Juan Luis es más inquietante que Leopoldo María y casi tan hostiable como su madre. Histriónico y con aires de gran intelectual. Se las da de elegante y de snob, pero quien sabe tocarse el pelo y dejar caer los párpados es Michi. A él le queda como a un Santo Cristo dos pistolas el abrigo con flecos sobre los hombros. El abrigo me gusta. Es el tipo de abrigo que podría llevar la hippiosa de Meryone.
Puede que si hubiera llegado a Juan Luis por sí mismo jamás hubiera sabido que era histriónico, inquietante, hostiable. Lo sé. Estoy segura. No lo supe (que era histriónico, inquietante, hostiable) hasta la semana pasada. Nunca me interesó demasiado, así que sólo le había leído un par de poemas sueltos. Pero estos días encontré que era suyo uno de estos poemas que recuerdas pero nunca sabes de quién son. Juan Luis no tiene nada para no gustarme, pero tampoco tiene nada para gustarme demasiado. Puede que también lo leyera más si no fuera hermano de Leopoldo María. El poema que he redescubierto como de Juan Luis:
A LA MAÑANA SIGUIENTE CESARE PAVESE NO PIDIÓ EL DESAYUNO
Solo bajó del tren, atravesó solo la ciudad desierta, solo entró en el hotel vacío, abrió su solitaria habitación y escuchó con asombro el silencio. Dicen que descolgó el teléfono para llamar a alguien, pero es falso, completamente falso. No había nadie a quien llamar, nadie vivía en la ciudad, nadie en el mundo. Bebió el vaso, las pequeñas pastillas, y esperó la llegada del sueño. Con cierto miedo a su valor -por vez primera había afirmado su existencia- tal vez curioso, con cansado gesto, sintió el peso de sus párpados caer. Horas después -una extraña sonrisa dibujaba sus labios- se anunció a sí mismo, tercamente, la única certidumbre que al fin había adquirido: jamás volvería a dormir solo en un cuarto de hotel.
Juan Luis Panero
Y, como soy mala y sigo emocionadísima con haber visto (¡por fin!) El desencanto y Después de tantos años, dejo dos videos de la primera. En el primero, Juan Luis "adora los fetiches y el bizantinismo" y en el segundo están Michi enajenado hablando de lo sórdido de su familia y Juan Luis más enajenado si cabe diciendo que él no juega al fin de raza. Intentan hacer una comedia y no les sale tan divertido, seguro.
Y, aunque le demos una oportunidad a Juan Luis, Leopoldo María es Leopoldo María y hay que ponerlo. Es el fragmento donde dice que la esquizofrenia es "una cosa preciosa" (que se lo cuenten a él ahora) y que la paranoia es desagradable. Y más cosas.
Tranquilos: se me están acabando los videos y hasta yo, en mi infinita capacidad para la compulsión, empiezo a opinar que el monográfico ya estuvo bien.
Sí, sigue siendo el libro del bolso y hace mucho tiempo que es de mis poetas favoritos. Hace mucho tiempo que es mi absoluto favorito entre los vivos. Al menos entre los vivos que conozco. Pasé demasiado tiempo llorando mi edición perdida y ahora que la he recuperado me regodeo (para bien) en ello.
Puede, sólo puede, que con esta entrada agote el torrente de Paneros de los últimos tiempos. Empieza a ser acritud y lo sé.
La culpa de todo la tienen Jaime Chávarri y Ricardo Franco. Antes de conseguir ver las dos películas (¡por fin!) yo era una paneriana sólo de Leopoldo María y que no era especialmente compulsiva. No más que con todo lo demás. O sea, mucho.
Que acabara de recuperar mi edición (Poesía completa 1970-2000) también ayuda un poco. Las pestañas negras de Michi, en cambio, no demasiado. Eso es algo coyuntural. Sigo siendo total y absolutamente devota de Leopoldo María, aunque el hermano guapo diga que es un coñazo. Aunque esté como una cabra (lo está, qué duda cabe), aunque se haya pasado en su deseo (en su necesidad) de malditismo. Realmente (y quien me conoce puede corroborarlo) nunca me han gustado los chicos guapos. Claro que cuando lo dice ya no se pasa la mano por el pelo ni deja caer los párpados. Ni siquiera tiene ya maneras suaves. Pero se sienta sobre una tumba, pasea con su perro y dice que Leopoldo escribe cada vez peor. Eso tampoco se lo perdono. Lo de Leopoldo. Lo de sentarse sobre la tumba y pasear con el perro era positivo.
Hay varios poemas de Panero (o sea, Leopoldo María, que ni papá ni hermano mayor me gustan -ni los he leído- demasiado, del tío no conozco nada y Michi, hasta donde yo sé, no escribía poemas) que me gustan particularmente y no están (todavía) aquí. Dos que siempre voy a poner pero nunca lo hago (y que van ahora mismito) y uno que no recordaba pero sabía que era el que buscaba cuando hice la entrada de El desencantoy declaré mi odio más feroz a doña Felicidad. Es este:
LA MALDAD NACE DE LA SUPRESIÓN HIPÓCRITA DEL GOZO
«Jois e Jovens n'es trichaire e malvestatz es d'aqui»
MARCABRÚ
Una cucaracha recorre el jardín húmedo de mi chambre y circula por entre las botellas vacías: la miro a los ojos y veo tus dos ojos azules, madre mía. Y canta, cantas por las noches parecida a la locura, velas con tu maldición para que no me caiga dormido, para que no me olvide y esté despierto para siempre frente a tus dos ojos, madre mía.
Los otros dos son, como Proyecto de un beso, como Diario de un seductor, dos de los poemas en los que pienso antes que en casi cualquier otro cuando pienso en Panero. O de los que más me gustan. O que más veces me han dado en los ojos. O... o, en resumen, de los que me parecía imprescindible poner, aunque finalmente nunca lo hiciera. Hasta hoy.
EVE
(Vida y mujer en hebreo, y en inglés, víspera)
A Mercedes, por el hilo que la une al secreto
Porque hiciste mi gesto eterno supe que eras la muerte: porque ella sólo podía amarme si no había hombres para mí, vivos: sólo ella podía amarme: y supe también que tú eras la muerte, y que me amabas.
El rostro de la Humanidad era para mí el de nadie: como para ella, como para ti: eres negra y no quieres nada de lo que vive y no sabe hasta morir que te desea. Y vi a través de ti, cómo surgían y surgen cabezas de la tierra helada: cabezas, yelmos, corazas, espadas es el fruto que cosecha la tierra en este a ño que tanto recuerda al Último, al siguiente, y me amaste porque yo lo veía, porque veía crecer ya en el huerto el fruto monstruoso que incorporaba en sí todo dolor e injusticia y desastre
y me dijiste: «He aquí mi primer hijo yo que nada sabía del ridículo gesto de nacer» y agregaste: «Este reirá de todo, y lo encenagará todo con el veneno de su risa mortal: cuando no haya nadie que recuerde cómo se reía, este reirá» Y te reíste de mí, como mi madre al ver que yo había nacido de ella. Tan inmenso era el frío en las ciudades que algunos sabían que no era locura ni es, creer que caerán sobre mí
o seré yo el que caiga al morir sobre tu cuerpo.
Pero en el frío crecían seguían creciendo -la peor de las alfombras de césped los huesos y la carne de los soldados que crecían sobre la tierra helada. Y me dijiste «ellos no tendrán miedo, porque están muertos, lo mismo que tú que me amas, a mí que soy negra como la vida e hice una piedra de tu gesto» Y los muertos brotaban sobre la tierra húmeda -cabezas, yelmos, corazas y espadas porque la Muerte se había hecho vida.
Y pregunté -te pregunté entonces-: «Será mi alma buen alimento para perros?»
Y contestaste: «no esperes que ella sirva para otra cosa: aquella fue creada y pensada lo mismo que tu cuerpo y huesos para nutrición de los perros finales -lo mismo que tu palabra. «Y ¿nada he de esperar?» «Nada» Y vi como espadas y corazas y yelmos surgían sobre el campo más yermo.
Y me olvidé.
Acojonante, ¿no? Digno de alguien capaz de hacer "de su cadáver el último poema":
DEDICATORIA
Más allá de donde aún se esconde la vida, queda un reino, queda cultivar como un rey su agonía, hacer florecer como un reino la sucia flor de la agonía: yo que todo lo prostituí, aún puedo prostituir mi muerte y hacer de mi cadáver el último poema.
Además, en tanto en cuanto que bonus track, contaros que El Desencanto (ahora que por fin la tengo, voy y lo descubro) está online entre los videos de Google. Enterita. Después de tantos años, en cambio, dista mucho de estar casi entera en youtube. Está la parte referida a Leopoldo María (lógico, esperable) y poco más. Sí, me dió fuerte. Sobre todo porque llovía sobre mojado.
¿Alguien se une?
PS. Redacté ayer, moribunda. Acabo de cambiar un par de signos de puntuación, de eliminar unas frases, de añadir otras y lo lanzo al mundo.
Hay sangre en el jardín qué importa de quién sea El granizo golpea las puertas las ventanas No acudió la serpiente al llamado de Orfeo No acudió Carlomagno al son del Olifante Una figura más para el museo de cera quién sabe si venció si aún está luchando en Oriente buscó la Piedra Que Da el Sueño
Leopoldo María Panero
(Otra vez, sí. Paseo insaciable mi recién re-comprada edición y acabo de ver las dos películas. Reivindico el derecho a las obsesiones)
Al día siguiente de ver El desencanto, vi Después de tantos años. Claro que tenía intención de verla, lo de la fuerza de voluntad se refería a ser capaz de esperar al día siguiente. En Después de tantos años, habla Michi. Hablan los tres, vaya, pero habla más Michi. Y tiene mucha más razón. Es lógico: Leopoldo María ya anda por el manicomio de Mondragón y Juan Luis es tremendamente inquietante. Más (si eso es posible) que en El desencanto. Sólo le quito la razón en lo de que Leopoldo escriba cada vez peor, porque a Leopoldo no me lo toca ni su hermano pequeño. Felicidad Blanch había muerto unos años antes (aunque la película ya tiene unos quince y ahora Michi también está muerto) y me gusta particularmente como Michi cuenta el show que habían montado sus dos hermanos mayores. Claro que, para fastidiar, no está en youtube.
Además, ya había puesto un video sacado de la película, hace unos meses. Sin saberlo, claro. De cualquier modo, dejo a Michi justo al principio, hablando de la nostalgia, de como reinventamos tiempos pasados y los hacemos mejores. Y culminando con un "qué profundo me pongo".
Pero tampoco puedo no poner poema de Leopoldo María, que ya sabemos que me gusta mucho y soy muy feliz desde que vuelvo a tener edición de Visor, aunque el señor de Follas Novas me diga que no publicó nada más en los últimos diez años. Hace casi ocho (los que llevo en Santiago) que me cansé de discutirle al señor de Follas Novas que que él no lo tenga no significa que no exista.
Hoy soy típica, tópica y semi-resacosa, así que es "La canción del croupier del Mississipi" que, además, no estaba.
LA CANCIÓN DEL CROUPIER DEL MISSISSIPI
«Fifteen men on the Dead Man's Chest. Yahoo! And a bottle of rum!»
Canción pirata
Fumo mucho. Demasiado. Fumo para frotar el tiempo y a veces oigo la radio, y oigo pasar la vida como quien pone la radio. Fumo mucho. En el cenicero hay ideas y poemas y voces de amigos que no tengo. Y tengo la boca llena de sangre, y sangre que sale de las grietas de mi cráneo y toda mi alma sabe a sangre, sangre fresca no sé si de cerdo o de hombre que soy, en toda mi alma acuchillada por mujeres y niños que se mueven ingenuos, torpes, en esta vida que ya sé. Me palpo el pecho de pronto, nervioso, y no siento un corazón. No hay, no existe en nadie esa cosa que llaman corazón sino quizá en el alcohol, en esa sangre que yo bebo y que es la sangre de Cristo, la única sangre en este mundo que no existe que es como el mal programado, o como fábrica de vida o un sastre que ha olvidado quién es y sigue viviendo, o quizá el reloj y las horas pasan. Me palpo, nervioso, los ojos y los pies y el dedo gordo de la mano lo meto en el ojo, y estoy sucio y mi vida oliendo. Y sueño que he vivido y que me llamo de algún modo y que este cuento es cierto, este absurdo que delatan mis ojos, este delirio en Veracruz, y que este país es cierto este lugar parecido al Infierno, que llaman España, he oído a los muertos que el Infierno es mejor que esto y se parece más. Me digo que soy Pessoa, como Pessoa era Álvaro de Campos, me digo que estar borracho es no estarlo toda la vida, es estar borracho de vida y no de muerte, es una sangre distinta de esa otra espesa que se cuela por los tejados y por las paredes y los agujeros de la vida. Y es que no hay otra comunión ni otro espasmo que este del vino y ningún otro sexo ni mujer que el vaso de alcohol besándome los labios que este vaso de alcohol que llevo en el cerebro, en los pies, en la sangre. Que este vaso de vino oscuro o blanco, de ginebra o de ron o lo que sea ?ginebra y cerveza, por ejemplo? que es como la infancia, y no es huida, ni evasión, ni sueño sino la única vida real y todo lo posible y agarro de nuevo la copa como el cuello de la vida y cuento a algún ser que es probable que esté ahí la vida de los dioses y unos días soy Caín, y otros un jugador de poker que bebe whisky perfectamente y otros un cazador de dotes que por otra parte he sido pero lo mío es como en «Dulce pájaro de juventud» un cazador de dotes hermoso y alcohólico, y otros días, un asesino tímido y psicótico, y otros alguien que ha muerto quién sabe hace cuánto, en qué ciudad, entre marineros ebrios. Algunos me recuerdan, dicen con la copa en la mano, hablando mucho, hablando para poder existir de que no hay nada mejor que decirse a sí mismo una proposición de Wittgenstein mientras sube la marea del vino en la sangre y el alma. O bien alguien perdido en las galerías del espejo buscando a su Novia. Y otras veces soy Abel que tiene un plan perfecto para rescatar la vida y restaurar a los hombres y también a veces lloro por no ser un esclavo negro en el sur, llorando entre las plantaciones! Es tan bella la ruina, tan profunda sé todos sus colores y es como una sinfonía la música del acabamiento, como música que tocan en el más allá, y ya no tengo sangre en las venas, sino alcohol, tengo sangre en los ojos de borracho y el alma invadida de sangre como de una vomitona, y vomito el alma por las mañanas, después de pasar toda la noche jurando frente a una muñeca de goma que existe Dios. Escribir en España no es llorar, es beber, es beber la rabia del que no se resigna a morir en las esquinas, es beber y mal decir, blasfemar contra España contra este país sin dioses pero con estatuas de dioses, es beber en la iglesia con música de órgano es caerse borracho en los recitales y manchas de vino tinto y sangre «Le livre des masques» de Rémy de Gourmont caerse húmedo babeante y tonto y derrumbarse como un árbol ante los farolillos de esta verbena cultural. Escribir en España es tener hasta el borde en la sangre este alcohol de locura que ya no justifica nada ni nadie, ninguna sombra de las que allí había al principio. Y decir al morir, cuando tenga ya en la boca y cabeza la baba del suicidio gritarle a las sombras, a las tantas que hay y fantasmas en este paraíso para espectros y también a los ciervos que he visto en el bosque, y a los pájaros y a los lobos en la calle y acechando en las esquinas «Fifteen men on the Dead Man's Chest Fifteen men on the Dead Man's Chest Yahoo! And a bottle of rum!»
Acabo de ver, gracias a Ulyanov (a quien es tontería que linkee porque su blog requiere invitación) por fin El desencanto y me debato entre el odio a Felicidad Blanch (Felicidad Blanch y yo representamos dos tipos de mujeres condenadas -salvo rarísimas excepciones- a odiarnos a muerte) y la fascinación por los dos Paneros menores. Juan Luis no me había llamado la atención nunca y sigue sin llamármela. Eso sí, tengo el radar desbocado pitando en todas direcciones.
Coincido con Águeda en la fascinación por Michi, pero Leopoldo (hijo) es Leopoldo. Y uno de mis poetas favoritos. Si tuviera que escoger quién me gusta más en el documental, claro que me quedaba con Michi. Michi y sus maneras suaves y sus caídas de párpados en las últimas escenas y su aire de loco encantador en las primeras.
En ningún momento siento la repulsión que he oído a gente decir que siente por Leopoldo María. Ya lo había visto otras veces, había visto fragmentos de El desencanto y no me repele. Me fascina la dicción entre pija y de fumado que tiene en algunos momentos y me resulta tremendamente lúcido siempre. Lúcido como sólo pueden serlo los locos "tocados por la maldición del cielo". Y el verso es casi suyo. El suyo es "un loco tocado por la maldición del cielo".
El desencanto es todo lo que me habían contado pero había que verlo entero y de corrido.
Sobre ella (ella es Felicidad Blanch) había leído (no en vano Panero escribió y dijo tanto sobre ella: a favor y en contra), pero ahora entiendo la relación amor-odio del hijo genio con la mujer voluble y presumida. Voluble, presumida, cobarde y que lo reconoce. La que empieza diciendo que Leopoldo (padre) murió una tarde como tantas otras en las que habían sido felices y se pasa toda la película lavando trapos sucios. El tipo de mujer (no sólo por "niña bien") con la que yo siempre me he llevado a matar. Yo con ellas y ellas conmigo. Simplemente, yo sé por qué no las soporto a ellas y ellas sólo saben que no me soportan a mí porque no me reconocen como lo que ellas consideran que debe ser una mujer. No soy ni delicada ni presumida ni tonta. Bueno, eso último sólo lo espero. No puedo aspirar ni a donna angelicata ni a personaje femenino de novela de Bryce. Y no es que quiera. Aunque Bryce haya sido mi favorito toda la adolescencia, yo jamás me he identificado con ninguno de sus personajes femeninos y no entendía qué les veían los masculinos. El último agilipollamiento incomprensible que tuve con alguien (y que duró cuatro interminables y estúpidos años) terminó definitivamente al comprender que al individuo en cuestión (al que no podía tener más idealizado) le gustaban las niñas pavitas. Hace ya un año de eso.
No puedo. Lo siento pero no puedo. Los tres hijos, bien. La historia, bien. Lo mejor: mi odio para Felicidad Blanch, que en paz descanse. Donde no puede ser tonta. O sí. Nunca se sabe.
Poema de Leopoldo María y fragmento de la película. No sé si seré capaz de no ver Después de tantos años. Mi padre, que me educó para niña delicada y presumida siempre dirá que no tengo fuerza de voluntad. Y no le falta razón.
A mi madre
(reivindicación de una hermosura)
Escucha en las noches cómo se rasga la seda y cae sin ruido la taza de té al suelo como una magia tú que sólo palabras dulces tienes para los muertos y un manojo de flores llevas en la mano para esperar a la Muerte que cae de su corcel, herida por un caballero que la apresa con sus labios brillantes y llora por las noches pensando que le amabas, y dice sal al jardín y contempla cómo caen las estrellas y hablemos quedamente para que nadie nos escuche ven, escúchame hablemos de nuestros muebles tengo una rosa tatuada en la mejilla y un bastón con empuñadura en forma de pato y dicen que llueve por nosotros y que la nieve es nuestra y ahora que el poema expira te digo como un niño, ven he construido una diadema (sal al jardín y verás cómo la noche nos envuelve)
Leopoldo María Panero
Ella no está especialmente hostiable en este fragmento. Lo puse por él.
Francesco Hayez es el pintor del cuadro mitiquísimo de los que yo siempre digo que son Robin y Marian y que se están dando tremendo beso al pie de una escalera. Uno de esos cuadros donde no sabes si quieres el vestido, el beso o las dos cosas. Y que no me gusta especialmente, por cierto.
Pero también tiene un montón de cuadros más, casi todos de temática mitológica (clásica o judeo-cristiana) y, entre ellos (o no), chicas desnudas. Que ya sabemos que son de los temas recurrentes en el blog. A mi blog le gustan las chicas desnudas, qué le vamos a hacer. Más que a mí, creo. Y los desnudos femeninos son de mis grandes pasiones pictóricas. Los desnudos en general, pero prefiero los femeninos para la pintura y los masculinos para la cama. Rara y heterosexual que soy, pero hay que quererme igual.
Va, pues, batería de chicas eminentemente casi desnudas. Y "El beso", por si alguien no lo tiene en mente.
Las dos últimas están vestidas para causar controversia, claro. Mi absoluta favorita es la segunda. Miradle la expresión.
No es que se haya convertido en mi pintor favorito, pero me gusta más que hace un par de horas.
(Casi) todas más grandes al hacer click. Como siempre.
No puedo escoger un solo texto de Benedetti. Ni quiero. Ni siquiera sabría si escoger verso o prosa. Ni si querría escoger verso o prosa. Mierda.
¿Por qué, por qué, por qué se ha muerto Benedetti? Ahora que ya llevaba tantos días mal que parecía que se iba a poner bien. Ahora que mis Inventarios (aunque sólo tengo el I y el II) ya están aquí, "porque Benedetti está muy malito". Mierda.
Benedetti es una de esas escogidísimas personas que deberían ser inmortales. Mierda. Mierda, mierda, mierda.
En cambio, Dan Brown sigue vivo. Y no pienso citar más, pero saldrían muchísimos. Mierda.
Sé que últimamente lo digo mucho, pero se está acabando el mundo. Mierda.
a Jack London, cuyos personajes eran heroicos e inauditos lo mató la bebida. a Eugene O'Neill, que componía obras oscuras y poéticas, lo dejaba inconsciente.
ahora nuestros modernos dan conferencias en las universidades con traje y corbata, y los jovencitos sobriamente estudiosos y las jovencitas de ojos vidriosos los miran con reverencia. el césped estalla de verdor, los libros resultan muy aburridos y la vida se está muriendo de sed.
Charles Bukowski
Hacía años que ni releía ni leía casi nada a Bukowski cuando estas navidades, Jose me regaló el último poemario que publicó en vida, Poemas de la última noche en la tierra. Fui adolescente lectora de Bukowski, como buena adolescente lectora. Devoradora de Bukowski, incluso. Sigo sin comprender cómo es posible tener todos los cuentos que tiene el bueno de Buk sobre "me emborracho y cargo carne congelada" y que sean tan fascinantes. "La máquina de follar" se cuenta entre mis cuentos favoritos (con gran escándalo de mi progenitor cuando me escuchó recomendárselo a mi tío, hace ya muchos años), pero yo entré a Bukowski por la poesía.
La poesía de Bukowski hace que me caiga inmensamente bien.
Y siempre he desconfiado de la gente que no bebía absolutamente nada.
Ayer me cargué la columna lateral del blog jugando con la plantilla. Ya no hay links amorosamente recopilados a lo largo de los meses, no hay una oveja eléctrica, no hay un murciélago, no hay peces, no hay gato, no hay banners, no hay nada. Los contadores no me traumatizan y son lo más recuperable de todo. La cita de Cortázar (incluso el texto mío de debajo), también lo es.
Misteriosamente, la nube de etiquetas sigue al fondo, debajo de la Ophelia de Waterhouse que ya no está.
También, antes, vi Starship Troopers 2 (como no tiene explicación racional, mejor que no se la busquemos) en el Rock-a-Hula con María, una cerveza en una mano y un whisky en la otra. No hubo versiones de Elvis (seguro que sí cuando nos fuimos) ni bombilla roja, pero sí sangre verde (¡bien!) y bichos feos. Si hay bichos feos, sangre y la película está mal hecha, yo soy inmensamente feliz. No lo puedo evitar. Si hay vampiros o zombies, lo soy más. Y si a la gente le salen las tripas o chorros de sangre (no necesariamente verde), mejor.
En el fondo, la felicidad está en el terror, la serie B y todas esas cosas bonitas. Aunque en casa mutiles tu blog por gilipollas.
El problema es que ni siquiera yo (con lo feliz que me hace) puedo alimentarme única y exclusivamente de terror. No lo entiendo, pero es así. Con lo feliz que sería sin catarsis ni literarias ni de ningún tipo. Claro que puede que terminara por matar a alguien para ver de qué color tiene la sangre.
Repito: la felicidad está en las pelis malas de terror o ciencia ficción con bichos feos (más en las de terror, pero ayer no pudo ser) y el Rock-a-Hula. Sobre todo cuando se pueden hacer las dos cosas a la vez.
¿Por qué la gente ve fútbol habiendo terror? ¿Alguien que me lo sepa explicar?
Nadie te manda cartas ahora Debajo del faro en el atardecer Los labios partidos por el viento Hacia el Este hacen la revolución Un gato duerme entre tus brazos A veces eres inmensamente feliz
Roberto Bolaño
Aunque ahora mismo conviva con una gata, el día que me vaya a un faro, será con un perro. A ser posible, grande. El único perro que tuve en mi vida era un fox terrier, pero siempre me han gustado los perros grandes. Siempre me han gustado los perros.
Además de kilos de té, montañas de libros y algo de comida, tengo que recordar (es cierto) llevar toneladas de cacao. O puedo volver sin labios.
También tengo que tener cuidado con las revoluciones, que soy muy capaz de coger el primer medio de transporte y dejar el faro y el té y (casi todos) los libros (el cacao y el perro me los llevo) e irme a intentar cambiar el mundo. Que sigo sin superar lo de que Filología de Santiago sea la única de las facultades que la montaron (montamos) con la LOU que no la hayan montado este año.
Bolaño siempre tiene razón. Licenciada en Filología Románica se ofrece para cuidar faro. Cada día lo digo más en serio.
No me gustaba especialmente Antonio Vega porque no me gusta especialmente el pop, pero todos nos sabemos, como mínimo "El sitio de mi recreo" y "La chica de ayer". Y el estribillo de "Se dejaba llevar". Como mínimo, he dicho.
No me gustaba especialmente Antonio Vega pero sí me gusta la Movida (y todo lo que pasaba por allí) y la Movida no hubiera sido la misma sin Nacha Pop. Igual que no hubiera sido la misma sin Radio Futura (a los que tengo un aprecio especial por la versión de "Annabel Lee"), sin Alaska (¿por qué Alaska se ha convertido en lo que se ha convertido y sale hablando por la Cope con Federico?), sin Loquillo, sin Los Nikis o sin Los Secretos. Sin Siniestro Total. Y escribe alguien a quien su hermano cambiaba los pañales cantándole "La caca de colores". Mi hermano me lleva casi dieciséis años (el otro me lleva diecisiete) y Siniestro Total era su grupo favorito por aquella época.
No me gustaba especialmente Antonio Vega, pero "La chica de ayer" no merecía caer en las garras de Enrique Iglesias y "El sitio de mi recreo" es una de esas canciones "bonitas" que gustan cuando se tiene el día tonto, la regla (ambas cosas) o una abducción por la invención de Guilhém de Peitieu y sus coleguitas. O sea, esa enajenación mental transitoria que llaman amor. Incluso los tres factores a la vez. Claro que eso es demasiado duro para superarlo sin terapia. Sobre todo si se escucha "El sitio de mi recreo".
La canción no puede ser más moñas. Pero es bonita. Lo moñas a veces es bonito.
Donde nos llevó la imaginación, donde con los ojos cerrados se divisan infinitos campos.
Donde se creó la primera luz junto a la semilla de cielo azul volveré a ese lugar donde nací.
De sol, espiga y deseo son sus manos en mi pelo, de nieve, huracán y abismos, el sitio de mi recreo.
Viento que a su murmullo parece hablar mueve el mundo con gracia, la ves bailar y con él, el escenario de mi hogar.
Mar, bandeja de plata, mar infernal es su temperamento natural, poco o nada cuesta ser uno más.
De sol, espiga y deseo son sus manos en mi pelo, de nieve, huracán y abismos, el sitio de mi recreo.
Silencio, brisa y cordura dan aliento a mi locura, hay nieve, hay fuego, hay deseo, ahí donde me recreo.
Claro que puede que la canción no sea tan moñas y sea culpa mía por asociarla indefectiblemente desde primero a Báilame el agua, una de esas películas que poníamos todos los años en el cine de la residencia. En la escena "chico y chica por fin se lían" suena "El sitio de mi recreo". La película es muy, muy (pero muy) mala y muy bonita. Tiene de todo: nenés que se marchan de casa, se molan pero están media película sin liarse, pasan jaco, se drogan, se prostituyen, escriben poemas, se mueren. Tiene también su dosis de moralina. Pero me gusta mucho. No lo puedo evitar: a veces tengo quince años. Y la primera vez que la vi, tenía dieciocho. Claro que sólo me gusta mucho cuando tengo el día tonto, la regla o esa enajenación mental transitoria que llaman amor. O las tres cosas. Hoy ni se me ocurre volver a ver Báilame el agua. Y sólo he escuchado "El sitio de mi recreo" porque se murió el hombre. Y porque tenía que comprobar si se escuchaba bien antes de ponerla en el blog.
Hoy ha sido el día de la anáfora, en cambio. De la anáfora y la repetición.
Meryone va a cumplir veintiséis años, pero a veces se comporta como si tuviera quince. Meryone en realidad se llama María pero casi todo el mundo la llama o Mery o Meryone. Mery o Meryone con e, no con a. Mary con a era su madre. Maryone, sencillamente no existe.
Meryone es bipolar, ciclotímica y hostiable por momentos, como pone su perfil. También es patosa, tiene el pelo rizado, los ojos azules y unos cuantos kilos de más. La nariz grande pero no aguileña (algo que siempre le ha resultado frustrante) y pecas. Unos cuantos complejos de los cuales ninguno es físico (puede superar lo de la nariz no-aguileña y los ojos azules y no tiene nada en contra de las redondeces femeninas), amor por la literatura e ignorancia supina en temas de Geografía. Algo auténticamente vergonzoso. Le gustan las palabras y bañarse en el mar. Los vampiros y el terror sobre cualquier cosa.
Meryone es de esas mujeres que "no se visten, se tapan" y que raras veces se maquillan. Hace muchos años que no se pone tacones y le hace daño prácticamente todo en los pies. "No se viste, se tapa" o, como dijo una tía suya en cierta ocasión, "no se arregla: se boicotea". A veces se pinta los ojos muy de negro; otras veces se pone pendientes. Hubo un tiempo en que tenía nueve, de los cuales siete eran imperdibles. Llevó durante muchos años una flor pintada en la cara que todo el mundo pensaba que era un tatuaje. No sólo no fue idea original sino que fue una emulatio de una amiga que llevaba una estrella (también hubo quien pensó que eran hermanas, por no se sabe qué extraño mecanismo mental). No se peina. Se desenreda el pelo cuando está mojado, le echa un puñado de espuma y sale a la calle. Lo normal (una vez seco) es una melena leonina, pero que unos días está mejor que otros. Ahora mismo la melena leonina es pelirroja prerrafaelista (o eso fue lo que le pidió a la peluquera, libro de Waterhouse en mano), pero lo normal es que sea de ese castaño del que se quedan los pelos que fueron muy muy rubios.
Meryone tiene un blog en el que es adolescente y que tiene título de primer verso de Poe. También tiene un fotolog, un facebook y un tumblr con título de nínfula de último poema de Poe. Meryone tiene una obsesión un tanto enfermiza con Poe y el terror desde que era pequeña. También le gusta el gore y aplaude y pega saltos en el sofá cuando a alguien se le salen las tripas o echa chorros de sangre y sufre tremendamente cuando matan a la mascota. Le gusta la lucha libre (no se mueve por verla, pero se queda pegada a la tele si por casualidad la descubre) y las hostias con coreografía. Su película favorita es La naranja mecánica. También le gusta el Hollywood clásico (mucho) y el cine mudo. Y la nouvelle vague. Y lo que su dentista llama "cine de cineclub" y el resto de los mortales "cine de autor". El boom de la literatura hispanoamericana, el modernismo brasileiro, el XIX europeo que no sea español (salvo La Regenta y un par de cosas más), las lenguas que derivan del latín y los escritores que te hacen paladear las palabras. Ponerse margaritas en el pelo cuando empiezan a salir por todas partes y los primeros días en que es posible ponerse sandalias. Los cuadros prerrafaelistas y los romans artúricos medievales. Y Munch. Munch es su pintor favorito.
Hay días que Meryone llora por todo; hay días que Meryone parece estar pidiendo a gritos que le den una hostia para que se calle ya; hay días que Meryone aplaude y pega saltos por cualquier tontería. Hay días que no quiere ver a nadie y hay días que le cae bien toda la humanidad. La mayor parte de los días sólo querría ver a algunas personas.
A Meryone le gustan los cantautores, el rock clásico y no tan clásico (con todo lo que puede llegar a abarcar), Sabina (que no es exactamente un cantautor) y Marlene Dietrich. Marlene Dietrich es la única mujer por la que Meryone (que es heterosexual) podría cruzar la calle y cambiar de acera. Claro que está muerta. La mayor parte de los seres que Meryone admira están muertos. No lo busca, sucede. Algunos escritores vivos reverencia. A Bryce antes del Planeta. A Phillip Roth. A Panero (hijo). A Sabato. A Saramago. Y a alguno más. No reverencia grupos sino canciones y, según, películas o directores. O ambas cosas.
También le gusta la cerveza, la ginebra, el whisky y hablar con María de libros en los sillones del Rock-a-Hula. Estar en el Rock-a-Hula en general. Que Lou toque canciones de Elvis o los conciertos de los Megaloves. Los cócteles del Rock-a-Hula. La bombilla roja. Las faldas de vuelo cuando llega el tiempo de las sandalias y las margaritas. Bañarse desnuda. El té. El chocolate muy negro. Acariciar a Folerpa y que ronronee. Tocar la punta de la nariz de la gente como saludo cariñoso. Que le toquen la cabeza (sólo cuando lleva el pelo seco). Las conversaciones donde el grado de estupidez va subiendo. Reírse de cosas como "estoy harta de que me reconquisten: no soy la península". Hacer bibliomancia.
Jose. Jose es el que no es su novio, lleva sin serlo unos trece años y seguirá sin serlo de por vida, pero todo el mundo se empeña en que sí. En que sí lo es, en que sí tiene que serlo, en que algún día lo será. Le gusta estar con Jose y dar vueltas en su coche y berrear canciones horteras. O tirarse en su sofá a no hacer nada pero hablar. O hablar horas con él por teléfono. O loquearlo cada vez que viene a verla.
Meryone se ha enamorado platónicamente (platónicamente de verdad) dos veces y no quiere volver a hacerlo. Una hace ya muchos años de alguien que sigue siendo su amigo y otra hasta hace uno de alguien con quien sigue teniendo más o menos el mismo trato. Salvo esas dos veces (en las que el enamoramiento quedó sin resolver) tiene fobia a las relaciones y los compromisos. No vale para "novia de" y no le desea a nadie ser su pareja. Cree firmemente en el sexo sin amor y está con Borges en lo de esconderse o huir cuando el amor aparece por la puerta. A ser posible, las dos cosas (primero huir y luego esconderse: al revés es complicado).
Hubo un tiempo muy lejano en que Meryone quería escribir. Claro que era adolescente (o pre-adoescente) y el convencimiento de que iba a hacer todo aquello que le diera la gana. El "cuando sea mayor". A los veinticinco también iba a tener carnet de conducir (no lo tiene) y, según a que edad se lo planteara, seguro que niños. Acaba de recorrerla un escalofrío al pensar en lo de los niños.
Ahora Meryone sólo escribe en el blog (en el que, por cierto, escribe poco: suele poner textos de otros) y en algún que otro e-mail. También debería estar escribiendo un TIT sobre el caballero entre dos damas en varios romans artúricos en verso y seguro que su tutor se está planteando seriamente asesinarla si no lo hace. Pero no arranca. Cuando arranque, arrancará de verdad, siempre le pasa. La literatura artúrica es el penúltimo gran descubrimiento (de los grandes entusiasmos) de Meryone. Antes fueron Sobre héroes y tumbas, Bryce Echenique, el siglo XIX, Poe, el terror (en orden inverso). El último fue Phillip Roth. Todas las demás cosas que le gustan a Meryone son prescindibles, incluídas la pintura (que no sea del XIX) y el cine. Todas no: el mar tampoco. El Bryce de El huerto de mi amada para delante, también. Sin terror, sin la novela de Sabato, sin Arturo, sin el señor Roth, sin las manifestaciones culturales del XIX (que no olvidemos que empezó en el XVIII y terminó en el XX), Meryone moriría lenta y lánguidamente de tristeza. De carencias. Meryone también es muy melodramática, como buena amante del XIX.
Años antes de descubrir que le daban un título por leer y cuando todavía consideraba escribir como la única opción posible, Meryone quería estudiar Matemáticas. Las Matemáticas eran lo que más le gustaba en el colegio y la lengua lo que menos. Claro que la vida da vueltas y está licenciada en Filología Románica, una de esas carreras tremendamente minoritarias que nadie conoce. O que nadie recuerda.
Meryone es de izquierdas como buena adolescente y de vez en cuando lo cuenta en el blog. Su DNI pone en alguna parte algo de "nacionalidad española" pero nunca se ha creído mucho lo de tener que pertenecer a una nacionalidad y no tiene demasiado claro que exista la española. Vive en el mundo y, en todo caso, es gallega. Aunque nació en Mallorca por casualidad. Aborrece toda bandera que no sea rojinegra, del arcoiris (paciflori o gay, le resulta indiferente) o con una calavera y unas tibias cruzadas. En todo caso, forzando mucho, a sereia de Castelao que pone "Denantes mortos que escravos". Es hija, hermana, nieta y así hasta Adán de militares, por cierto. No descarta terminar por ser tía, dado como le está sentando Madrid a sus sobrinos. Tiene un hermano que como mínimo tira a la derecha y otro que también es anarquista. Físicamente parece más hermana del primero. En todo lo demás, del segundo. Tanto que hay muchas cosas a las que llegaron por separado. El segundo es responsable de una parte muy importante de sus lecturas y, en menor medida, películas o música pero a veces descubren una obsesión común que no se sabía. Creció pensando que su hermano era comunista. Pataleó cuando se enteró de que conocía a Phillip Roth y (según ella) no le había contado nada. Leyeron a la vez Moby Dick (y seguro que él también gritaba "por allí resopla" sin venir al caso) hace cosa de un año. Los dos por primera vez íntegro, pese a haber leído docenas de veces versiones resumidas. Como todo el mundo. Muerte a los que resumen los clásicos para que los lean los adolescentes. A veces a uno no le gustan cosas que la otra venera y viceversa. Antonioni, por ejemplo. O Borges. Antonioni no le gusta a él, Borges no le gusta a ella.
Como su hermano es biólogo y le lleva los suficientes años para estar haciendo la carrera cuando ella era pequeña y llevarla a buscar insectos, le entusiasman los documentales de después de comer en la 2. Sólo los ve en casa de su padre, pero no sería la primera vez (ni será la última) que baja más tarde a la playa por quedarse a ver terminar el documental. Sus animales favoritos (y es incapaz de establecer prioridades: varia según el día) son murciélagos y tiburones. Nunca ha entendido la necesidad de tener como favorito un animal que se pueda tener como mascota ni la manía de preferir delfines a tiburones. Los delfines son más simpáticos, pero los tiburones son infinitamente más bonitos. Y en eso se basa la elección del animal favorito, ¿no? Si alguien ha elegido animal favorito más allá de los diez años (quien dice diez dice doce o dice ocho) no sé qué criterios habrá seguido, pero a la edad normal, los animales gustan por bonitos.
Meryone tiene media docena de amigos que merecerían el cielo por soportarla si el cielo existiera. Y otros que no la soportan tanto, pero bien les llega. Y colegas derivados de muchos años en una residencia y muchas horas en la cafetería de una facultad y mucha gente con la que ha compartido borracheras durante los tiempos de la residencia y la facultad. Borracheras o conversaciones. También tiene libros y una guitarra que hace mucho tiempo que no toca. Películas y discos tiene menos.
Meryone odia la ciudad en la que creció.
Meryone, en resumen, es adolescente y lleva no se sabe cuánto rato escribiendo tonterías que quien la conoce ya sabe y a quien no, no le interesan demasiado, para actualizar el blog así que ya está bien.
PS. Aclaremos: el enamoramiento no fue de Jose.
PS.2. Ya que estamos, incluso os dejo dos fotos de este año. Una (en la que salgo bien) tirada en la cama, con la cámara del ordenador (que hace fotos maravillosas). Otra con la invitación de boda de Javi. Señalar que poso en la que está en color y no lo hago en la que está en blanco y negro, aunque parezca que es al revés. También debe ser la única foto de mi vida en la que salgo bien. Y la del DNI, que ya tiene unos cuantos, pero salgo con la flor bien pintada, no como la otra, en la que ya no tenía práctica y me la pinté porque estaba en una cena en la que todo el mundo decía que sin flor no era yo.
Y aquí sí se termina mi arrebato adolescente. Por lo menos hasta el mes que viene.
Joder, qué mal salgo en la segunda foto. Qué mal salgo en todas las fotos de ese día.
Arnaut Daniel era grande como él solo y, probablemente, uno de los trovadores occitanos más conocidos fuera de las dos docenas de freaks que nos dedicamos al tema de la romanística o de la docena escasa de los que en su día decidimos aprender occitano. Algunos con más pena que gloria, como yo, pero consta en el curriculum que tengo cursados doce créditos de lengua y catorce de literatura occitanas. Aunque el Universo en pleno haya olvidado la lengua de los primeros trovadores.
Tiene, además, bastante responsabilidad en la Laura de Petrarca (y de miles de niñas y no tan niñas) con su "ieu sui Arnautz, qu'amas l'aura" (yo soy Arnaut, el que acumula el viento) o su "l'aura amara" (el viento amargo). Si la de Dante era "la que hacía felicidad", la de Petrarca (además del tema del laurel) era el viento. Y Petrarca conocía y reverenciaba a Arnaut Daniel. Como la gente de bien.
Esta es la primera sextina (y explicar lo que es una sextina podría ser largo y aburrido) que se conoce y se rumorea que la estructura podría tener algo que ver con la afición del hombre a los dados. Supuestamente yo todo esto lo estudié en segundo en Literatura Románica Medieval y en tercero en la primera Literatura Occitana (la Segunda fue un monográfico de literatura artúrica, aprovechando que el Pisuerga pasaba por Valladolid, que uno de los dos romans escritos en occitano es artúrico -y tremendamente divertido-, que la daba mi señor tutor, que lo es por algo y que, aunque éramos dos matriculadas, solía ir yo sola a clase -o sea, fue una asignatura consagrada a fijar tres cuartas partes de mis conocimientos sobre Arturo y sus amigos-) pero es tarde, tengo una nebulosa y no me apetece bucear en los apuntes. Ni aburrir a nadie. Sobre todo, no quiero aburrir a nadie. Y la composición es lo suficientemente elocuente por sí misma. Se repiten siempre las mismas seis palabras, en una posición determinada (eso es lo que iba a ser largo de explicar y lo que está relacionado con los dados) y son entra, alma, tío, cámara, verga, uña. Delicioso.
I
Lo ferm voler qu'el cor m'intra no'm pot ges becs escoissendre ni ongla de lauzengier qui pert per mal dir s'arma; e pus no l'aus batr'ab ram ni verja, sivals a frau, lai on non aurai oncle, jauzirai joi, en vergier o dins cambra.
II Quan mi sove de la cambra on a mon dan sai que nulhs om non intra -ans me son tug plus que fraire ni oncle- non ai membre no'm fremisca, neis l'ongla, aissi cum fai l'enfas devant la verja: tal paor ai no'l sia prop de l'arma.
III Del cor li fos, non de l'arma, e cossentis m'a celat dins sa cambra, que plus mi nafra'l cor que colp de verja qu'ar lo sieus sers lai ont ilh es non intra: de lieis serai aisi cum carn e ongla e non creirai castic d'amic ni d'oncle.
IV Anc la seror de mon oncle non amei plus ni tan, per aquest'arma, qu'aitan vezis cum es lo detz de l'ongla, s'a lieis plagues, volgr'esser de sa cambra: de me pot far l'amors qu'ins el cor m'intra miels a son vol c'om fortz de frevol verja.
V Pus floric la seca verja ni de n'Adam foron nebot e oncle tan fin'amors cum selha qu'el cor m'intra non cug fos anc en cors no neis en arma: on qu'eu estei, fors en plan o dins cambra, mos cors no's part de lieis tan cum ten l'ongla.
VI Aissi s'empren e s'enongla mos cors en lieis cum l'escors'en la verja, qu'ilh m'es de joi tors e palais e cambra; e non am tan paren, fraire ni oncle, qu'en Paradis n'aura doble joi m'arma, si ja nulhs hom per ben amar lai intra.
VII Arnaut tramet son chantar d'ongl'e d'oncle a Grant Desiei, qui de sa verj'a l'arma, son cledisat qu'apres dins cambra intra.
Arnaut Daniel
Y en español:
I
El firme deseo que en el corazón me entra no me lo pueden arrancar pico ni uña de adulador, que por hablar mal pierde su alma; y como no me atrevo a pegarle con rama ni vara, aunque sea a escondidas, allí donde no tenga tío, gozaré del gozo, en el jardín o en la habitación.
II
Cuando me acuerdo de la habitación en la que sé, para mi mal, que nadie entra y que todos me vigilan más que hermano o tío, entonces, todos los miembros me tiemblan, hasta la uña tal como el niño ante la vara: tanto miedo tengo de no ser suyo de toda alma.
III
¡Con el cuerpo lo sería, no con el alma, si me acogiera en su habitación! Más me hiere el corazón que golpe de vara pues allí donde ella está, su servidor no entra; siempre seré con ella como carne y uña y no creeré consejo de amigo ni de tío.
IV
Nunca, a la hermana de mi tío la amé tanto, ¡por mi alma! Pues tan cerca como está el dedo de la uña, si lo aceptara, querría estar yo de su habitación; de mí puede hacer Amor, que en el corazón me entra, más a su gusto que hombre fuerte con débil vara.
V
Desde que floreció la seca vara y descendieron de Adán sobrinos y tíos, tan fiel amor como el que en el corazón me entra no creo que existiese nunca en cuerpo ni en alma; dondequiera que esté, en plaza o en su habitación, mi corazón no se separa de ella ni la distancia de una uña.
VI
Así une y se aúña mi corazón a ella como la corteza en la vara; pues ella me es torre de gozo y palacio y habitación y no amo otro tanto a hermano, pariente ni tío: en el paraíso tendrá doble gozo mi alma si por amar hay quien allí entra.
VII
Arnaldo envía su canción de uña y de tío con permiso de aquella que tiene de su vara el alma, a su Deseado, cuyo mérito en la habitación entra.
Arnaut Daniel
Bueno, en esta traducción cambia verga por vara (el alma de su verga es infinitamente mas... evocador) y mantenemos la mala costumbre de usar habitación en lugar de cámara. Habitación es profundamente prosaico. Usemos cámara o alcoba, según proceda. La anacronía al poder.
(Sirva a modo de disculpa por el momento freak que hacía mucho tiempo que no hacía una actualización "totalmente romanística")
Ayer, al poner la Venus Verticordia, caí en que me faltaba la Lilith de Rossetti. Si tuviera que escoger un cuadro de Rossetti, sería o Lilith o Proserpina según tuviera el día. Claro que también está Blancaflor y, si nos ponemos, todas las demás.
Hoy sería un día perfecto para hacer un monográfico sobre Lilith en la pintura si no fuera por algo tan simple como que, al menos en internet, sólo he encontrado dos. La maravillosísima de Collier que hizo que cerraran mi primer fotolog y la de Rossetti. Tiene lógica y no la tiene. Tiene lógica porque hasta hace cuatro días la figura de Lilith estaba todo menos bien vista. Y no me sale la vena feminista (y rima) porque no la tengo, que si no, sería el momento para dejarla asomar. La cuestión es que ni los prerrafaelistas y amigos (sí, claro que sí, Collier y Rossetti) pintaron a Lilith. ¿Cuántas Ophelias hay, por dios? Y líbreme el cielo de lamentar la proliferación de Ophelias prerrafaelistas. Pero ¿sólo dos Liliths? ¿Sólo dos? Lilith. Que no hablamos de la tonta de Eva, que hablamos de Lilith. Podemos aceptar "El pecado" de Franz von Stuck. Tengo dos versiones. Vale, ya van cuatro. Y tres son repetidas.
(¿Por qué?)
Esta es una de las cuestiones a enmendar cuando inventen de una puta vez la máquina del tiempo. Llegar al siglo XIX y convencer a todos los pintores para que pinten Liliths. ¡Malditos!
También es una invocación para todos aquellos que conozcáis más. Por favor. Contadme que hay más Liliths. Por piedad.
Y como alguien se ponga purista y diga que la de Franz von Stuck no es pelirroja, le muerdo.
De arriba abajo: Collier, Rossetti y las dos versiones de "El pecado" de Franz von Stuck. Quiero más. Estoy frustrada.
Como siempre, más grande al hacer click.
jueves, 7 de mayo de 2009
Hubo un tiempo ya bastante lejano en que creía en el dios de los cristianos. Nunca he creído en ningún otro y hace mucho que no creo en ninguno. Pese a ello, la mitología judeo-cristiana me parece fascinante y es harto probable que haya terminado pensando tan a la izquierda por lo mucho que me creí en su momento lo de amar al prójimo como a tí mismo, etc. Lo de leer a Marx y la Biblia a la vez, como una adolescente normal.
Siempre me gustó más el Antiguo Testamento (tiene más de novela de aventuras) que el Nuevo. Y eso que el Nuevo tiene cosas estupendas y maravillosamente de izquierdas, como decía antes. Tuve un profesor de Religión (ah, lo olvidaba, además de hija de militar de derechas, estudié en colegio privado, de curas) que decía que el bueno de Jesucristo era quasi feminista por lo de tratar bien a la Magdalena. Era el mismo profesor que, cuando llegábamos a una parte del libro donde dijera tonterías del tipo de "Dios te ama, tienes que amar a Dios" decía "bah, esto es propaganda política" y pasaba a la página siguiente. Es también capellán del equipo local, que supongo que andará por 2ªB, pero es un detalle simpático. Pese a que lo de la Magdalena sea un poco exagerado.
También me gustan los poemas que hablan de la búsqueda de dios. Es un tipo de poema existencial como otro cualquiera. César, ese profesor de Religión, además de hablarnos de Historia, fue el primero que me habló de Sartre y de Camus. Leí La peste porque me la recomendó él. Realmente, es uno de los mejores profesores que haya tenido en la vida.
Además, me gusta la hagiografía. Puede que el componente gore de los martirios tenga algo que ver. Bueno, no puede, lo tiene. Eso y el toque naïf, sólo superado porque la tonta de Virginia se ahogue por no sacarse el vestido (Pablo y Virginia me traumatiza profundamente) de muchos mártires. María Goretti dejándose matar para impedir que la violen porque el sexo es pecado. Hace cuatro días, como quien dice. Me fascina.
Y me caen bien los jesuitas, qué le vamos a hacer. María dice (o decía) que empecé a caerle bien de verdad cuando yo andaba por primero y ella por tercero y me lamenté por la cantidad de genes desperdiciados por el voto de castidad de los jesuitas. El voto es de todos, pero a mí me preocupan los jesuitas. Los jesuitas son cultos e inteligentes por definición.
Los jesuitas y la Teología de la Liberación, claro. Sólo les falta dar un paso más y volverse ateos. Pero nadie es perfecto.
Es por eso que siempre me resultó tremendamente emocionante esta canción:
Donde cayo Camilo nacio una cruz, pero no de madera sino de luz. Lo mataron cuando iba por su fusil, Camilo Torres muere para vivir.
Cuentan que tras la bala se oyo una voz, era Dios que gritaba: Revolucion!
Revisar la sotana mi general, que en la guerrilla cabe un sacristan. Lo clavaron con balas en una cruz, lo llamaron bandido como a Jesus.
Y cuando ellos bajaron por su fusil, se encontraron que el pueblo tiene cien mil cien mil Camilos prontos a combatir, Camilo Torres muere para vivir.
La letra es de Daniel Viglietti. Canta Víctor Jara.
Mi canción favorita de Víctor Jara, ya que estamos, no es "Te Recuerdo Amanda" (y "Te Recuerdo Amanda" lleva siendo de mis canciones favoritas desde que tengo recuerdos) ni "Abre tu ventana", que nadie me convence de que no la cantaba para mí, sino la "Plegaria a un labrador". Claro. Victor Jara tuvo más culpa que nadie de que yo acabara pensando a la izquierda, aunque hubiera pasado por el seminario. Tanto que (creo que esta historia ya la he contado), de pequeñita pensaba que el Juan sin Tierra que cantaba él era el hermano malo de Ricardo Corazón de León y que es cierto que la historia la cuentan los vencedores y que puede que en realidad no fuera tan malo. Alguna campana de que las películas de Hollywood y las cosas que cantaba Víctor Jara no tenían nada que ver había escuchado yo. Y sabía que lo habían matado (a Víctor Jara, no a Juan Sin Tierra) por cuestiones políticas, así que no era tan descabellado pensar que estaba del lado de los que perdían. Porque los que matan siempre son los que ganan. Ahí aprendí, también, que siempre ganan los malos. Si matan a Víctor Jara, tienen que ser malos. Mucho. Pocas cosas he llorado tanto como la muerte de Víctor Jara. Y eso que yo nací diez años después.
Dicen que Fanny Cornforth, la modelo "carnal" de Rossetti también posó para el cuadro, aunque la modelo principal fuera otra. ¿Soy yo, o también tiene algo de Lizzie? Especialmente la segunda. Lizzie estaba muerta, pero también lo estaba (obviamente) en la Beata Beatrix.
El cuadro es maravilloso, de cualquier forma.
PS. Como siempre, la imagen es mucho más grande al pinchar encima.
Nunca está de mal releer el Prefacio a El retrato de Dorian Gray.
Ayer decía que prefiero que las canciones hablen de política a que hablen de amor. Pues opino que la literatura puede y debe hablar de lo que quiera. Pero que hable bien, por favor. No creo que el arte tenga que ser inútil, pero sí que mucho de lo que es útil no es arte. Y no pasa nada. Ni porque el arte sea inútil ni porque lo útil no sea artístico. Ni siquiera se puede leer, escuchar o contemplar sólo lo sublime. O yo no puedo. Demasiadas cosas inenarrablemente bellas juntas me provocan síndrome de Stendhal. Y a mí las catarsis no siempre me sientan bien.
Oscar Wilde, en cambio, siempre me ha sentado de puta madre. Desde que, antes de saber leer, mi madre me contaba, antes de dormir, variantes de "El fantasma de Canterville", lo único que escribió el bueno del hombre que no me hace demasiada gracia porque en el libro la historia es siempre la misma y en la de mi madre había, como mínimo, una putada distinta de los gemelos cada noche que tocaba. Me contó mi hermano que lo mismo le pasaba a él no sólo con el fantasma que robaba pinturas, sino también con La mujer pantera de Jacques Tourneur, una historia que agradezco inmensamente que no me contara a mí porque es una de las películas que más me gustaron de pequeña y que hace que, simplemente por hacérmela recuperar, Manuel Puig me caiga simpático. Claro que Molinita también la cuenta mejor que Jacques Tourneur. Como mi madre.
Nunca está de mal, decía al principio, releer el Prefacio de Dorian Gray:
El artista es creador de belleza.
Revelar el arte y ocultar al artista es la meta del arte.
El crítico es quien puede traducir de manera distinta o con nuevos materiales su impresión de la belleza. La forma más elevada de la crítica, y también la más rastrera, es una modalidad de autobiografía.
Quienes descubren significados ruines en cosas hermosas están corrompidos sin ser elegantes, lo que es un defecto. Quienes encuentran significados bellos en cosas hermosas son espíritus cultivados. Para ellos hay esperanza.
Son los elegidos, y en su caso las cosas hermosas sólo significan belleza.
No existen libros morales o inmorales.
Los libros están bien o mal escritos. Eso es todo.
La aversión del siglo por el realismo es la rabia de Calibán al verse la cara en el espejo.
La aversión del siglo por el romanticismo es la rabia de Calibán al no verse la cara en un espejo.
La vida moral del hombre forma parte de los temas del artista, pero la moralidad del arte consiste en hacer un uso perfecto de un medio imperfecto. Ningún artista desea probar nada. Incluso las cosas que son verdad se pueden probar.
El artista no tiene preferencias morales. Una preferencia moral en un artista es un imperdonable amaneramiento de estilo.
Ningún artista es morboso. El artista está capacitado para expresarlo todo.
Pensamiento y lenguaje son, para el artista, instrumentos de su arte.
El vicio y la virtud son materiales del artista. Desde el punto de vista de la forma, el modelo de todas las artes es el arte del músico. Desde el punto de vista del sentimiento, el modelo es el talento del actor.
Todo arte es a la vez superficie y símbolo.
Quienes van más alla de la superficie, se exponen a las consecuencias.
Quienes penetran en el símbolo se exponen a las consecuencias.
Lo que en realidad refleja el arte es al espectador y no la vida.
La diversidad de opiniones sobre una obra de arte muestra que esa obra es nueva, compleja y que está viva. Cuando los críticos disienten, el artista está de acuerdo consigo mismo.
A un hombre le podemos perdonar que haga algo útil siempre que no lo admire. La única excusa para hacer una cosa inútil es admirarla infinitamente.
Abril en Managua era de los discos favoritos de mi madre y esta es la primera (de las ochocientas mil que debe haber) versión del "O que será" que escuché en mi vida. También es la que más me gusta, entre otras cosas porque, si me dan a escoger, prefiero que las canciones hablen de política a que hablen de amor. Como la gente de bien, ¿no?
La mitad de las imágenes (como siempre que alguien monta un video a base de imágenes en youtube) a mí me sobran. Y no son precisamente las de banderas rojinegras (aunque no sean rojinegras de las mías) ni la (A) con palitos, sino los corazones, nenúfares y horteradas por el estilo. Siempre podéis leer otro blog mientras la dejáis sonar en esta ventana.
O que será que será Que dá dentro da gente que não devia Que desacata a gente que é revelia Que é feito aguardente que não sacia Que é feito estar doente de uma folia Que nem dez mandamentos vão conciliar Nem todos os unguentos vão aliviar Nem todos os quebrantos toda alquimia Que nem todos os santos será que será O que não tem remédio, nem nunca terá O que não tem medida, nem nunca terá O que não tem receita Que vive nas idéias desses amantes Que cantam os poetas mais delirantes Que juram os profetas embriagados Que está na romaria dos mutilados Que está na fantasia dos infelizes Que está no dia-a-dia das meretrizes No plano dos bandidos, dos desvalidos Em todos os sentidos, será que será O que não tem decéncia, nem nunca terá O que não tem censura, nem nunca terá O que não faz sentido O que será que será Que todos os avisos não vão evitar Porque todos os risos vão desafiar Porque todos os sinos irão repicar Porque todos os hinos irão consagrar E todos os meninos vão desembestar E todos os destinos irão se encontrar E o mesmo Padre Eterno que nunca foi lá Olhando aquele inferno, vai abençoar O que não tem governo, nem nunca terá O que não tem vergonha nem nunca terá O que não tem juízo Será
Sin darnos cuenta, sin que nadie nos lo robe ni nos espere. Abril, en el fondo, es un mes cojonudo. La primera novela de Bryce que leí, hace ya diez años (era abril y yo tenía quince) fue No me esperen en abril, sacada de la biblioteca de Ferrol, esa biblioteca donde tenías que sacar los libros media hora antes de cerrar y a mí se me habían pasado cinco minutos. Puse mi mejor cara de adolescente-lectora-que-estaba-demasiado-enganchada-a-su-libro-para-percatarse-de-la-hora pero no coló, así que tuve que volver al día siguiente a por él. Abril es el mes en que descubrí al que fue tantísimos años mi escritor favorito. Años después (y no lo recuerdo, pero no tiene por qué no haber sido en abril) me compré la novela que había sacado de la biblioteca. La presté y no volvió. Se la presté a la chica que preparaba latín conmigo en verano. Éramos tres y no recuerdo su nombre. Al chico le había prestado mi Antología de poesía española contemporánea (del 80 al 2000; era 2002) y, el último día (se marchaba de vuelta a Madrid aquel día por la tarde), como se la había olvidado, me compró Otoños y otras luces, de Ángel González, al que no conocía y que ahora me encanta. Mar (se llamaba Mar, acabo de recordarlo), dijo que ya me devolvería el de Bryce, pero esas cosas pasan y estoy tan harta de perder libros que ya lo tengo casi asimilado.
Algún día (ahora que, con Panero, he empezado la mala costumbre de re-comprar libros perdidos), volveré a comprar No me esperen en Abril, la oda a la amistad y los recuerdos de Bryce y la historia de los que, en los primeros libros de cuentos eran Manolo y Cecilia (con sus pecas y su nariz respingada) en el Country Club y aquí ya son Manongo Sterne Tovar y de Teresa y Tere Mancini (monísima y con pecas y nariz respingada también, claro). No recuerdo cómo se llamaba el colegio (¡mierda!) pero sé que lo recordé esta tarde. Y el profesor devoto de Marlene (¿cómo no ser devoto de Marlene?) y a aquel otro (Teddy Boy, ¿no? ¿como el que se hostia con Álex y sus drugos en La naranja mecánica) que decía "caguen monedas, niños ricos" y devoraba chocolate suizo. Y el amigo que se parece a Tyrone Power y este personaje que se repite siempre que sale el Country Club y que se tira a la piscina para impresionar a la enamorada de turno de fulanito (creo que aquí era la gringa Peggy, pero no estoy segura). Y lo de menos es que Manongo esté con Tere (aunque él sea adolescente y ella tenga pecas y la nariz respingada -y lo repito porque Bryce no para de repetirlo- y el pelo corto) porque lo fundamental es que el tiempo pasa y todos crecen y llega un momento en que, como siempre, la vida es una mierda y parece que lo es más para los personajes de Bryce. Y no hablo de cuando, justo antes del baile de graduación al que hay que ir con la muchacha más maravillosa de tu vida, Tere se lía con un tipo mayor de edad "con un carro también mayor de edad" (y que debe ser el único no-alfa-romeo de toda la narrativa de Bryce y que, si no recuerdo mal, es un deportivo), sino de lo de crecer y que el mundo espere que hayas crecido. Y, como todos los lectores de Bryce (o todos los que fuimos lectores compulsivos de Bryce) sabemos, antes de plagiar a los demás, Bryce se plagiaba a sí mismo, así que además de repetir personajes (y de contar cosas que luego descubres en las memorias que son su puta vida), también repite hasta la saciedad las hostias que da la vida cuando uno no es ya adolescente. Como si la adolescencia no las diera.
Bryce llegó un abril de hace diez años. Abril no puede ser el mes más cruel. Me la sopla que lo diga Elliot y que lo dijera (sí, Bryce llegó antes que La tierra baldía, claro que sí) la cita de Elliot entre las citas de antes de la novela. Las citas de Bryce son la hostia.
Además y todavía.
PS. Este abril ha sido un buen mes. No por nada concreto (no sucedió nada por lo que específicamente pueda decir "el abril de 2009 fue un mes cojonudo"), pero lo fue. Llevaba demasiado tiempo mustia y medio deprimida y ahora ya no lo estoy. Vuelvo a leer y a ver películas (a hacerlo de verdad) y no tengo que fingir que las cosas me emocionan, sino que me emocionan realmente. Además, volví a comprarme a Panero (eso ya lo dije más arriba), tomé muchas cervezas y algunos whiskeys bajo la bombilla roja del Rock-a-Hula (con y sin María), hablé mucho con Jose (y vino a que lo arrastrara a comprar claveles rojos el día 25), pasé mucho tiempo en la guarida hablando de literatura del XIX (y de toda la demás) con mis vampiros. Además, interneteo, tomo té cuando no estoy demasiado insomne, como chocolate cada vez más negro y he retomado el viejo vicio del terror. Ese tipo de pequeños placeres (como los whiskeys bajo la bombilla roja hablando de frikadas literarias varias) que, sumados, hacen que un mes resulte bien. Además, se supone que mi TIT está en marcha. Eso también es importante.
PS (otro). Como mi edición lleva perdida desde agosto de 2002, casi que no puedo poner cita. Lo siento.
Me niego a hacer sonetos. Su estructura -dos anchos ataúdes de cuartetos y otros dos más delgados de tercetos- los muestra adustos, serios de figura.
O semejan barrotes de una dura prisión de endecasílabos sujetos por rimas consonantes; obsoletos modelos del rigor. ¿Poesía pura?
Mayormente son versos preparados a medida del molde y presentados con un burdo remedo de la música.
Abjuro de sonetos donde sobra o falta espacio para expresar la obra en su justa extensión, la exacta, la única.
José María Fonollosa
Tengo debilidad por este tipo de sonetos. Desde Quevedo, tengo debilidad por los sonetos en general. Y digo desde Quevedo porque Petrarca, Dante y sus amigos llegaron después. Incluso Garcilaso llegó después. O Quevedo llegó antes. La cuestión es que le tengo cariño a lo de los dos cuartetos y dos tercetos. Yo, que aborrezco la métrica y contar sílabas casi tanto como la morfología y segmentar (falsamente) palabras.
Y en lugar de leer poesía en internet, debería irme a dormir.
De Brassens aprendí la minuciosa manera de rimar lo nunca oído, de Gardel el insomnio del olvido, de Dylan la insolencia caprichosa. De Lou Reed la amanita venenosa, de Paco Ibáñez el jardín florido, de Krahe la ecuación del bien nacido, de Luis Eduardo el mar color de rosa. De Modugno Sanremos veniales, de Juan Luis Guerra la oración del huerto, de Chavela rencores vaginales. De Camarón el grito en el desierto, de Chabuca jazmines coloniales, de Serrat a cantar después de muerto.
II]
De Cohen la pasión de los profetas, de Waits el bastardo crucigrama, de Charly el aristócrata en pijama, de Louis Armstrong burdeles y trompetas. De los Stones zarcillos y braguetas, de Yupanqui milonga y pachamama, de Milanés la conga de la fama, de Chico Buarque esdrújulas con tetas. De Rubén Blades el diente de oro, de Chicho el desparpajo frente al toro, de Silvio la prosodia incandescente. De Edith Piaf el indulto y la condena, de Billie Holiday el alma en pena, de José Alfredo el credo de la gente.
Joaquín Sabina
Además de haber sido proyecto de romanista, de haber compuesto muchas de las canciones que más me gustan en el mundo y haber formulado por mí un montón de cosas que yo no sabía, mucho antes de que se me ocurriera que quería formularlas, Sabina tiene sonetos que me gustan mucho. Y la capacidad (repito) de ser ripioso pero bien. Algo que no tiene nada de fácil, supongo.
Sabina suena ahora mismo. Sabina es, por temporadas, mi banda sonora, claro. Siempre hay una canción de Sabina (para eso escribió tantas, el cabrón) para el momento. A no ser que seas de la otra sección de la población, claro. Los que odian a Sabina tan incondicionalmente como lo amamos otros.
Y no es que últimamente no esté haciendo mierda, que hasta dicen que grabó con Raphael. Pero todavía no ha llegado al punto al que sí llego Woody y yo todavía le perdono hasta cosas así.
Os dejo también "Whisky sin soda". Porque hasta en lo de las Majas de Goya estoy de acuerdo. De cuando tenía voz y esas cosas... (y lo de "Sabina está acabado, ya no tiene voz" hace por lo menos diez años que lo dicen)
Sólo cumplo años los años bisiestos que acaban en dos Gasto más que gano, vivo con lo puesto menos un botón, No tengo costumbre de guardar la ropa si voy a nadar, Nunca le hago ascos a la última copa ni al próximo bar, Vendí por amores y no por dinero mi alma a Belcebú Y de las dos majas de Goya prefiero la misma que tú. ¿Qué voy a hacerle yo, si me gusta el güisqui sin soda, el sexo sin boda, las penas con pan? ¿Qué voy a hacerle yo, si el amor me gusta sin celos, la muerte sin duelo, Eva con Adán? Opino con sade que al deseo los frenos le sientan fatal, Nunca entiendo el móvil del crimen, a menos que sea pasional; Si estrené algún himen, si rompí algún plato en mi mocedad, Hoy, ta retirado, sólo robo y mato por necesidad. Siempre que la muerte viene tras mi pista me escapo por pies, Hay que estar al loro si eres trapecista y saltas sin red. ¿Qué voy a hacerle yo, si me gusta el güisqui sin soda, el sexo sin boda, las penas con pan? ¿Qué voy a hacerle yo, si el amor me gusta sin celos, la muerte sin duelo, Eva con Adán?