Mostrando entradas con la etiqueta rosario castellanos. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta rosario castellanos. Mostrar todas las entradas

martes, 10 de noviembre de 2009

CONFIDENCIAS

Porque no lo quisiste no tuviste mi amor.
Pablo Neruda

Porque éramos amigos y, a ratos, nos amábamos
Rosario Castellanos

la avisé
es probable que sea
este beso un beso menos
luego que la idealización
es una autoidealización
somos lo que deseamos
todo cuerpo es un palimpsesto
que aquí no se dan las acacias
que un día no tendrás
espejo en que extasiarte

tú preferiste otrosí
los caminantes al camino
los marineros al mar
los bebedores al vino
los funtivos a la función
los psicólogos a los locos
los lectores a los libros
las memorias a los recuerdos
las biografías a mi vida
concurrida muchacha impoluta

Federico J. Silva


Repito entrada, algo que no me hace demasiada gracia hacer pero que no es de este blog sino de otro y ya de hace cerca de un año, según dice allí. Al señor lo descubrió María en una excursión a la biblioteca (le llamó la atención el título del libro: Ese hombre que está junto a tí al borde extático del precipicio) y nos tuvo emocionadas (más a ella que a mí, por eso de que era quien tenía el libro) las dos semanas que duró el préstamo. Entonces María vivía en la city y yo me pasaba media vida en su sofá.

El bueno del hombre podría haber escrito el poema pensando en mí pero no me conoce. O eso creo. O espero.

El de Rosario Castellanos citado da auténtico pavor y, como la amo, os lo dejo también.


AJEDREZ

Porque éramos amigos y, a ratos, nos amábamos;
quizá para añadir otro interés
a los muchos que ya nos obligaban
decidimos jugar juegos de inteligencia.

Pusimos un tablero enfrente de nosotros:
equitativo en piezas, en valores,
en posibilidad de movimientos.

Aprendimos las reglas, les juramos respeto
y empezó la partida.

Henos aquí hace un siglo, sentados, meditando
encarnizadamente
cómo dar el zarpazo último que aniquile
de modo inapelable y, para siempre, al otro.

Rosario Castellanos


Ahora respiramos todos y seguimos leyendo cualquier otro blog. ¿Sí?



martes, 13 de octubre de 2009

Accidente

Temí... no el gran amor.

Fui inmunizada a tiempo y para siempre con un beso anacrónico
y la entrega ficticia
—capaz de simular hasta el rechazo— y por el juramento, que no es más retórico porque no es más solemne.

No, no temí la pira que me consumiría sino el cerillo mal prendido y esta ampolla que entorpece la mano con que escribo.


Rosario Castellanos




jueves, 27 de noviembre de 2008

Un avance anímico




MEDITACIÓN EN EL UMBRAL

No, no es la solución
tirarse bajo un tren como la Ana de Tolstoy
ni apurar el arsénico de Madame Bovary
ni aguardar en los páramos de Ávila la visita
del ángel con venablo
antes de liarse el manto a la cabeza
y comenzar a actuar.
Ni concluir las leyes geométricas, contando
las vigas de la celda de castigo
como lo hizo Sor Juana. No es la solución
escribir, mientras llegan las visitas,
en la sala de estar de la familia Austen
ni encerrarse en el ático
de alguna residencia de la Nueva Inglaterra
y soñar, con la Biblia de los Dickinson,
debajo de una almohada de soltera.

Debe haber otro modo que no se llame Safo
ni Mesalina ni María Egipciaca
ni Magdalena ni Clemencia Isaura.

Otro modo de ser humano y libre.

Otro modo de ser.


Rosario Castellanos


Ahora sólo falta saber cuál es el modo de ser, claro. Y que no se llame Meryone ni Annabel Lee, que también vamos mal.

La imagen, un Collier.