonos, de verdad, en la mierda. Más, si cabe.

Además, y por si fuera poco, ya es Navidad. Casi.

Y son las siete de la mañana y aquí estoy yo, actualizando el blog.

viernes, 19 de diciembre de 2008

It's not easy facing up when your whole world is black




I see a red door and I want it painted black
No colors anymore I want them to turn black
I see the girls walk by dressed in their summer clothes
I have to turn my head until my darkness goes

I see a line of cars and they're all painted black
With flowers and my love, both never to come back
I see people turn their heads and quickly look away
Like a newborn baby it just happens ev'ryday

I look inside myself and see my heart is black
I see my red door and it has been painted black
Maybe then I'll fade away and not have to face the facts
It's not easy facing up when your whole world is black

No more will my green sea go turn a deeper blue
I could not forsee this thing happening to you
If I look hard enough into the setting sun
My love will laugh with me before the morning comes

I see a red door and I want it painted black
No colors anymore I want them to turn black
I see the girls walk by dressed in their summer clothes
I have to turn my head until my darkness goes

Hmm, hmm, hmm...

I wanna see it painted black, painted black
Black as night, black as coal
I wanna see the sun, blotted out from the sky
I wanna see it painted, painted, painted, painted black
Yeah


Todo un clásico...

miércoles, 17 de diciembre de 2008

Una crisis positiva





Mi nombre es Martín Romaña y esta es la historia de mi crisis positiva. Y la historia también de mi cuaderno azul. Y la histora además de cómo un día necesité un cuaderno rojo para continuar la historia del cuaderno azul. Todo, en un sillón Voltaire.

En efecto, el día siete de junio de 1978, entré en crisis, como suele decirse por ahí, aunque positiva, en mi caso, pues logré por fin salir de la melancolía blue blue blue, como solía llamarla Octavia, que fue primero Octavia de Cádiz a secas, porque durante largo tiempo la conocí sólo en estado o calidad de aparición, sí, lo cual me impedía, como es lógico, bañarla en ternura con miles de apodos que prácticamente no vendrán al caso en el cuaderno azul, pero que en cambio justificarán plenamente la adquisición del cuaderno rojo. Plenamente, Octavia.
Cabe advertir, también, que el parecido con la realidad de la que han sido tomados los hechos no será a menudo una simple coincidencia, y que lo que intento es llevar a cabo, con modestia aparte, mucha ilusión y justicia distributiva, un esforzado ejercicio de interpretación, entendimiento y cariño multidireccional, del tipo a ver qué ha pasado aquí.

Alfredo Bryce Echenique, La vida exagerada de Martín Romaña



Releo a Martín Romaña para convertir en positiva mi crisis. O intentarlo. O, al menos, disfrutar con las desventuras de su exagerada vida. Releo Martín Romaña y, como la primera vez que lo leí, hace unos diez años, me planteo comprarme un cuaderno azul. Y otro rojo. Y un sillón Voltaire.

Hubo un tiempo en que declaraba que Bryce era mi escritor. Fue antes del Planeta, antes de la violación a su propia obra que declaran es Pancho Marambio, novela que todavía no me he atrevido a leer. Sin embargo, pocos autores me hacen tan feliz como Bryce. Más Martín Romaña. Más, Julius. Más, el pobre de San Pedro Balbuena que fue tantas veces Pedro y nunca supo negar a nadie. Infinitamente algunos de los capítulos de sus Antimemorias. Algún día, Bryce volverá a escribir. Sin necesidad de que (se rumorea) lo encierren en un piso, le prohiban beber y le digan "escribe algo, que te damos el Planeta". Algún día lo hará. Si no, siempre nos quedarán París y su Guía triste.

¿Plagios? Siempre diré que es una buena noticia, que hay más de un Bryce suelto.

Siempre que me tiembla la mano con un vaso con hielo, pienso en Martín Romaña. Y otras muchas veces.

Soy un ser tremendamente parcial, lo sé. Pese a ello, ya no leo a quien fue mi escritor favorito.




domingo, 14 de diciembre de 2008

Le tourbillon de la vie




Elle avait des bagues à chaque doigt,
Des tas de bracelets autour des poignets,
Et puis elle chantait avec une voix
Qui, sitot, m'enjola.

Elle avait des yeux, des yeux d'opale,
Qui me fascinaient, qui me fascinaient.
Y avait l'ovale de son visage pâle
De femme fatale qui m'fut fatale.
De femme fatale qui m'fut fatale.

On s'est connus, on s'est reconnus,
On s'est perdus de vue, on s'est r'perdus d'vue
On s'est retrouvés, on s'est réchauffés,
Puis on s'est séparés.

Chacun pour soi est reparti.
Dans l'tourbillon de la vie
Je l'ai revue un soir, hàie, hàie, hàie
Ça fait déjà un fameux bail.
Ça fait déjà un fameux bail.

Au son des banjos je l'ai reconnue.
Ce curieux sourire qui m'avait tant plu.
Sa voix si fatale, son beau visage pâle
M'émurent plus que jamais.

Je me suis soûlé en l'écoutant.
L'alcool fait oublier le temps.
Je me suis réveillé en sentant
Des baisers sur mon front brûlant.
Des baisers sur mon front brûlant.

On s'est connus, on s'est reconnus.
On s'est perdus de vue, on s'est r'perdus de vue
On s'est retrouvés, on s'est séparés.
Puis on s'est réchauffés.

Chacun pour soi est reparti.
Dans l'tourbillon de la vie.
Je l'ai revue un soir ah là là
Elle est retombée dans mes bras.
Elle est retombée dans mes bras.

Quand on s'est connus,
Quand on s'est reconnus,
Pourquoi se perdre de vue,
Se reperdre de vue ?

Quand on s'est retrouvés,
Quand on s'est réchauffés,
Pourquoi se séparer ?

Alors tous deux on est repartis
Dans le tourbillon de la vie
On à continué à tourner
Tous les deux enlacés
Tous les deux enlacés.


¿Jim y Jules? No: Jules y Jim.

Catherine es uno de los personajes femeninos que más me gustan en la historia del cine. Al menos, del cine que yo haya visto.

martes, 9 de diciembre de 2008

Todos los niños crecen, excepto uno

UNAS PALABRAS PARA PETER PAN

"No puedo ya ir contigo, Peter. He olvidado volar, y...
Wendy se levantó y encendió la luz: él
lanzó un grito de dolor... »
James Matthew Barrie, Peter Pan.

Pero conoceremos otras primaveras, cruzarán el cielo otros nombres -Jane, Margaret-. El desvío en la ruta, la visita a la Isla-Que-No-Existe, está previsto en el itinerario. Cruzarán el cielo otros nombres hasta ser llamados, uno tras otro, por la voz de la señora Darling (el barco pirata naufraga, Campanilla cae al suelo sin un grito, los Niños Extraviados vuelven el rostro a sus esposas o toman sus carteras de piel bajo el brazo, Billy el Tatuado saluda cortésmente, el señor Darling invita a todos ellos a tomar el té a las cinco). Las pieles de animales, el polvo mágico que necesitaba de la complicidad de un pensamiento, es puesto tras de la pizarra, en una habitación para ellos destinada en el n° 14 de una calle de Londres, en una habitación cuya luz ahora nadie enciende. Usted lleva razón, señor Darling, Peter Pan no existe, pero sí Wendy, Jane, Margaret y los Niños Extraviados. No hay nada detrás del espejo, tranquilícese, señor Darling, todo estaba previsto, todos ellos acudirán puntualmente a las cinco, nadie faltará a la mesa. Campanilla necesita a Wendy, las Sirenas a Jane, los Piratas a Margaret. Peter Pan no existe. «Peter Pan, ¿no lo sabías? Mi nombre es Wendy Darling». El río dejó hace tiempo la verde llanura, pero sigue su curso. Conocer el Sur, las Islas, nos ayudará, nos servirá de algo al fin y al cabo, durante el resto de la semana. Wendy, Wendy Darling. Deje ya de retorcerse el bigote, señor Darling, Peter Pan no es más que un nombre, un nombre más para pronunciar a solas, con voz queda, en la habitación a oscuras. Deje ya de retorcerse el bigote, todo quedará en unas lágrimas, en un sollozo apagado por la noche: todo está en orden, tranquilícese, señor Darling.

Leopoldo María Panero



Siempre he mantenido que me parecía injusto el tener que escoger entre Wendy y Campanilla. Yo quiero ser Tigrilla, la amiga de Peter. O sirena. Hay veces que querría ahogar a Wendy.

Lo único que me gusta de Wendy es que sea la única chica entre tanto Niño Perdido y que cosa la sombra de Peter.

A Campanilla, realmente no la soporto. Pese a ello, bato palmas periódicamente, para demostrar que creo en las hadas y salvarla.

Tal vez porque envidio su capacidad para hacer volar a otros. Si no saben volar, pierden el tiempo conmigo.

Yo claro que sé volar. Y hacer todo lo que sabe hacer una piel roja como dios manda.

Ni Wendy ni Campanilla, no. Que se peleen ellas por Peter.

Todos los niños crecen, excepto uno. Y ahora viene Panero a contarnos que no existe.

Pero Nunca Jamás, sí. Si no, ¿dónde se supone que vivo yo?



viernes, 5 de diciembre de 2008

Si cantara el gallo rojo, otro gallo cantaría...

Nada que ver con las dos anteriores.



Cuando canta el gallo negro
es que ya se acaba el día.
Si cantara el gallo rojo
otro gallo cantaría.

Ay, si es que yo miento,
que el cantar que yo canto
lo borre el viento.
Ay, qué desencanto
si me borrara el viento
lo que yo canto.


Se encontraron en la arena
los dos gallos frente a frente.
El gallo negro era grande
pero el rojo era valiente.

Se miraron a la cara
y atacó el negro primero.
El gallo rojo es valiente
pero el negro es traicionero.

Gallo negro, gallo negro,
gallo negro, te lo advierto:
no se rinde un gallo rojo
mas que cuando está ya muerto.

Chicho Sánchez Ferlosio


Filología en Santiago es la única de todas las facultades que estuvieron cerradas en la LOU que no se ha encerrado por Bologna. Nunca pensé (era la más pequeña) ser veterana de la LOU, pero lo soy.

Y la Filología como disciplina se ha ido al carajo y a sus estudiantes les da igual. Les daba igual el otro día en la mesa redonda del simposio de Lingüística Románica (se limitaban a decir que cómo no iba a desaparecer la Filología Románica si éramos tan pocos) y les da igual todo. Ellos han venido a aprender inglés. O francés. O alemán, o lo que sea. O a defender el gallego frente al manifiesto por la lengua única (ojo: yo también). ¿Dónde está la gente que quiere hacer ediciones críticas? ¿Gramática histórica? Porque, para aprender idiomas, mejor las EOIs. Y, para leer, lo digo por experiencia, mejor meterse en la biblioteca.

¿O es que vamos todos para profes de secundaria? Pues para eso mejor hacer Magisterio, que es más corto, hay más plazas y los niños son bastante más fáciles de afrontar que los adolescentes. ¿No?

No, la de Chicho no es de las canciones que fueron banda sonora del feche de filologia. Si lo fue, yo no me enteré. Pero sí considero que defender con uñas y dientes las carreras minoritarias y las disciplinas de humanidades es una forma de luchar contra el gallo negro. Y, recordemos: no se rinde un gallo rojo más que cuando está ya muerto. Y la cultura, por más que nos estemos empeñando, no es tan fácil de borrar. No lo es.

Mientras, seguiremos recitando cansós en occitano cuando estemos borrachos. Desde el alcohol también se puede cambiar el mundo.

Desde la poesía no hace falta decir que también. ¿O sí?

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Ya puestos...

... y haciendo un tremendo alarde de originalidad:



La letra está en la entrada anterior.

lunes, 1 de diciembre de 2008

Bitte geh nicht fort




Bitte geh nicht fort
Was ich auch getan
Was ich auch gesagt
Glaube nicht ein Wort
Denk' nicht mehr daran
Oft sagt man im Streit
Worte, die man dann
Später tief bereut
Denn ich weiß genau
Ohne dich, da wär'
Jeder Tag so grau
Wär' mein Leben leer
Bitte geh nicht fort, bitte geh nicht fort
Bitte geh nicht fort, bitte geh nicht fort
Bleibe nah bei mir
Gib mir deine Hand
Ich erzähle dir von dem fernen Land
Wo man keinen Zorn, keine Tränen kennt
Keine Macht der Welt Liebende mehr trennt
Wo die Sonne scheint fast das ganze Jahr
Wo die Rosen blühen schon im Januar
Bitte geh nicht fort, bitte geh nicht fort
Bitte geh nicht fort, bitte geh nicht fort
Bitte geh nicht fort
Laß mich nicht allein
Wenn du mich verläßt
Stürzt der Himmel ein
Laß uns so wie einst
Stumm am Fenster stehn
Traumverloren sehn wie die Nebel drehn
Bis am Himmelszelt
Voll der Mond erscheint
Unsre beiden Schatten
Liebevoll vereint
Bitte geh nicht fort, bitte geh nicht fort
Bitte geht nicht fort, bitte geh nicht fort
Glaube mir, ich werd' deine Sehnsucht stillen
Werd' dir jeden Wunsch dieser Welt erfüllen
Werde alles tun, was ich hab' versäumt
Um die Frau zu sein, die du dir erträumt
Du mußt mir verzeihen, ich beschwöre dich
Laß mich nicht allein, denn ich liebe dich
Bitte geh nicht fort, bitte geh nicht fort
Bitte geh nicht fort, bitte geh nicht fort
Bitte geh nicht fort
Was ich auch getan
Was ich auch gesagt
Glaube nicht ein Wort
Denk' nicht mehr daran
Oft sagt man im Streit
Worte, die man dann später tief bereut
Denn ich weiß genau
Ohne dich, da wär'
Jeder Tag so grau
Wär' mein Leben leer
Bitte geh nicht fort, bitte geh nicht fort
Bitte geh nicht fort, bitte geh nicht fort



Y, para los que no sabemos alemán, la letra en francés:


Ne me quitte pas
Il faut oublier
Tout peut s'oublier
Qui s'enfuit déjà
Oublier le temps
Des malentendus
Et le temps perdu
A savoir comment
Oublier ces heures
Qui tuaient parfois
A coups de pourquoi
Le coeur du bonheur
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas


Moi je t'offrirai
Des perles de pluie
Venues de pays
Où il ne pleut pas
Je creuserais la terre
Jusqu'après ma mort
Pour couvrir ton corps
D'or et de lumière
Je ferai un domaine
Où l'amour sera roi
Où l'amour sera loi
Où tu seras ma reine
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas


Ne me quitte pas
Je t'inventerai
Des mots insensés
Que tu comprendras
Je te parlerai
De ces amants là
Qui ont vu deux fois
Leurs coeurs s'embraser
Je te raconterai
L'histoire de ce roi
Mort de n'avoir pas
Pu te rencontrer
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas


On a vu souvent
Rejaillir le feu
D'un ancien volcan
Qu'on croyait trop vieux
Il est paraît-il
Des terres brûlées
Donnant plus de blé
Qu'un meilleur avril
Et quand vient le soir
Pour qu'un ciel flamboie
Le rouge et le noir
Ne s'épousent-ils pas
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas


Ne me quitte pas
Je ne vais plus pleurer
Je ne vais plus parler
Je me cacherai là
A te regarder
Danser et sourire
Et à t'écouter
Chanter et puis rire
Laisse-moi devenir
L'ombre de ton ombre
L'ombre de ta main
L'ombre de ton chien
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas.



Me encanta la original, pero la de Marlene siempre me hace llorar.

jueves, 27 de noviembre de 2008

Un avance anímico




MEDITACIÓN EN EL UMBRAL

No, no es la solución
tirarse bajo un tren como la Ana de Tolstoy
ni apurar el arsénico de Madame Bovary
ni aguardar en los páramos de Ávila la visita
del ángel con venablo
antes de liarse el manto a la cabeza
y comenzar a actuar.
Ni concluir las leyes geométricas, contando
las vigas de la celda de castigo
como lo hizo Sor Juana. No es la solución
escribir, mientras llegan las visitas,
en la sala de estar de la familia Austen
ni encerrarse en el ático
de alguna residencia de la Nueva Inglaterra
y soñar, con la Biblia de los Dickinson,
debajo de una almohada de soltera.

Debe haber otro modo que no se llame Safo
ni Mesalina ni María Egipciaca
ni Magdalena ni Clemencia Isaura.

Otro modo de ser humano y libre.

Otro modo de ser.


Rosario Castellanos


Ahora sólo falta saber cuál es el modo de ser, claro. Y que no se llame Meryone ni Annabel Lee, que también vamos mal.

La imagen, un Collier.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Lampa



Roman Polanski, 1959

Cortesía de Vincent Malloy que, además de publicarlo en su fotolog de cine, me pasó el link por messenger.

Yo me acabo de enamorar, no sé vosotros.

De enamorar y de traumatizar. Las dos cosas.

martes, 25 de noviembre de 2008

It's a perfect day, Elise




He got lucky one time
Hitting with the girl in room 509
She turned her back on him facing the frame
Said, "Listen Joe, don't you come here again."
White sun scattered all over the sea
He could think of nothing but her name, 'Elise'
God is the sweat running down his back
The water soaked her blond hair black
It's a perfect day Elise
He got burned by the sun
His face so pale and his hands so worn
Let himself in room 509
Said a prayer, and cried, 'It's a perfect day, Elise.'

PJ Harvey

viernes, 21 de noviembre de 2008

Por tí, para que un día llegaras





Por ti, para que tú un día llegaras,
¿no respiraba yo a media noche
el flujo que ascendía de las noches?
Porque esperaba, con magnificencias
casi inagotables, saciar tu rostro
cuando reposó una vez contra el mío
en infinita suposición.
Silencioso se hizo espacio en mis rasgos;
para responder a tu gran mirada
se espejaba, se ahondaba mi sangre.
¡Qué expresión fue sembrada en mi interior
para que, cuando crece tu sonrisa,
proyecte sobre ti espacio cósmico!
Pero tú no vienes, o vienes demasiado tarde.
Precipitaros, ángeles, sobre este
linar azul. ¡Segad, segad, oh ángeles!

Rainer María Rilke



Desgraciadamente, no sé alemán.

La imagen, Psique abriendo la puerta del jardín de Cupido, de Waterhouse.

Actualización de dos minutos. De esas de recordar poema y recordar cuadro. De las de fotolog, vaya.

jueves, 20 de noviembre de 2008

Negras tormentas agitan los aires...

Iba a hacer un texto largo con toda mi indignación porque nadie recuerde que el 20-N no sólo murió el señor bajito y mojigato que hizo la vida imposible a nuestros padres y abuelos. Que es también el aniversario de la muerte del amigo Buenaventura. Buenaventura Durruti, sí. Uno de esos que querían cambiar el mundo y llegó la Guerra Civil y les jodió la revolución. Guerra Civil que no olvidemos que en otros países es conocida como Revolución Española. Y no precisamente gracias al señor de bigote, sino a Durruti y sus amigos. Esos que eran los más y que ahora no se recuerdan. Iba a cabrearme pero son las mil, con todo mi insomnio. Así que que le den por culo a ZP y toda su memoria histórica más sesgada que la que no tenía nombre; la que era sólo recuerdo de la Guerra Civil. Con sus grandezas y sus miserias, por ambos lados. Que el mundo siga creyendo que todos los rojos eran comunistas. O socialistas. Que mis amigos me digan que debería votar. Que sigan haciendo documentales sobre la muerte de Franco, a ver si los niños que no saben quién era que salen por la tele ven alguno y descubren lo que deberían contarles en el colegio. A nosotros nos lo contaban. Dependiendo de quien, nos decía que era bueno o malo. Y nadie empleaba el pleonasmo "memoria histórica". Cómo si la memoria pudiera ser de otro tipo!

Setenta y dos años, sí. Cuatro posibles muertes y nunca lo sabremos. Que si fueron los comunistas, que si fueron sus compañeros porque estaba acercándose a los comunistas, que si los fascistas dispararon desde una ventana, que si fue él mismo, por accidente.

Buscaba un fragmento del montaje de Els Joglars sobre la muerte de Durruti. Las muertes, más bien y me lo he encontrado entero. No sé si cargará, pero vale la pena. Yo lo vi (ahora no me voy a poner a volver a verlo) hace tres o cuatro años, en un ciclo de cine de las jornadas de CNT Compostela. En pantalla grande. Una gozada. Además, ponían antes de los pases cortos hechos por el sindicato de espectáculos. Maravillas como (literal) "Los aguiluchos de la FAI por tierras de Aragón".

Si no cargara, link aquí.

Iba a poner una canción de Chicho Sánchez Ferlosio, pero creo que en el de Els Joglars cantaba el Romancero de Durruti entero y me parece excesivo.

Ahí va video. Y, ya que estamos, lápida. Lápida no de la tumba, que esa es otra. Homenaje a Durruti, Ascaso y García Oliver. En Montjuic.

Hoy tocaba post reivindicativo. No sólo iba a poner poemas y cuadros del XIX.






domingo, 16 de noviembre de 2008

Otra de Courbet

Sé que de mis pintores favoritos están el mundo y esto llenos. Lo sé. Contra lo que pueda parecer, no cambio de opinión. Mi pintor "más favorito", emulando a los niños pequeños, sigue siendo Munch. Pero, si me hacen quedarme con un pintor de desnudos, me quedo con Courbet. Si, pese a Modigliani. Y a Tamara de Lempicka. Y a tantísimos otros.

Van dos entradas de Courbet (se prodiga poco en mi blog) y aún no he puesto "El sueño". Todo llegará.

Además, no sólo tiene desnudos. Aunque la cabra tire al monte.

Mis favoritas, las tres últimas. No me hagáis escoger entre mis hijos!










viernes, 14 de noviembre de 2008




ahora
en esta hora inocente
yo y la que fui nos sentamos
en el umbral de mi mirada

Alejandra Pizarnik



Ya no sé llorar...

jueves, 13 de noviembre de 2008

Herbert James Draper












Me parece imprescindible la del medio...

miércoles, 12 de noviembre de 2008

For a dream's sake





MIRAGE


The hope I dreamed of was a dream,

Was but a dream; and now I wake

Exceeding comfortless, and worn, and old,

For a dream's sake.

I hang my harp upon a tree,

A weeping willow in a lake;

I hang my silenced harp there, wrung and snapt

For a dream's sake.

Lie still, lie still, my breaking heart;

My silent heart, lie still and break:

Life, and the world, and mine own self, are changed

For a dream's sake.


Christina Rossetti





La imagen, de su hermano. Dante Gabriel Rossetti, sí. Él también escribía y ella también pintaba.




Depois de amanhã serei finalmente o que hoje não posso nunca ser

    Adiamento

Depois de amanhã, sim, só depois de amanhã...
Levarei amanhã a pensar em depois de amanhã,
E assim será possível; mas hoje não...
Não, hoje nada; hoje não posso.
A persistência confusa da minha subjetividade objetiva,
O sono da minha vida real, intercalado,
O cansaço antecipado e infinito,
Um cansaço de mundos para apanhar um elétrico...
Esta espécie de alma...
Só depois de amanhã...
Hoje quero preparar-me,
Quero preparar-rne para pensar amanhã no dia seguinte...
Ele é que é decisivo.
Tenho já o plano traçado; mas não, hoje não traço planos...
Amanhã é o dia dos planos.
Amanhã sentar-me-ei à secretária para conquistar o mundo;
Mas só conquistarei o mundo depois de amanhã...
Tenho vontade de chorar,
Tenho vontade de chorar muito de repente, de dentro...

Não, não queiram saber mais nada, é segredo, não digo.
Só depois de amanhã...
Quando era criança o circo de domingo divertia-rne toda a semana.
Hoje só me diverte o circo de domingo de toda a semana da minha infância...
Depois de amanhã serei outro,
A minha vida triunfar-se-á,
Todas as minhas qualidades reais de inteligente, lido e prático
Serão convocadas por um edital...
Mas por um edital de amanhã...
Hoje quero dormir, redigirei amanhã...
Por hoje, qual é o espetáculo que me repetiria a infância?
Mesmo para eu comprar os bilhetes amanhã,
Que depois de amanhã é que está bem o espetáculo...
Antes, não...
Depois de amanhã terei a pose pública que amanhã estudarei.

Depois de amanhã serei finalmente o que hoje não posso nunca ser.
Só depois de amanhã...
Tenho sono como o frio de um cão vadio.
Tenho muito sono.
Amanhã te direi as palavras, ou depois de amanhã...
Sim, talvez só depois de amanhã...

O porvir...
Sim, o porvir...

    Álvaro de Campos


En español, aquí.

lunes, 10 de noviembre de 2008

O joven muerta jadeando en la gran garganta oscura

FORMAS

no sé si pájaro o jaula
mano asesina
o joven muerta jadeando en la gran garganta oscura
o silenciosa
pero tal vez oral como una fuente
tal vez juglar
o princesa en la torre más alta.

Alejandra Pizarnik






Alejandra Pizarnik y Munch (lo dije aquí, lo dije en tres fotologs) se necesitan mutuamente. O puede que los necesite yo, juntos, los días que lo único que quiero es que la vida me deje en paz y largarme a lamerme heridas. No lo sé.

El texto cayó en, al menos, dos fotologs. Curiosamente, con Rossetti. Con Rossetti va Alejandra otras veces, las veces que me siento princesa en la torre más alta.

Hoy no sé lo que me siento, si pájaro o jaula, si piedra en la que tropezar o animal que tropieza. Nunca mano asesina, siempre joven muerta.

Además, hace dos meses y medio (casi) que perdí la capacidad para el llanto catártico.

Total, ¿para qué? ¿Para esto?

En un rato soy libre para lamerme heridas.

Últimamente, es lo único que sé hacer.

domingo, 9 de noviembre de 2008

Tamara de Lempicka

















viernes, 7 de noviembre de 2008

The truth can't save you now




Mrs. O

oh mrs. o
will you tell us where the naughty children go
will you show
how the sky turned white and everybody froze
heaven knows how they got into the fireplace
but everybody's saying grace
and trying to keep a happy face

and oh mrs. o
can you teach us how to keep from getting cold
out we go and you watch us as we face the falling snow
what a show with our hairdryers aimed heavenwards
and fifty foot extension cords
you really have a way with words

the truth can't save you now
the sky is falling down
watch the vultures count the hours
april trains may bring strange showers

and oh mrs. o
will you tell about the time they made you go
all alone to the palace where they took your only clothes
we all know
there's no hell and no hiroshima
chernobyl was a cover up
the world is really all in love

oh mrs o
will you leave us hanging now that we are grown
up and old
will you kill me if i say i told you so
we all know
ther'es no hitler and no holocaust
no winter and no santa clause
and yes virginia all because
the truth can't save you now
the sky is falling down
eveything they ever told us
shakes our faith and breaks their promise
but you can stop the truth from leaking
if you never stop believing......

The Dresden Dolls

miércoles, 5 de noviembre de 2008

The mercy seat, el Asiento Peligroso y más cosas

Como prefiero sin duda la mitología artúrica a la judeo-cristiana y la vuelta del dux bellorum a la del hijo del carpintero, no puedo no pensar en el Asiento Peligroso (Siège Périlleux, si queremos ser pedantes) donde se sentará Galaaz (pero que antes freirá a unos cuantos caballeros) antes que en el Hilasterion. No sé vosotros.

Porque, además, todos sabemos que Arturo comparte piso en Avalon con Marilyn y con Elvis. El hippie del otro, en cambio, nadie tiene muy claro dónde vive. Seguro que en una casa okupada.

Aunque me temo que el señor Cave prefiere, como explicación al adulterio, la paloma y la virgen a la transformación física de Uther en Gorlois. Aunque, como Gorlois muere mientras Igerne cree que está con ella, la cosa tiene más glamour y culmina con una espada en una piedra.

Falso, culmina mucho después con otro adulterio (y muchísimo glamour: heridas que se abren, pinturas en casa de un hada y demás historias) y una batalla muy grande en los llanos de Salisbury. Pero si empiezo, me emociono.

Además (y ya paro), que cada año en Pentecostés haya una aventura distinta (y qué seguridad tenían que tener en que la habría, cuando no se sentaban a comer nunca hasta que aparecía -que el irreverente del autor de Jaufré les haga salir a buscarla, ya que no se presenta y tienen hambre, y que, encima, el responsable resulte ser un caballero que se transforma en bicho feo para putear al rey es otra cuestión-) tiene más emoción que que un año venga el Fantasma Sagrado ese (de verdad lo he visto traducido así y desde entonces no puedo llamarlo de otra forma) y te ponga fuego encima de la cabeza para aprender idiomas... Putos intelectuales! Que leyeran traducciones, como hacemos los demás...

Necesito dormir más por las noches.

A todo esto, la canción va de un condenado a muerte y la silla eléctrica.





It began when they come took me from my home
And put me in Dead Row,
Of which I am nearly wholly innocent, you know.
And I'll say it again
I..am..not..afraid..to..die.
I began to warm and chill
To objects and their fields,
A ragged cup, a twisted mop
The face of Jesus in my soup
Those sinister dinner meals
The meal trolley's wicked wheels
A hooked bone rising from my food
All things either good or ungood.
And the mercy seat is waiting
And I think my head is burning
And in a way I'm yearning
To be done with all this measuring of truth.
An eye for an eye
A tooth for a tooth
And anyway I told the truth
And I'm not afraid to die.
Interpret signs and catalogue
A blackened tooth, a scarlet fog.
The walls are bad. Black. Bottom kind.
They are sick breath at my hind
They are sick breath at my hind
They are sick breath at my hind
They are sick breath gathering at my hind
I hear stories from the chamber
How Christ was born into a manger
And like some ragged stranger
Died upon the cross
And might I say it seems so fitting in its way
He was a carpenter by trade
Or at least that's what I'm told
Like my good hand I
tatooed E.V.I.L. across it's brother's fist
That filthy five! They did nothing to challenge or resist.
In Heaven His throne is made of gold
The ark of his Testament is stowed
A throne from which I'm told
All history does unfold.
Down here it's made of wood and wire
And my body is on fire
And God is never far away.
Into the mercy seat I climb
My head is shaved, my head is wired
And like a moth that tries
To enter the bright eye
I go shuffling out of life
Just to hide in death awhile
And anyway I never lied.
My kill-hand is called E.V.I.L.
Wears a wedding band that's G.O.O.D.
`Tis a long-suffering shackle
Collaring all that rebel blood.
And the mercy seat is waiting
And I think my head is burning
And in a way I'm yearning
To be done with all this measuring of truth.
An eye for an eye
And a tooth for a tooth
And anyway I told the truth
And I'm not afraid to die.
And the mercy seat is burning
And I think my head is glowing
And in a way I'm hoping
To be done with all this weighing up of truth.
An eye for an eye
And a tooth for a tooth
And I've got nothing left to lose
And I'm not afraid to die.
And the mercy seat is glowing
And I think my head is smoking
And in a way I'm hoping
To be done with all this looks of disbelief.
An eye for an eye
And a tooth for a tooth
And anyway there was no proof
Nor a motive why.
And the mercy seat is smoking
And I think my head is melting
And in a way I'm helping
To be done with all this twisted of the truth.
A lie for a lie
And a truth for a truth
And I've got nothing left to lose
And I'm not afraid to die.
And the mercy seat is melting
And I think my blood is boiling
And in a way I'm spoiling
All the fun with all this truth and consequence.
An eye for an eye
And a truth for a truth
And anyway I told the truth
And I'm not afraid to die.
And the mercy seat is waiting
And I think my head is burning
And in a way I'm yearning
To be done with all this measuring of proof.
A life for a life
And a truth for a truth
And anyway there was no proof
But I'm not afraid to tell a lie.
And the mercy seat is waiting
And I think my head is burning
And in a way I'm yearning
To be done with all this measuring of truth.
An eye for an eye
And a truth for a truth
And anyway I told the truth
But I'm afraid I told a lie.

lunes, 3 de noviembre de 2008

Añoro

Dizque Albert Plá acaba de sacar disco y se llama "La diferencia". Salió pasadísimo, como siempre, el otro día en Buenafuente, mientras yo me lamía las heridas en el sofá de María. Hizo un resumen de una de las canciones del disco (lo que quiere decir que la cantó en cuestión de segundos, en pleno blancazo) y se puso el casco de la portada. Poco más, porque lo sacaron en cuanto pudieron.

Siempre me ha gustado Albert Plá. Desde que era el cura que en Airbag cantaba "Soy rebelde". Más desde que descubrí que al cabrón se le entiende mejor cuando canta en catalán que cuando canta en español. Y fue gracias a él (como el resto del país, seamos realistas) que descubrí al amigo Fonollosa. Un señor que me gusta mucho desde que, con la cinta que aún conservo y que tiene el "Supone Fonollosa", el "No sólo de rumba vive el hombre" y tres canciones del "Actos inexplicables" de Nacho Vegas (al que descubrí en ese momento), Iago me dejó el libro de Acantilado con poemas de Fonollosa. Ese disco de Albert Plá tiene, además de los poemas de Fonollosa, una version de "Take a walk on the wild side" (el lado más bestia de la vida) y esta canción. Que me gusta mucho. Pero mucho.

Y que hubo un tiempo en que era la historia de mi vida. Ahora no, ahora sé que me reencarnaré en alcachofa. O, mejor, en endibia.





Añoro todo aquello que no tuve,
lo que tuve retuve
y eso no me lo quita nadie.
Añoro solamente
lo que no vi ni en pintura,
lo que no quise que ocurriera,
lo que olvidé por desidia,
lo que no escuché por ciego;
echo de menos, me hace falta
lo que no viví ni en sueños.

Añoro, por ejemplo,
no haberme follado a Marta,
pensando mientras tanto
que me follaba a su hermana.
Y añoro a esa muchacha
que jamás he conocido
y que espera ansiosamente
el amor mío.
Y esa rayita y esa pastillita,
que no tomé contigo aquella noche.
Me duelen los recuerdos
por no haberte conocido,
ni amado ni violado
en un confesionario.
Quién pudiera haber gozado
de la luna y de tus besos,
en aquel acantilado
dentro de un Cadillac rojo.

Y por cierto,
se me olvidaba decir,
se me olvidaba decir,
lo que te vine a pedir:
¿si quieres bailar conmigo
esa canción tan bonita?
Aún no existe todavía
pero es mi canción preferida.

Estoy triste voy de luto
como si se hubieran muerto
esos seres tan queridos
que fueron mis enemigos.
Me duele la cabeza,
no me quito esa resaca
ayer me quedé en casa
no tomé ni una copita;
tampoco maté a nadie
y eso que hay quien lo merece,
por pereza o por cobarde,
nunca quise o nunca pude.

Y añoro esos zapatos que no tuve,
mis pies pisan descalzos
pues yo siempre ando desnudo.
Y eso que nunca me pinté
con purpurina todo el cuerpo,
ni me subí a ese campanario
pa' gritarle al sol y al viento:
¡me cago en la madre que parió
a esos mamones, xixarel.los
que me están chingando la existencia!

Y añoro no haber muerto cada día,
cuando llegue la muerte
yo no sabré qué hacer con ella.
A lo mejor la palmo
y resucito siendo un cerdo,
me olvido de que existo
y así no echaré nada de menos.
Engordaré deprisa
en el corral de las mentiras,
comeré lo que me echen
como cualquier cerdo bueno,
hasta que un día el granjero
me se lleve al matadero
y convierta en embutidos
mis recuerdos más grasientos.
Entonces piensa en mí,
recuérdame amor mío,
cada vez que te tomes
una tapita de chorizo.

Albert Plá

domingo, 2 de noviembre de 2008

Ay, Balthus, Balthus!









viernes, 31 de octubre de 2008

The rare and radiant maiden whom the angels name Lenore


THE RAVEN

Once upon a midnight dreary, while I pondered, weak and weary,
Over many a quaint and curious volume of forgotten lore--
While I nodded, nearly napping, suddenly there came a tapping,
As of some one gently rapping, rapping at my chamber door.
"'Tis some visitor," I muttered, "tapping at my chamber door--
Only this, and nothing more."

Ah, distinctly I remember it was in the bleak December;
And each separate dying ember wrought its ghost upon the floor.
Eagerly I wished the morrow;-- vainly I had sought to borrow
From my books surcease of sorrow-- sorrow for the lost Lenore--
For the rare and radiant maiden whom the angels name Lenore--
Nameless here for evermore.

And the silken, sad, uncertain rustling of each purple curtain
Thrilled me-- filled me with fantastic terrors never felt before;
So that now, to still the beating of my heart, I stood repeating,
"'Tis some visitor entreating entrance at my chamber door--
Some late visitor entreating entrance at my chamber door;--
This it is, and nothing more."

Presently my soul grew stronger; hesitating then no longer,
"Sir," said I, "or Madam, truly your forgiveness I implore;
But the fact is I was napping, and so gently you came rapping,
And so faintly you came tapping, tapping at my chamber door,
That I scarce was sure I heard you"-- here I opened wide the door;--
Darkness there, and nothing more.

Deep into that darkness peering, long I stood there wondering, fearing,
Doubting, dreaming dreams no mortals ever dared to dream before;
But the silence was unbroken, and the stillness gave no token,
And the only word there spoken was the whispered word, "Lenore!"
This I whispered, and an echo murmured back the word, "Lenore!"--
Merely this, and nothing more.

Back into the chamber turning, all my soul within me burning,
Soon again I heard a tapping somewhat louder than before.
"Surely," said I, "surely that is something at my window lattice:
Let me see, then, what thereat is, and this mystery explore--
Let my heart be still a moment and this mystery explore;--
'Tis the wind and nothing more."

Open here I flung the shutter, when, with many a flirt and flutter,
In there stepped a stately raven of the saintly days of yore;
Not the least obeisance made he; not a minute stopped or stayed he;
But, with mien of lord or lady, perched above my chamber door--
Perched upon a bust of Pallas just above my chamber door--
Perched, and sat, and nothing more.

Then this ebony bird beguiling my sad fancy into smiling,
By the grave and stern decorum of the countenance it wore,
"Though thy crest be shorn and shaven, thou," I said, "art sure no craven,
Ghastly grim and ancient Raven wandering from the Nightly shore--
Tell me what thy lordly name is on the Night's Plutonian shore!"
Quoth the Raven, "Nevermore."

Much I marvelled this ungainly fowl to hear discourse so plainly,
Though its answer little meaning-- little relevancy bore;
For we cannot help agreeing that no living human being
Ever yet was blest with seeing bird above his chamber door--
Bird or beast upon the sculptured bust above his chamber door,
With such name as "Nevermore."

But the Raven, sitting lonely on the placid bust, spoke only
That one word, as if his soul in that one word he did outpour.
Nothing further then he uttered-- not a feather then he fluttered--
Till I scarcely more than muttered, "Other friends have flown before--
On the morrow he will leave me, as my Hopes have flown before."
Then the bird said, "Nevermore."

Startled at the stillness broken by reply so aptly spoken,
"Doubtless," said I, "what it utters is its only stock and store,
Caught from some unhappy master whom unmerciful Disaster
Followed fast and followed faster till his songs one burden bore--
Till the dirges of his Hope that melancholy burden bore
Of 'Never-- nevermore'."

But the Raven still beguiling my sad fancy into smiling,
Straight I wheeled a cushioned seat in front of bird, and bust and door;
Then upon the velvet sinking, I betook myself to linking
Fancy unto fancy, thinking what this ominous bird of yore--
What this grim, ungainly, ghastly, gaunt and ominous bird of yore
Meant in croaking "Nevermore."

This I sat engaged in guessing, but no syllable expressing
To the fowl whose fiery eyes now burned into my bosom's core;
This and more I sat divining, with my head at ease reclining
On the cushion's velvet lining that the lamplight gloated o'er,
But whose velvet-violet lining with the lamplight gloating o'er,
She shall press, ah, nevermore!

Then, methought, the air grew denser, perfumed from an unseen censer
Swung by seraphim whose footfalls tinkled on the tufted floor.
"Wretch," I cried, "thy God hath lent thee-- by these angels he hath sent thee
Respite-- respite and nepenthe, from thy memories of Lenore;
Quaff, oh quaff this kind nepenthe and forget this lost Lenore!"
Quoth the Raven, "Nevermore."

"Prophet!" said I, "thing of evil!-- prophet still, if bird or devil!--
Whether Tempter sent, or whether tempest tossed thee here ashore,
Desolate yet all undaunted, on this desert land enchanted--
On this home by Horror haunted-- tell me truly, I implore--
Is there-- is there balm in Gilead?-- tell me-- tell me, I implore!"
Quoth the Raven, "Nevermore."

"Prophet!" said I, "thing of evil-- prophet still, if bird or devil!
By that Heaven that bends above us-- by that God we both adore--
Tell this soul with sorrow laden if, within the distant Aidenn,
It shall clasp a sainted maiden whom the angels name Lenore--
Clasp a rare and radiant maiden whom the angels name Lenore."
Quoth the Raven, "Nevermore."

"Be that word our sign in parting, bird or fiend," I shrieked, upstarting--
"Get thee back into the tempest and the Night's Plutonian shore!
Leave no black plume as a token of that lie thy soul hath spoken!
Leave my loneliness unbroken!-- quit the bust above my door!
Take thy beak from out my heart, and take thy form from off my door!"
Quoth the Raven, "Nevermore."

And the Raven, never flitting, still is sitting, still is sitting
On the pallid bust of Pallas just above my chamber door;
And his eyes have all the seeming of a demon's that is dreaming,
And the lamp-light o'er him streaming throws his shadow on the floor;
And my soul from out that shadow that lies floating on the floor
Shall be lifted-- nevermore!
Edgar Allan Poe



EL CUERVO


Una vez, en triste medianoche,

Cuando, cansado y mustio, examinaba

Infolios raros de olvidada ciencia,

Mientras cabeceaba adormecido,

Oí de pronto que alguien golpeaba

En mi puerta, llamando suavemente.

“Es, sin duda -murmuré-, un visitante…”

Solo esto, y nada más.

Recuerdo el mes helado de diciembre;

Una a una, las ascuas moribundas

Forjaban su espíritu sobre el suelo.

Deseaba con ansia la mañana,

Buscando entre mis libros un consuelo

A la doliente pérdida de la virgen Leonora,

Que es así por los ángeles llamada.

Sin nombre aquí, para siempre.

Me estremeció el crujir de las cortinas

De púrpura y de seda, y un espanto

Jamás sentido paralizó de pronto

Mi corazón. Y yo me repetía:

“Algún tardío visitante ruega

La entrada, en la puerta de mi estancia

En mi puerta golpea un visitante:

Es esto y nada más.”

Reanimada mi alma y sin más dudas,

“Señor-dije-, o señora, si no,

Vuestro perdón sinceramente imploro.

Pero es que dormitaba, y la llamada

Vuestra fue tan leve, que apenas

Supe si había oído tal llamada.”

Abrí entonces la puerta por completo;

Tinieblas, nada más.

En lo oscuro atisbaba con ahínco.

Temor, asombro y dudas me invadían;

Soñaba sueños que ningún viviente

Oso nunca soñar. Todo seguía

Envuelto en el silencio y en la calma.

Una sola palabra murmuraba,

Y el eco, aquel “¡Leonora!”, murmuraba.

Solo esto, y nada más.

Volví a mi estancia; ardía mi alma entera.

Pronto se oyó de nuevo la llamada,

Pero esta vez más fuerte, más cercana.

“¿Será -dije- ese ruido en la ventana?”

Semejante misterio he de explorar,

Calmando el corazón; ese misterio

He de explorar, repito, en las tinieblas;

El viento es, nada más.

Abrí el postigo, y con gentil revuelo,

Entró entonces un cuervo majestuoso,

Como en los santos días del pasado.

No me hizo reverencia, ni siquiera

Un minuto vaciló. Con prestancia

De dama o varón noble, se posó

En el dintel, sobre un busto de Palas…

Allí quedó posado, y nada más.

Con su grave decoro el feo pájaro,

Como el ébano negro, mi tristeza

En sonrisa trocó. Y yo le dije:

“A pesar de tu cresta desollada,

Cobarde no eres, ciertamente, cuervo

Torvo, espectral, errando por el margen

De la noche Plutónica. ¡Revélame tu nombre!”

El cuervo dijo: “Nunca más”

Atónito quedé por la respuesta

Tan rotunda del ave desgarbada,

Respuesta inoportuna, sin sentido;

Mas convengamos que ningún mortal

Haya nunca gozado la fortuna,

De tener sobre un busto, en el dintel

De su puerta, un pájaro posado,

Con un nombre como este: “Nunca más.”

El cuervo solitario, desde el busto,

Una sola palabra pronunció,

Como si su alma fluyese en vocablo.

Calló después, inmóvil el plumaje.

Yo apenas susurré: “Otros amigos

Volaron ya. Cuando despunte el alba,

Este me dejará sin esperanza…”

El ave dijo entonces: “Nunca más.”

Estremecido estaba por la calma

que truncara su rápida respuesta.

“Sin duda –dije-, son esas palabras

Las únicas que sabe y ha aprendido

De un amo desdichado a quien persigue

El desastre fatal, y cuyo canto tenga este estribillo triste:

“Nunca más, nunca más.”

Pero el cuervo seguía e incitaba

Mi alma a la sonrisa todavía.

Un sillón puse, frente al busto, al ave;

Y hundido en almohadón de terciopelo,

Mi mente encadenaba fantasías,

Pensando en lo que el ave desmañada,

Fea, flaca, siniestra, a entender daba

Croando: “Nunca más.”

Sentado meditaba. La mirada del pájaro

Quemaba mi corazón.

Recliné la cabeza en el cojín

Que la luz de la lámpara embebía,

Deleitada en el suave terciopelo,

Pero ese cojín color violado

Ella no ha de oprimir ya más,

¡ah, nunca más!

Se tornó el aire denso y perfumado

Por invisible incienso. Balanceaba

El incensario un serafín; se oían

Sobre el tapiz mullido sus pisadas. Grité:

“¡Miserable! ¿Te ha prestado tu Dios

o el nepentés, te envía con sus ángeles?

¡Bébelo, olvida ya a Leonora!”

El cuervo dijo: “Nunca más”

“¡Profeta –dije-, ser nacido del mal!

¡Profeta, sí, o pájaro, o demonio!

Si el tentador te manda, o la borrasca

Te arroja a nuestra orilla desolada

Pero impávida, a la desierta tierra

mágica por el terror,

dime, yo te lo ruego, ¿hay bálsamo en Galaad?

El cuervo dijo: “Nunca más.”

“¡Profeta –dije-, ser nacido del mal!

¡Profeta, sí, o pájaro, o demonio!

Por ese cielo que en lo alto se comba,

Por ese Dios que tú y yo veneramos,

Di a esta alma triste si en el Edén distante

Abrazará a la doncella santa

A quien los ángeles llaman Leonora.”

El cuervo dijo: “Nunca más.”

“¡Que se esta palabra la señal,

Pájaro o espíritu diabólico,

De nuestro adiós! ¡Retorna en la borrasca

Y al borde de la Noche Plutoniana!

¡No dejes pluma negra como prenda

De tu mentira! Mi soledad respeta,

¡quita de mi pecho tu pico, tu forma de mi puerta!

El cuervo dijo: “Nunca más.”

El cuervo, inmóvil, sigue aún posado

sobre el pálido busto de Atenea,

encima de la puerta de mi estancia;

sus ojos son de un demonio que sueña.

La luz sobre él mi lámpara derrama

Proyectando su sombra por el suelo.

Y mi alma fuera de esa flotante sobra,

¡nunca más se alzará!


Traducción de Julio Gómez de la Serna




O CORVO

    Numa meia-noite agreste, quando eu lia, lento e triste,
    Vagos, curiosos tomos de ciências ancestrais,
    E já quase adormecia, ouvi o que parecia
    O som de algúem que batia levemente a meus umbrais.
    "Uma visita", eu me disse, "está batendo a meus umbrais.

    É só isto, e nada mais."

    Ah, que bem disso me lembro! Era no frio dezembro,
    E o fogo, morrendo negro, urdia sombras desiguais.
    Como eu qu'ria a madrugada, toda a noite aos livros dada
    P'ra esquecer (em vão!) a amada, hoje entre hostes celestiais -
    Essa cujo nome sabem as hostes celestiais,

    Mas sem nome aqui jamais!

    Como, a tremer frio e frouxo, cada reposteiro roxo
    Me incutia, urdia estranhos terrores nunca antes tais!
    Mas, a mim mesmo infundido força, eu ia repetindo,
    "É uma visita pedindo entrada aqui em meus umbrais;
    Uma visita tardia pede entrada em meus umbrais.

    É só isto, e nada mais".

    E, mais forte num instante, já nem tardo ou hesitante,
    "Senhor", eu disse, "ou senhora, decerto me desculpais;
    Mas eu ia adormecendo, quando viestes batendo,
    Tão levemente batendo, batendo por meus umbrais,
    Que mal ouvi..." E abri largos, franqueando-os, meus umbrais.

    Noite, noite e nada mais.

    A treva enorme fitando, fiquei perdido receando,
    Dúbio e tais sonhos sonhando que os ninguém sonhou iguais.
    Mas a noite era infinita, a paz profunda e maldita,
    E a única palavra dita foi um nome cheio de ais -
    Eu o disse, o nome dela, e o eco disse aos meus ais.

    Isso só e nada mais.

    Para dentro então volvendo, toda a alma em mim ardendo,
    Não tardou que ouvisse novo som batendo mais e mais.
    "Por certo", disse eu, "aquela bulha é na minha janela.
    Vamos ver o que está nela, e o que são estes sinais."
    Meu coração se distraía pesquisando estes sinais.

    "É o vento, e nada mais."

    Abri então a vidraça, e eis que, com muita negaça,
    Entrou grave e nobre um corvo dos bons tempos ancestrais.
    Não fez nenhum cumprimento, não parou nem um momento,
    Mas com ar solene e lento pousou sobre os meus umbrais,
    Num alvo busto de Atena que há por sobre meus umbrais,

    Foi, pousou, e nada mais.

    E esta ave estranha e escura fez sorrir minha amargura
    Com o solene decoro de seus ares rituais.
    "Tens o aspecto tosquiado", disse eu, "mas de nobre e ousado,
    Ó velho corvo emigrado lá das trevas infernais!
    Dize-me qual o teu nome lá nas trevas infernais."

    Disse o corvo, "Nunca mais".

    Pasmei de ouvir este raro pássaro falar tão claro,
    Inda que pouco sentido tivessem palavras tais.
    Mas deve ser concedido que ninguém terá havido
    Que uma ave tenha tido pousada nos meus umbrais,
    Ave ou bicho sobre o busto que há por sobre seus umbrais,

    Com o nome "Nunca mais".

    Mas o corvo, sobre o busto, nada mais dissera, augusto,
    Que essa frase, qual se nela a alma lhe ficasse em ais.
    Nem mais voz nem movimento fez, e eu, em meu pensamento
    Perdido, murmurei lento, "Amigo, sonhos - mortais
    Todos - todos já se foram. Amanhã também te vais".

    Disse o corvo, "Nunca mais".

    A alma súbito movida por frase tão bem cabida,
    "Por certo", disse eu, "são estas vozes usuais,
    Aprendeu-as de algum dono, que a desgraça e o abandono
    Seguiram até que o entono da alma se quebrou em ais,
    E o bordão de desesp'rança de seu canto cheio de ais

    Era este "Nunca mais".

    Mas, fazendo inda a ave escura sorrir a minha amargura,
    Sentei-me defronte dela, do alvo busto e meus umbrais;
    E, enterrado na cadeira, pensei de muita maneira
    Que qu'ria esta ave agoureia dos maus tempos ancestrais,
    Esta ave negra e agoureira dos maus tempos ancestrais,

    Com aquele "Nunca mais".

    Comigo isto discorrendo, mas nem sílaba dizendo
    À ave que na minha alma cravava os olhos fatais,
    Isto e mais ia cismando, a cabeça reclinando
    No veludo onde a luz punha vagas sobras desiguais,
    Naquele veludo onde ela, entre as sobras desiguais,

    Reclinar-se-á nunca mais!

    Fez-se então o ar mais denso, como cheio dum incenso
    Que anjos dessem, cujos leves passos soam musicais.
    "Maldito!", a mim disse, "deu-te Deus, por anjos concedeu-te
    O esquecimento; valeu-te. Toma-o, esquece, com teus ais,
    O nome da que não esqueces, e que faz esses teus ais!"

    Disse o corvo, "Nunca mais".

    "Profeta", disse eu, "profeta - ou demônio ou ave preta!
    Fosse diabo ou tempestade quem te trouxe a meus umbrais,
    A este luto e este degredo, a esta noite e este segredo,
    A esta casa de ância e medo, dize a esta alma a quem atrais
    Se há um bálsamo longínquo para esta alma a quem atrais!

    Disse o corvo, "Nunca mais".

    "Profeta", disse eu, "profeta - ou demônio ou ave preta!
    Pelo Deus ante quem ambos somos fracos e mortais.
    Dize a esta alma entristecida se no Éden de outra vida
    Verá essa hoje perdida entre hostes celestiais,
    Essa cujo nome sabem as hostes celestiais!"

    Disse o corvo, "Nunca mais".

    "Que esse grito nos aparte, ave ou diabo!", eu disse. "Parte!
    Torna á noite e à tempestade! Torna às trevas infernais!
    Não deixes pena que ateste a mentira que disseste!
    Minha solidão me reste! Tira-te de meus umbrais!
    Tira o vulto de meu peito e a sombra de meus umbrais!"

    Disse o corvo, "Nunca mais".

    E o corvo, na noite infinda, está ainda, está ainda
    No alvo busto de Atena que há por sobre os meus umbrais.
    Seu olhar tem a medonha cor de um demônio que sonha,
    E a luz lança-lhe a tristonha sombra no chão há mais e mais,

    Libertar-se-á... nunca mais!


Traduçao de Fernando Pessoa


Une fois, sur le minuit lugubre, pendant que je méditais,
faible et fatigué, sur maint précieux et curieux volume
d'une doctrine oubliée, pendant que je donnais de la tête,
presque assoupi, soudain il se fit un tapotement, comme de
quelqu'un frappant doucement, frappant à la porte de ma
chambre. "C'est quelque visiteur, - murmurai-je, - qui frappe
à la porte de ma chambre; ce n'est que cela et rien de plus."

Ah! distinctement je me souviens que c'était dans le glacial
décembre, et chaque tison brodait à son tour le plancher du
reflet de son agonie. Ardemment je désirais le matin; en vain
m'étais-je efforcé de tirer de mes livres un sursis à ma tristesse,
ma tristesse pour ma Lénore perdue, pour la précieuse et
rayonnante fille que les anges nomment Lénore, - et qu'ici on
ne nommera jamais plus.

Et le soyeux, triste et vague bruissement des rideaux pourprés
me pénétrait, me remplissait de terreurs fantastiques,
inconnues pour moi jusqu'à ce jour; si bien qu'enfin pour
apaiser le battement de mon coeur, je me dressai, répétant:
"C'est quelque visiteur attardé sollicitant l'entrée à la porte de
ma chambre; - c'est cela même, et rien de plus."

Mon âme en ce moment se sentit plus forte. N'hésitant donc
pas plus longtemps: "Monsieur, dis-je, ou madame, en
vérité, j'implore votre pardon; mais le fait est que je
sommeillais et vous êtes venu frapper si doucement, si
faiblement vous êtes venu frapper à la porte de ma chambre,
qu'à peine étais-je certain de vous avoir entendu." Et alors
j'ouvris la porte toute grande; - les ténèbres, et rien de plus.

Scrutant profondément ces ténèbres, je me tins longtemps
plein d'étonnement, de crainte, de doute, rêvant des rêves
qu'aucun mortel n'a jamais osé rêver; mais le silence ne fut
pas troublé, et l'immobilité ne donna aucun signe, et le seul
mot proféré fut un nom chuchoté: "Lénore!" - C'était moi
qui le chuchotais, et un écho à son tour murmura ce mot:
"Lénore!" Purement cela, et rien de plus.

Rentrant dans ma chambre, et sentant en moi toute mon
âme incendiée, j'entendis bientôt un coup un peu plus fort
que le premier. "Sûrement, - dis-je, - sûrement, il y a quelque
chose aux jalousies de ma fenêtre; voyons donc ce que c'est,
et explorons ce mystère. Laissons mon coeur se calmer un
instant, et explorons ce mystère; - c'est le vent, et rien de plus."

Je poussai alors le volet, et, avec un tumultueux battement
d'ailes, entra un majestueux corbeau digne des anciens jours.
Il ne fit pas la moindre révérence, il ne s'arrêta pas, il n'hésita
pas une minute; mais avec la mine d'un lord ou d'une lady, il
se percha au-dessus de la porte de ma chambre; il se percha
sur un buste de Pallas juste au-dessus de la porte de ma
chambre; - il se percha, s'installa, et rien de plus.

Alors, cet oiseau d'ébène, par la gravité de son maintien et
la sévérité de sa physionomie, induisant ma triste imagination
à sourire: "Bien que ta tête, - lui dis-je, - soit sans huppe et
sans cimier, tu n'es certes pas un poltron, lugubre et ancien
corbeau, voyageur parti des rivages de la nuit. Dis-moi quel
est ton nom seigneurial aux rivages de la nuit plutonienne!"
Le corbeau dit: "Jamais plus!"

Je fus émerveillé que ce disgracieux volatile entendît si
facilement la parole, bien que sa réponse n'eût pas une bien
grand sens et ne me fût pas d'un grand secours; car nous
devons convenir que jamais il ne fut donné à un homme
vivant de voir un oiseau au-dessus de la porte de sa chambre,
un oiseau ou une bête sur un buste sculpté au-dessus de la
porte de sa chambre, se nommant d'un nom tel que
- Jamais plus!

Mais le corbeau, perché solitaitrement sur le buste placide, ne
proféra que ce mot unique, comme si
dans ce mot unique il répandait toute son âme. Il ne
prononça rien de plus; il ne remua pas une plume, -
jusqu'à ce que je me prisse à murmurer faiblement:
"D'autres amis se sont déjà envolés loin de moi; vers
le matin, lui aussi, il me quittera comme mes anciennes
espérances déjà envolées." L'oiseau dit alors:
"Jamais plus!"

Tressaillant au bruit de cette réponse jetée avec
tant d'à-propos: Sans doute, - dis-je, - ce qu'il
prononce est tout son bagage de savoir, qu'il a pris
chez quelque maître infortuné que le Malheur
impitoyable a poursuivi ardemment, sans répit,
jusqu'à ce que ses chansons n'eussent plus qu'un
seul refrain, jusqu'à ce que le De profundis de son
Espérance eût pris ce mélancolique refrain: "Jamais -
jamais plus!"

Mais le corbeau induisant encore toute ma
triste âme à sourire, je roulai tout de suite un siège
à coussins en face de l'oiseau et du buste et de la
porte; alors, m'enfonçant dans le velours, je
m'appliquai à enchaîner les idées aux idées, cherchant
ce que cet augural oiseau des anciens jours, ce que
ce triste, disgracieux, sinistre, maigre et augural
oiseau des anciens jours voulait faire entendre en
croassant son - Jamais plus!

Je me tenais ainsi, rêvant, conjecturant, mais
n'adressant plus une syllabe à l'oiseau, dont les
yeux ardents me brûlaient maintenant jusqu'au fond
du coeur: je cherchai à deviner cela, et plus encore,
ma tête reposant à l'aise sur le velours du coussin
que caressait la lumière de la lampe, ce velours
violet caressé par la lumière de la lampe que sa tête,
à Elle, ne pressera plus, - ah! jamais plus!

Alors, il me sembla que l'air s'épaississait, parfumé par
un encensoir invisible que balançaient les séraphins
dont les pas frôlaient le tapis de ma chambre.
"Infortuné! - m'écriai-je, - ton Dieu t'a donné par ses
anges, il t'a envoyé du répit, du répit et du népenthès
dans tes ressouvenirs de Lénore! Bois, oh! bois ce
bon népenthès, et oublie cette Lénore perdue!" Le
corbeau dit: "Jamais plus!"

"Prophète! - dis-je, - être de malheur! oiseau ou démon!
mais toujours prophète! que tu sois un envoyé du
Tentateur, ou que la tempête t'ait simplement échoué,
naufragé, mais encore intrépide, sur cette terre déserte,
ensorcelée, dans ce logis par l'Horreur hanté, - dis-moi
sincèrement, je t'en supplie, existe-t-il, existe-t-il ici un
baume de Judée? Dis, dis, je t'en supplie!" Le corbeau
dit: "Jamais plus!"

"Prophète! - dis-je, - être de malheur! oiseau ou démon!
toujours prophète! par ce ciel tendu sur nos têtes, par
ce Dieu que tous deux nous adorons, dis à cette âme
chargée de douleur si, dans le Paradis lointain, elle
pourra embrasser une fille sainte que les anges nomment
Lénore, enbrasser une précieuse et rayonnante fille que
les anges nomment Lénore." Le corbeau dit: "Jamais plus!"

"Que cette parole soit le signal de notre séparation,
oiseau ou démon! - hurlai-je en me redressan. - Rentre
dans la tempête, retourne au rivage de la nuit plutonienne;
ne laisse pas ici une seule plume noire comme souvenir
du mensonge que ton âme a proféré; laisse ma solitude
inviolée; quitte ce buste au-dessus de maporte; arrache
ton bec de mon coeur et précipite ton spectre loin de ma
porte!" Le corbeau dit: "Jamais plus!"

Et le corbeau, immuable, est toujours installé sur le buste
pâle de Pallas, juste au-dessus de la porte de ma chambre;
et ses yeux ont toute la semblance des yeux d'un démon
qui rêve; et la lumière de la lampe, en ruisselant sur lui,
projette son ombre sur le plancher; et mon âme, hors du
cercle de cette ombre qui gît flottante sur le plancher, ne
pourra plus s'élever, - jamais plus!


Esta, de Baudelaire. No me pude resistir.

(hay otra de Mallarmé, pero mantengo un mínimo de autocontrol)


No había puesto todavía The Raven en el blog. Sabía que el día que lo hiciera iba a tener que poner como mínimo dos traducciones. Porque a mí, la que me gusta, es la de Pessoa. Será que la primera vez que lo leí era una terrible traducción en prosa y el pensamiento fue "y mi gran amor de infancia es recordado por esta puta mierda?". Luego fue cuando empecé a comprar Poes en inglés como si me fuera la vida en ello y ahora da nombre a mi blog. Pero recuerdo con terror aquella traducción.

La traducción española es del traductor mítico que no es Cortázar. Ingrato competir con Cortázar, pero no encontré (si es que la hay, que ya lo dudo) una traducción de El Cuervo. De cualquier forma, yo descubrí a Poe con la traducción que fuera la de Anaya, colección "tus libros". Que tenía nueve años, acababa de cambiarme de colegio y fue el primer libro que saqué de la biblioteca ya lo he contado muchas veces, verdad? Tengo varias antologías de Poe en español, pero ninguna es la de Anaya. Ni siquiera tengo los de Alianza, traducción de Cortázar (una compra pendiente de esas que uno va dejando), sino los que fui encontrando de segunda mano hace muchos años. Poe es de esos autores que he leído más en bibliotecas y suministrados por mi hermano. Y, cuando empecé a comprarlo en la Universidad, ya lo compraba en inglés.

Iba a poner uno de los grabados de Doré, pero nunca sé decidirme. Y ya hay uno en el título del blog. A cambio, dejo la primera lápida. Porque hay dos y el encapuchado va a la segunda. Cualquier día me voy a Baltimore, a recoger el testigo del encapuchado.

De momento, me conformo con tener un blog que se llame Once upon a midnight dreary y haber tenido tres fotologs con variantes sobre Annabel Lee. El verso del título, el que subtitula el blog. Uno de los que más me gustan.