EL OLVIDO
No es tu final como una copa vana
que hay que apurar. Arroja el casco, y muere.
Por eso lentamente levantas en tu mano
un brillo o su mención, y arden tus dedos,
como una nieve súbita.
Está y no estuvo, pero estuvo y calla.
El frío quema y en tus ojos nace
su memoria. Recordar es obsceno,
peor: es triste. Olvidar es morir.
Con dignidad murió. Su sombra cruza.
Vicente Aleixandre
Ayer me compré un libro de Aleixandre. Por dos duros, en El Trasgo, una de mis librerías de viejo favoritas porque el dueño sabe lo que te está vendiendo. Y porque no oculta si le gusta o no lo que te llevas. Porque le gusta que busque poesía bilingüe y que vaya a última hora. En mi próxima vida quiero ser librero de viejo. Pero de los de verdad.
El texto sigue recordándome que el olvido no es tan fácil. Que no existe, como decía Cristina Peri Rossi. Que todo son reminiscencias. Soledades concurridas y con rostros de vós, como la de Benedetti.
Así que, aunque se acabó, no olvido.
Porca miseria!
Por lo demás, quiero ir a casa, conocer a mi gata que llega hoy y leer mis libros nuevos. Y otros que no son tan nuevos.
Y la mañana no termina.
AINDA ESTOU AQUI (2024, de Walter Salles)
Hace 5 semanas
1 never more:
Siempre me ha impresionado la elegancia clásica de algunos versos de Aleixandre. Se me antoja a veces un Dante en la nueva ciudad del paraíso.
Por ejemplo, cuando dice con pasmoso laconismo: "Con dignidad murió. Su sombra cruza." ¿No recuerda aquel verso del Infierno... "ma guarda e passa".
Aleixandre fue el poeta de mis 18 años, y Cernuda. Y Lorca, claro, cuyo espíritu ronda cerca de nuestras casas.
Besos.
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